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Karate: Fallece Kohata, el maestro que elevó a Asturias a potencia en gensei ryu

El japonés, afincado en Gijón, dedicó su vida a formar karatecas que consiguieron grandes resultados a nivel europeo y mundial

Hiromichi Kohata, ejecutando una kata. | LGF

El kárate perdió ayer a Kohata, el hombre que convirtió a Asturias en una potencia mundial de su estilo, el gensei ryu, formando maestros hasta que una enfermedad degenerativa le postró en una silla de ruedas, e incluso después. Hiromichi Kohata, nacido en Tokio (Japón) el 19 de diciembre de 1944, falleció ayer en Gijón, donde vivía en una residencia geriátrica desde que se deterioró su estado de salud. Obsesionado por transmitir sus conocimientos, despreocupado del aplauso público hasta el punto de no interesarse por superar el tercer dan, sus discípulos destacan su nivel de exigencia y perfeccionismo, que empezaba por él.

Las personas más próximas a Kohata confirman que su vida cambió cuando tenía 15 años, al ver una película española titulada “El que apuesta contra el toro”. Desde entonces, la obsesión de Kohata era conocer España. Antes de emprender la aventura, en 1962, se inició en la práctica del gensei ryu con el maestro Setsuzo Kuruji. En la primavera de 1970, tras una largo viaje que le llevó primero a Finlandia, llega a Madrid, y después a Santander antes de afincarse definitivamente en Asturias.

“Fue el maestro del 90 por ciento de los maestros asturianos de segunda generación”, explica uno de ellos, Lino Gómez Feito, exseleccionador nacional y ayer consternado por la noticia. “Fue el que nos enseñó a todos y algunos estuvimos muy cerca de él hasta el último momento. Kohata tenía tal fuerza de voluntad que antes de la pandemia, cada 15 días, lo íbamos a buscar a la residencia, lo llevábamos al gimnasio y nos daba clases desde la silla de ruedas”.

Gómez Feito explica hasta qué punto llegó el liderazgo de Kohata con el estilo que predomina en Asturias: “El kárate es un árbol con muchas ramas. Cada maestro, por la influencia del clima o de otros muchos factores, va derivando su arte. Uno de los estilos es el gensei ryu, que Kohata aprendió en Japón y gracias a él tiene su punto neurálgico en Asturias, que es una potencia mundial”. El carácter del japonés favoreció su expansión: “Aceptaba a cualquiera que quisiera ir a entrenar con él. Las puertas de su dojo (escuela) estaban siempre abiertas”.

La exigencia era la marca que distinguía a Kohata. “Para él, los ejercicios nunca se hacían bien del todo”, recalca Lino. “Era lo que había aprendido de pequeño en Japón, que todo dependía de la repetición y la superación personal. Nos decía que el rival no era el de enfrente, sino uno mismo, que no teníamos que compararnos con nadie. Le gustaba un kárate muy físico, forjado en la disciplina. Tenía las bases de su cultura, pero también se adaptó a las costumbres españolas y le gustaba mucho ir a comer juntos”.

Gracias a Shu Taira, un japonés que relanzó el judo en Asturias, Hiromichi Kohata empezó a dar clases en el gimnasio Takeda de Oviedo y el Cecchini de Gijón. Gracias a sus enseñanzas, Asturias cuenta con numerosos campeones de España, árbitros internacionales y seleccionadores. “Tuve alumnos campeones de Europa y del mundo gracias a él”, dice Gómez Feito, que ayer visitó el tanatorio de Cabueñes donde hoy será incinerado Kohata. Tras completar las gestiones necesarias, sus cenizas serán trasladadas a Japón.

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