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Crónica, vestuarios y opinión de la derrota del Liberbank Oviedo Baloncesto en Palma (80-77): Un despiste muy caro

El equipo asturiano se viene abajo en el tramo final de un duelo que llegó a ganar por 19 puntos y ve reducida su ventaja en los puestos de play-off

El jugador del Oviedo Baloncesto Oluyitan, con el balón, trata de irse de Diego Rivas, del Palmer Palma Bahía San Agustín

Palmer Palma, 80-Liberbank Oviedo, 77

Cuartos: 14-25; 14-14; 22-24; 30-14

Árbitros: Francisco José Zafra, Antonio Manuel Zamora y Eduar Colomer. Sin exclusiones.

Polideportivo de Son Moix: Unos 300 espectadore.

Al Liberbank Oviedo se le puso ayer en Palma de Mallorca una cara similar a la que se le quedó cuando en La Coruña perdió una renta de siete puntos a falta de menos de un minuto para el final. Si lo de entonces fue un bloqueo inexplicable, lo de ayer consistió más en una combinación del despiste del conjunto asturiano con un acierto descomunal del mallorquín. La caraja de los de Lezkano fue evidente y provocó que les remontaran once puntos en los últimos cinco minutos, que desperdiciaran un renta que en el tercer cuarto llegó a ser de diecinueve y, sobre todo, que perdieran el control de un duelo que habían llevado por el camino que más les interesaba durante casi 35 minutos.

Y, aclarado que el OCB fue el principal responsable de dejar escapar un partido que tenía encarrilado, también es justo decir que, una vez más, sufrió una de esas decisiones arbitrales inexplicables en un momento decisivo. El duelo estaba empatado a 77 puntos a falta de once segundos para acabar, con solo seis de posesión para el Palma. En ese momento, Harrell amagó con irse a canasta pero acabó doblando el balón a Kullamae, que estaba defendido por Speight. El escolta estonio cogió el balón con dos segundos en el reloj de posesión y, como se puede ver en la repetición, el lanzamiento y la supuesta falta que el base del Oviedo Baloncesto le hace se producen más de un segundo después de que se le acabe el tiempo. Pero lo peor es observar la imagen y darse cuenta de que la sola idea de que Speight cometiera falta sobre Kullamae en esa jugada supone un ejercicio de imaginación al alcance exclusivamente de los siempre creativos e impredecibles colegiados de la LEB Oro. A continuación, Brown aún tuvo un triple para empatar que marró.

Pero nada hacía esperar que el final fuera a ser de esta naturaleza, con un marcador apretado y con el Palma en disposición de llevarse la victoria, visto lo visto durante el resto del encuentro. Salió el OCB como en las grandes ocasiones y aunque al Palmer Palma se le notaba que de ninguna manera se iba a dejar sobrepasar como en el partido de ida (ganaron los azules en Pumarín por 105-67), tampoco se le veía capaz de frenar a un Oviedo Baloncesto muy atento en defensa y, como siempre, muy poderoso cuando Norelia entraba en ebullición. Un triple de Oluyitan redondeaba un gran primer cuarto del equipo ovetense (14-25). En el segundo, el acierto en ataque no llegó, pero el OCB mantuvo el buen tono defensivo y no dejó que Palma estuviera cómodo en la pista. Al descanso se mantuvo la renta de once puntos a favor de los asturianos (28-39).

Y parecía que el tercer cuarto iba a ser el del despegue definitivo para ganar el partido y dejar prácticamente asegurada la clasificación para el play-off de ascenso a la ACB. Nadie en Palma fue capaz de frenar a un descomunal Norelia, que a 6:30 de acabar el cuarto puso 19 puntos arriba a los suyos (30-49). Remaba Palma para no irse del partido y Oviedo trataba de finiquitarlo, dejando el trabajo medio hecho para el último parcial (50-63).

Y en esas rentas se mantuvo el encuentro hasta que al Oviedo se le cerró la persiana e incidió en uno de los errores que sí había cometido durante el partido, el exceso de pérdidas de balón por malas decisiones en ataque, con un Speight que no está atravesando su mejor momento. A eso se le unió que Palma tiene mucho talento y que Kullamae empezó a anotar compulsivamente. La moneda les cayó cruz y ahora el OCB tiene dos duelos seguidos en Pumarín para intentar dejar la clasificación para el play-off asegurada y para quitarse este mal sabor de boca.

Lezkano: “La falta final me ha parecido fuera de tiempo”

Natxo Lezkano, entrenador del Oviedo Baloncesto, lamentó el último cuarto de su equipo ante Palma, que echó por tierra el buen trabajo anterior. “Hemos entrado muy bien, concentrados y haciendo las cosas que habíamos preparado, no dejando que corrieran ni que Kullamae y Harrell entraran en partido. La dinámica se ha mantenido de entrada en la segunda parte, pero en el último cuarto nos hemos descompuesto, con una sucesión de errores, y ellos han entrado en partido de lleno. Hemos pasado de tener el partido controlado a perderlo en un final polémico”. Sobre la jugada final, los tres tiros que le otorgan a Kullamae, Lezkano dice que “el árbitro está cerca y la ve mejor, entiendo que es falta, pero me ha parecido fuera de tiempo. Aquí no tenemos ‘instant replay’, pero no es lo mismo atacar para ganar que te piten eso, es una jugada de partido”.

La opinión de Francisco García: Lecciones de dinámica de Newton. El OCB dilapida una suculenta ventaja y cae en un nefasto último minuto

El Oviedo Baloncesto dilapidó en el último suspiro en Palma de Mallorca y ante un muy buen equipo que se le parece una renta de 19 puntos que había amasado durante los tres primeros cuartos con baloncesto de alta escuela. Los locales se llevaron una victoria por tres puntos (80-77) que a punto estuvo de conjurar y mandar a la prórroga Brown con un triple sobre la bocina que escupió el aro. Malas decisiones tanto en defensa como en ataque en los dos últimos minutos evitaron el regreso a Asturias con un triunfo valiosísimo y merecido de no mediar ese final nefasto en el que se puso de manifiesto la máxima que dicta que perder balones es la antesala de perder partidos. De una brava contienda de cuarenta minutos a la que le sobraron los dos últimos hay que extraer enseñanzas y apuntar evidencias. Lo sustancial es que el equipo funcionó en base a la mecánica newtoniana, de tal forma que basando su fortaleza en una defensa compacta que lee con anticipación las líneas de pase del contrario es capaz de armar con rapidez de vértigo un ataque en movimiento rectilíneo acelerado, o sea, a la carrera. Y cuando no se pudo correr, se optó por un movimiento circular uniforme, rompiendo la defensa rival desde el perímetro, a base de triples. El escenario dibujado por Lezkano en la pizarra resultó inamovible para los intereses asturianos durante las tres cuartas partes del partido. Pero el decorado se vino abajo en el epílogo, lamentablemente.

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