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El anhelo de infancia del gijonés Víctor Vallina: Bandera a cuadros para ir de su turno de Arcelor al Jarama y Jerez

El piloto, aficionado a las motos desde pequeño, correrá en los mejores circuitos en la Copa de España de Superbikes

Víctor Vallina posa con su Honda CDR-600 frente a las “letronas”. Juan Plaza

Aunque siempre había sido aficionado a las motos desde pequeño, el gijonés Víctor Vallina Molina, de 36 años, nunca se había imaginado compitiendo en circuitos tan míticos como el de Jarama o Jerez. Un hito inimaginable que este año cumplirá. “Es un sueño”, remarca el piloto gijonés que hoy competirá en el circuito de Los Arcos, en Navarra, en una prueba del campeonato interprovincial de Superbikes, puntuable también para la Copa de España de la categoría. Será la tercera prueba en la que compita, y las dos anteriores las ganó. Una buena racha que ahora confía en ampliar.

Su idilio con las carreras de motos comenzó en 2018, cuando “me invitaron a correr una carrera de resistencia en Burgos”. Una invitación que aprovechó de la mejor manera posible: logrando la victoria. Una carrera, un triunfo. Y, con ello, nuevos objetivos. Desde 2019, se metió de lleno ya en ese mundillo, sin dejar de lado su trabajo en Arcelor ni otra de sus pasiones: la mecánica, con un taller en el que prepara sus motocicletas. “Soy mi propio mecánico”, enfatiza Vallina, “pongo a punto la moto y reparo cualquier avería que pueda tener”. Precisamente por ello, asegura que “le dedico mucho tiempo tanto a la preparación mecánica como a la física para poder competir en esta modalidad”.

Algo poco habitual en alguien que, como él, no es profesional de este ámbito. Sobre todo por el sobreesfuerzo que ello supone. “Es una disciplina muy sacrificada”, remarca Vallina, que depende de los posibles cambios de turno que pueda realizar en su trabajo para poder prepararse e incluso viajar a competir.

Porque esa es otra de las cuestiones que Vallina quiere subrayar: la falta en Asturias de circuitos de velocidad para competir. “Aquí no disponemos de estos circuitos para competir o entrenar, y eso es un inconveniente para la preparación, pero también porque me obliga a hacer largos viajes y cambios de turnos de trabajo para poder asistir tanto a las pruebas, como para realizar entrenamientos”, explica. Por ejemplo, ayer mismo viajó a Navarra para poder competir durante el día de hoy.

Esta falta de circuitos y competición en Asturias hace que Vallina se haya visto obligado a inscribirse en el campeonato de Castilla y León, del que actualmente va líder tras haber vencido las dos primeras mangas en el circuito de Kotarr, en Burgos. “Me gustaría participar en todas las carreras del campeonato de Castilla y León y aspiro a ganarlo”, afirma sin tapujos Vallina. Un hito, otro más, que está en vías de conseguir.

Pero sus aspiraciones no quedan ahí. El gijonés también participará en pruebas puntuables para la Copa de España –como la de hoy– y otras específicas de este campeonato, como las de Jerez o el circuito de Cartagena. “Voy con todas las ganas y la ilusión del mundo, aunque siendo consciente de que puntuar en esas pruebas es mucho más difícil”, explica.

La primera de esas opciones la tendrá hoy mismo, a bordo de su Honda CDR-600, con el dorsal número 2, en una parrilla que compartirá con otras 33 cabalgaduras. “Para mi competir a estos niveles es algo que jamás hubiera pensado y poco a poco, con ayuda de amigos y algún patrocinio local, estoy consiguiendo mi sueño”, además de lograr “dar visibilidad a nuestra región”, ya que “a causa de la falta de circuitos, muy pocos pilotos asturianos llegan a competir de manera profesional”. De hecho, él es el único de su categoría.

Además, Vallina tampoco se olvida de su otra gran pasión: las motos clásicas. De hecho, en su taller, además de dos Honda CDR-600, cuenta con una Motoguzzi V50 que adquirió para correr el Gran Premio de La Bañeza del pasado año, que se suspendió. Una pasión por las dos ruedas que no deja de crecer y de darle alegrías.

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