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Cuatro décadas de bronce

La reestructuración de las categorías suprime la Segunda B, con protagonismo asturiano desde su fundación en 1976

Un once del Sporting B de la temporada 95-96. De pie, por la izquierda, Juanjo González, Aitor Tornavaca, Marcos Sequeiros, Sergio Fernández, Álex Sama y José Manuel Colmenero. Agachados, en el mismo orden, Rogelio Lamar, Miguel Angulo, Rubén Acebal, Mario Cabanillas y Rubén Blaya.

A mediados de los 70, tras una década fuera de los grandes torneos internacionales, la selección era motivo de especial preocupación. Entre las medidas adoptadas para el cambio de dinámica, la Federación establecía una reestructuración de categorías que también pretendía paliar tanto la caída de los descendidos de Segunda al denominado “pozo de Tercera” como las delicadas economías de los clubes del tercer nivel.

Durante la asamblea federativa del 8 de julio de 1976, el mandamás del ejecutivo, Pablo Porta, defendía la inserción de una categoría intermedia formada por 20 equipos en un solo grupo, que acabarían siendo el doble (40 en dos) porque en la votación se imponía la propuesta de Pascual Dorronsoro, presidente del Real Unión Irún. En lo que sí había consenso era en la denominación, tan estrafalaria como bien maquillada: Segunda B.

Vicente Borge

Hace cuatro décadas, en la puesta en marcha de aquel nuevo tercer nivel, eran tres los equipos asturianos intervinientes. Langreo (Lombardía, Corbato, Mortera…), Ensidesa (Camuel, Toni Vallina, Javi Fernández…) y Caudal (Moli, Quirós, Amarildo…), dirigidos por Antonio Puente, Julio Marigil y el tándem José Ramón Fuertes-Calín Fernández, respectivamente, conseguían la permanencia.

Raúl González

Jaime Cuesta, atacante colungués del Langreo que acabaría haciendo carrera en México, fue el primer goleador asturiano de 2ªB, en partido ante el Torrejón madrileño. Desde entonces, y a lo largo de 44 temporadas, la categoría fue objeto de diversas modificaciones. Aunque su distribución más habitual fue la de 4 grupos, durante los 9 primeros campeonatos (1977-1986) se subdividió en 2 y su disparidad le llevó desde un solo grupo (1986-1987) a los 5 de su accidentada despedida (2020-2021).

Excepto una temporada, precisamente aquella tan selecta del grupo único, Asturias siempre estuvo presente en 2ªB. Además, con gran variedad, como indica el hecho de ser la séptima provincia con más diversidad de equipos, 14, de los cuales solo uno, el Ensidesa, ha dejado de existir. Asturias alcanzó su tope de representación en las campañas 1998-1999 y 2014-2015, ambas con 6 conjuntos. Por número de temporadas (31), el filial del Sporting es el líder destacado, el único que logró repetir título, además de forma consecutiva (1995-1997) y alcanzar hasta cuatro promociones, aunque sin conseguir nunca un ascenso del que sólo disfrutaron Real Oviedo (1978-1979, 2014-2015) y Real Avilés Industrial (1989-1990). El salto oviedista de 1979 pasó a la historia gracias a la carambola propiciada por la victoria del Langreo en Anduva. Al Mirandés, que iba por delante a falta de diez minutos, le bastaba el empate para ascender, pero un gol de Jesús Manzano y otro de Atilano Agüeria, ya en el último suspiro, propiciaban que el Real Oviedo recuperara la plaza de plata que había perdido un año antes. En el caso del éxito realavilesino, cabe resaltar que acontecía en la última temporada que se reglamentó, sin aditivos promocionales, el ascenso exclusivo del campeón. Otras actuaciones reseñables fueron las del Langreo 1993-1994 y Caudal 2012-2013, que rondaron el ascenso en sendas promociones.

En el aspecto individual, la consistencia del fútbol asturiano en Segunda B tiene nombres de gran peso específico. Uno de ellos, el avilesino Raúl González, ostentará para siempre el récord nacional de ser el técnico que más temporadas (21) ha entrenado en la categoría, ejercidas, prácticamente a partes iguales, en equipos de uno y otro lado de la frontera autonómica. Como Raúl, superan el medio millar de partidos Roberto Aguirre y José Luis Quirós, quien rompe lo establecido al dirigir íntegramente en Asturias. Otros clásicos de los banquillos de bronce, todos con más de 200 partidos, son Monchu Pérez, José Ramón Fuertes, Pepe Carrete, Vicente González-Villamil, Miguel Montes, Ramiro Solís, Ismael Díaz Galán y el entreguín Juan Carlos Álvarez, único que no ejerció en su tierra.

Borge, el máximo goleador. Con acción directa en el terreno de juego, el atacante gijonés Alejandro Castroagudín se lleva la palma, con más de 500 partidos alrededor de buena parte de la geografía nacional, partiendo desde el Sporting B hacia Andalucía, Galicia, Castilla La Mancha, Castilla y León, Canarias y La Rioja, para poner fin a su trayectoria en Luanco. Tras él, figuran otros reputados canteranos de Mareo (Álex Sama, Cudi Menéndez, Jano Fernández), La Toba (Geni Suárez, Nacho Castro) y El Requexón (el tinetense Robert Fernández).

En el aspecto goleador, por la categoría han pasado grandes referentes astures; el más productivo, el mierense Vicente Borge, que diversificó cerca del centenar y medio de goles por gran parte de la geografía nacional, estrechamente distanciado de Diego Cervero, que se alzó con tres Pichichis al servicio de UD Logroñés y Mirandés. Por encima del centenar quedan Alejandro Castroagudín, Javi Prendes (Pichichi con el Real Avilés Industrial 1994-1995), Nacho García y Joaquín Alonso. Aun sin llegar a esas cifras, también procede recordar a Toño Velázquez, que concentró su acierto goleador en el segundo lustro de los 80, incluyendo otro Pichichi (1987-1988) para el Real Avilés Industrial.

El tercer nivel que se presenta a partir de ahora, bajo la rimbombante denominación de 1ª RFEF, arranca sin equipos asturianos. Esperemos que sea por poco tiempo y, evidentemente, por la irrupción de alguno de los instalados en el escalón inferior.

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