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No a la “operación bikini”: las jugadoras asturianas defienden la decisión de las noruegas de jugar con culotte

“Las cosas tienen que cambiar”, aseguran deportistas del Principado

La plantilla de Noruega posa con culotte antes del partido ante España.

El mundo del balonmano está en pie de guerra. En concreto, el balonmano playa femenino. Durante el partido España-Noruega del Europeo de la categoría donde se decidía qué país iba a obtener la medalla de bronce, las jugadoras noruegas sorprendieron con su indumentaria. En vez de vestir el bikini con el que habían competido hasta entonces, las nórdicas lucieron un top acompañado de unas mallas cortas.

La plantilla de Noruega posa con culotte antes del partido ante España.

Esta decisión fue un desafío a la Federación Europea de Balonmano, que exige que las jugadoras deben llevar “bikinis con talla ajustada y corte en ángulo ascendente hacia la parte superior de la pierna”, añadiendo que la parte ancha debe tener un máximo de 10 centímetros. En cambio, los hombres pueden llevar pantalones más largos, que “deben quedar 10 centímetros por encima de la rótula”.

Las jugadoras de balonmano playa asturianas no se explican que todavía se sigan hablando de este tema en pleno 2021. Ellas defienden el uso del bikini, pero también que las jugadoras puedan elegir la indumentaria que prefieran.

Tras amenazar a las jugadoras noruegas con expulsarlas de la competición, su rebeldía se saldó con una multa de 1.500 euros (150 euros por jugadora) por parte de la Federación Europea. La Federación Noruega de Balonmano ha mostrado su apoyo a las jugadoras en todo momento, y se ha hecho cargo de esta sanción, pero esto ha vuelto a poner a la luz de las focos las diferencias que hay entre el vestuario de los hombre y las mujeres.

Raquel Caño, ex jugadora del Liberbank Gijón, equipo con el que ganó una Copa de la Reina y en el que puso fin a casi 20 años de trayectoria profesional, fue también una destacada jugadora de balonmano playa, modalidad en la que jugó durante tres temporadas con la selección española con la que logró el Campeonato del Mundo en 2016. Caño, ya retirada, confiesa estar bastante al margen del que fue su deporte durante dos décadas e incluso reconoció no estar muy al tanto de la polémica creada por la selección de Noruega. Con todo, Caño “este es un tema en el que hace mucho que se viene hablando, siempre hubo controversia. Yo siempre he jugado en bikini y he estado muy cómoda porque se juega a 30 grados y hay arena por todos lados, pero creo que cada uno debería poder jugar como quiera. Se puede hacer un uniforme con pantalones y la que no quiera jugar en bikini que no lo haga”.

Por su parte, Sara de Castro es jugadora del Balonmano Gijón, pero por el verano juega en la playa con el Villa de Luanco. Para ella “no parece una situación justa, en algunas ocasiones es algo incómodo para nosotras mismas porque haya chicas que no estén cómodas con su propio cuerpo o por el entorno en el que puede haber miradas de más o comentarios. Los chicos no tienen esta normativa”. Sara aplaude la actitud de la selección de Noruega, ya que le parece que “han sido valientes al decir hasta aquí”. Para la jugadora, “la sanción la recoge la normativa pero es algo que se debería de mirar, habría que reunirse y modificar la obligación de jugar con este tipo de equipación”.

Candela Cuesta, jugadora del Unión Financiera Balonmano Base Oviedo, defiende la opción de las noruegas. “Me parece una decisión muy acertada, porque ahora precisamente creo que estamos en una época de cambios en la que debemos darnos cuenta de que hay cosas y situaciones que aún nos pueden seguir haciendo sentir incómodas”, comenta la jugadora del club ovetense. Para Cuesta, la clave está en no sentirse sexualizadas, y lamenta que “muchas veces se escuchan comentarios desafortunados acerca del balonmano playa femenino por culpa de este tipo de cosas”. Ella está segura de que este va a ser un gran paso de cara al futuro: “Por algo se empieza. Hay que luchar por este cambio, lo vamos a conseguir”.

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