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El entrenador del mejor golfista del mundo veranea en Llanes: "Jon Rahm tenía 14 años cuando me dijo que sería el mejor"

“Es un orgullo haberlo entrenado", dice Eduardo Celles, amante de Asturias

Eduardo Celles, ayer en Llanes

Dice que se ha cansado de pisar campos de golf de todo el planeta, pero que nada como este rincón de Asturias. “Pasa mucho en España: no sabemos lo que tenemos”. Lo que tenemos son unas espectaculares vistas del Cantábrico. Un balcón verde en el Oriente. Al fondo, Llanes. A la derecha, la playa de Antilles. Detrás, los Picos de Europa. Y sentado en el banco del hoyo 7 del campo municipal, un profesor de golf con dos palos y muchas historias que contar. Eduardo Celles (Las Arenas, Getxo, 1966) viene de una saga de golfistas.

Su abuelo, Carlos Celles, llegó a ganar el Open de España en 1945. Su padre, con el mismo nombre, también tuvo recorrido profesional. Jugó varios abiertos en Francia e Inglaterra y se ganó la vida dando clases. “Nací entre palos de golf. En la tripa de mi madre escuchaba hablar de golf”, bromea el vasco, que no tuvo suerte.

“Me hice aspirante, que era una categoría que existía antes. Luego me hice profesional y jugué en circuitos nacionales. En tres torneos me di cuenta que no podía jugar al golf, no tenía resultados y no lo podía financiar”. Celles tenía 26 años y no triunfó como jugador. Sí como entrenador.

Un chavalito de 14 años le dijo lo siguiente un día en un coche, regresando de un torneo: “Edu, voy a ser el mejor del mundo”. Aquel imberbe por aquel entonces se llama Jon y se apellida Rahm. Es el número 1 del planeta. Dicho y hecho. “Como profesor, es un orgullo haber estado con Jon desde sus inicios y poder decir que ayudé a su formación”, explica Celles, veraneante de Andrín (Llanes) desde hace veinte años y amante de Asturias, “no sabéis lo que tenéis…”.

Celles, con Rahm

Por la escuela familiar de golf de Celles, que lleva su nombre, pasan al año 300 alumnos. Rahm llegó un día con su madre, Ángela. “Le daba clase también a ella y me trajo al chaval. Le hice unas pruebas de manejo de bola y empezamos a trabajar. Mentiría si dijese que ya me di cuenta que sería lo que es hoy, había chavales mejores. Sí me sorprendió su ‘putt’ (golpe para hacer rodar la bola y meterla en el hoyo). A muchos chavales les aburre y quieren pegarle fuerte. A Jon no”.

Celles pulió el ‘swing’ (mecánica del golpe) de Rahm, un estilo que el golfista mantiene hoy en día. “Tenía un movimiento muy amplio y poco a poco lo fuimos transformando. Hay uno estándar, que implica tener la mano girada hacia la izquierda. Yo se lo mandé a la derecha, aunque la gente no lo entendía. En un puntuable nacional ganó con ese swing y todavía lo tiene”, analiza Celles, que recuerda varias anécdotas con el jugador vasco.

“El momento de su despegue fue en un campeonato de España junior en Sancti Petri (Cádiz). Lo recuerdo bien porque se nos estropeó la furgoneta en la que íbamos y tardamos como 18 horas en llegar. Volvimos con tres copas. Ahí vi que era muy muy diferente. La actitud en los entrenamientos, su concentración... Severiano (Ballesteros) decía que hasta cuando iba al cine pensaba en el golf. Jon ya estaba en un momento parecido. Para llegar a lo más alto, hay que desayunar, comer y cenar pensando en golf”.

Años después, Celles contempló otro momento clave en la carrera de Rahm. “Fui con él al Abierto de Phoenix. Jon jugaba de invitado. Antes del torneo tuve una conversación con su padre: ‘Como tu hijo aquí hay mil chavales, eh’. ¡Si es que estaba hasta Tiger Woods! No recuerdo ni como quedó Jon, pero tras el torneo cambié de idea”. Hoy y ahora, maestro y alumno se comunican a distancia. “Hablamos mucho y le mando correcciones por vídeo. Los entrenadores de Jon ahora son biomecánicos, le ayudan para mover mejor el cuerpo. Sobre el golf, hay poco que enseñarle. Está en su mejor momento y hay ‘fenómeno Rahm’ para largo’”, asegura Celles, que antes de que su alumno recuperase el número 1 en el Abierto Británico avisaba: “Va a dar guerra, con el swing que tiene…”.

Rahm vuelve a ser el número 1

El español Jon Rahm acabó ayer en una compartida tercera posición en el Abierto Británico, que se disputó en el Royal St George's GC (Sandwich, Kent). Rahm terminó con una última tarjeta con 66 golpes (cuatro bajo par), para un total de 269 (-11), a cuatro golpes del ganador, el estadounidense Collin Morikawa. El vasco recupera el número 1 mundial perdido el anterior domingo y que hasta este torneo tenía el norteamericano Dustin Johnson. Para recuperar la primera posición, Rahm debía acabar entre los quince primeros y por delante de Johnson, algo que consiguió, ya que el estadounidense concluyó en una compartida octava plaza, con un total de 273 golpes. El de Barrika se alzó por vez primera con el número 1 en julio de 2020.

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