Jorge García (Avilés, 21-10-72) es el director de competición de la Federación Española de Triatlón (Fetri) y una de las piezas básicas del Campeonato de España de Duatlón que se celebra este fin de semana en Avilés. Conoció el triatlón como voluntario en una prueba celebrada en Avilés en 1991. En el 2003 le ofrecieron llevar el proyecto del Comité Nacional de Jueces y Oficiales, y empezó también a colaborar con el Departamento de Competiciones en los grandes proyectos internacionales. Posteriormente, en 2013, asumió la Dirección de Competiciones de la Fetri. Ha sido oficial técnico en cuatro ocasiones en los Juegos Olímpicos de Atenas, Pekín, Londres y Río y este año trabajará en los de Tokio como delegado técnico, que es la mayor categoría posible, desarrollando, planificando y arbitrando todas las competiciones.
–¿Qué supone para Avilés y Asturias la celebración de este campeonato de España?
–Supone ver un poco de luz en la situación de crisis sanitaria que estamos pasando. El deporte ha sido uno de los grandes perjudicados por la pandemia y podría convertirse en una parte importante de la solución para ir recuperando poco a poco la normalidad. Además, este campeonato supone demostrar que el deporte seguro es factible.
–¿Costó adaptarse a las restricciones?
–Somos la punta de lanza a nivel internacional y conseguimos implantar una serie de novedades que nos permiten encajar la competición para cumplir con todas las normativas de la situación sanitaria vigente. Los deportes tienen que ir recuperando la normalidad y hay que conseguir mantener el equilibrio para que se puedan realizar respetando siempre todos los protocolos de seguridad.
–El campeonato de España tiene mucha repercusión.
–Cualquier evento deportivo que sea capaz de mover las cifras que tenemos de participación tiene una gran trascendencia. En este caso, el campeonato dejará más de 350.000 euros en la comarca. Eso con todas las restricciones que están ahora vigentes. Es un balón de oxígeno para muchos sectores, no solo para el deportivo.
–¿Será una competición atípica?
–Las restricciones nos obligan a adaptarnos a esas circunstancias. Tenemos que cambiar los recorridos y hacer la competición en formato individual, en la modalidad de contrarreloj. Será diferente y extraña para el espectador, pero lo importante es que se pueda celebrar.
–¿Lo acusarán los deportistas?
–Les cuesta asimilarlo. Lo mejor sería hacerlo con el formato habitual, pero si no se puede hay que adaptarse para poder competir y no perder todo lo que conlleva el deporte. Se basa en competir y hay que poner los medios para activarlo.
–¿Fue difícil planificarla?
–Hay que tener una visión rápida para diseñarlo técnicamente y un espacio donde encajarlo. Hubo que aislar la sede y el evento y luego darle forma generando un protocolo de seguridad.
–¿Cómo es una competición sin público?
–Será muy extraña, pero es lo que tenemos ahora. Tratamos de aislar lo más que se pueda el recorrido, en torno a los 20.000 metros cuadrados, en la zona del Niemeyer y la dársena. Es compleja la planificación previa, pero no ponerla en marcha porque las medidas de seguridad son más fáciles de ejecutar en un espacio grande y sin público.
–Usted estará en los Juegos Olímpicos de Tokio como delegado técnico. ¿Qué supone?
–Es el premio a toda una carrera. Ser delegado técnico de un deporte –en este caso triatlón– en unos Juegos Olímpicos es como para un deportista ganar la medalla de oro. Para mí es un orgullo y, sobre todo, una gran responsabilidad. Serán unos Juegos diferentes, pero servirán para dar un impulso y serán la luz al final del túnel para volver a la normalidad.
