Cuenta Sira Martínez Cullell (Barcelona, 2000) que no lleva nada mal eso de ser la hija del asturiano Luis Enrique, el seleccionador nacional de fútbol. “Qué va, al contrario, estoy orgullosa de que me lo digan”. Lo decía ayer la amazona en el Club Hípico Astur justo antes de competir otra vez en el Gijón Horse Jumping. Su mejor puesto ayer fue el 24.º. Allí, entre prueba y prueba, protegida con una mascarilla de la selección española, atendiendo a su perro, “Chapo”, y a dos de sus caballos, “Mano Negra” y “Devise du Salbey”, Sira hace balance de una vida de salto en salto. Es campeona de España de jóvenes jinetes. Sus triunfos son también los de su familia: su padre, Luis Enrique; su madre, Elena; su hermano, Pacho, y su hermana Xana, fallecida hace dos años, sobre la que Sira hace gala de una medida discreción.
–¿Adaptada a Asturias?
–Llegué el miércoles y estaré todo el mes. El concurso es “top” y está superbién organizado. Vine el año pasado, me gustó mucho y teníamos claro que repetiríamos. En verano se llena y a la gente le encanta. En Asturias se percibe mucho interés por la hípica.
–Salta en su segunda casa.
–Me gusta mucho competir en Asturias y siempre tengo la ilusión de venir. Me siento como en casa, vengo desde pequeña y además está aquí mi familia. Mis padres me bautizaron en Gijón y se puede decir que soy una asturiana más.
–¿Cuándo empezó a montar?
–Muy pronto, con 5 años, aunque me regalaron un poni cuando tenía 11. Fue un momento clave en todo lo que vino después. Yo llevaba años pidiéndolo por Navidades, pero a mi padre no le gustaba y no quería regalármelo. Se pensaba que era algo así como un capricho.
–¿Y cómo lo convenció?
–No sé, pero lo hice. En Navidades lo recibí. Me dieron un sobre y dentro había fotos del poni. Era justamente el que yo quería. Ya lo tenía una amiga mía.
–¿Alguien le animó a empezar?
–Mi mejor amiga fue la persona clave. Su padre era herrero y ella montaba porque a él le hacía ilusión. Yo me dije: “Pues empiezo contigo”. En mi familia no había nadie al que le gustasen los caballos.
–¿Qué tal lo llevaban sus padres?
–Bueno… Al principio querían que fuese solo a montar una vez a la semana. ¡Y estuve años yendo una vez a la semana!
–¿Por qué?
–No les gustaba la hípica. Bueno, más bien no sabían muy bien lo que era. No lo entendían y es normal. Si no conoces este deporte cuesta entender el sacrificio que hay que hacer.
–¿La hípica es un deporte para las élites?
–Hombre, al nivel en el que estamos ahora es verdad que hay que tener un buen soporte económico para poder competir. Si no lo tienes, puede costar mucho llegar arriba. Eso es una realidad.
–¿Cuándo entendieron sus padres que la hípica no era un capricho?
–Cuando veían todo lo que me involucraba, lo mucho que me encantaba montar, cómo me pasaba todo el día saltando... Vieron que eso me hacía feliz y ellos empezaron a apostar un poco más por mí. Me apoyaron a muerte.
–¿Cuántas veces entrena a la semana
–Todos los días.
–¿Y los estudios?
–Los llevo muy bien (estudia Turismo). Cuanto menos tiempo tengo, más me pongo y antes lo saco. Si tengo mucho tiempo, malo, porque entonces no hago nada y siempre voy tarde. Con los caballos tengo que organizarme bien y dedicarle recursos, pero dejar tiempo para los estudios, por supuesto.
–¿La hípica es muy dura en lo mental?
–Sí. La clave de la hípica es que no solo dependes de ti, dependes del caballo. Tiene que tener un buen día, estar bien física y psicológicamente. Los que montamos creamos un vínculo muy grande con el animal. Te ven la cara desde las 8 de la mañana hasta el final del día. Les tocas, les hablas… Cada caballo es un mundo y responde de una manera o de otra, aunque lo normal es que si tú los cuidas bien y les das cariño, ellos te lo devuelvan.
–¿Influye más el caballo o el jinete?
–Hay que tener claro lo siguiente: si el caballo no está al 100%, debes decir basta y comerte tus ganas de competir, aunque lo estés deseando. Lo primero es la salud del caballo, para que él pueda dar todo por ti.
–¿Le cambió mucho quedar campeona de España en jóvenes jinetes?
–Fue un concurso muy bueno y los saltos fueron tremendos. Y eso que la semana antes al caballo lo tuve de fiesta…
–¿De fiesta?
–¡Descansando! Lo montaba, pero le notaba que necesitaba relax porque venía de hacer muchos concursos. Él lo agradeció porque saltó como nunca. No pensaba en ningún momento en ganar, yo solo quería hacer un buen campeonato. Pero el primer día entré en la pista, salté bien, y así seguí hasta el final.
–¿Es muy competitiva?
–Mucho, cada vez más. Antes no lo era tanto, pero en mi casa se lleva serlo. Mi padre lo fue, lo es, y yo lo soy. Lo que hay que tener claro es que el fracaso forma parte del deporte y para que algo te salga bien tiene que salirte mal muchas veces.
–¿Su padre está muy encima de su carrera?
–No, no. Para nada. Ellos me respetan mucho, y también a mi entrenador. Saben que no tienen que meterse, principalmente porque no saben de caballos y no tienen nada que decir.
–¿Cómo lleva lo de ser “hija de”?
–Me pasa mucho. Soy la hija de Luis Enrique, pero lo llevo muy bien. Es lo que soy y ya está. No me molesta en absoluto. Es más: estoy orgullosa de que me digan que soy la hija de Luis Enrique.
–Su pareja es jinete (Paco Goyoaga), ¿en su casa se habla de algo más que de caballos?
–Lo intentamos separar, porque si no se hace muy complicado. Tenemos los siete caballos juntos y montamos cada día a todos. Él tiene 4, yo 3, y nos vamos turnando.
–¿Qué retos tiene?
–Esta temporada empecé a correr un cuatro estrellas internacional y me fue muy bien. Quiero correr algún otro de cuatro estrellas y otro de tres. Mi objetivo es estar entre los mejores y progresar cada día.
–¿Cuáles son los torneos más importantes en España?
–Hay dos rutas. El Sunshine Tour (Cádiz) y el MET Oliva (Valencia). Luego están unos cuantos, como el de Gijón, o la Global, en Madrid. En España tenemos buen nivel. Vienen los mejores jinetes y cada vez vamos a mejor.
–Una prueba de saltos dura alrededor de un minuto, ¿cómo se gestiona tanto en tan poco tiempo?
–En un minuto pasa de todo. Sientes mucha presión y sabes que te lo juegas todo en sesenta segundos. El entrenamiento de antes, como no tengas el día, no cuenta. Es difícil, pero también lo bonito de la hípica.
–¿Qué tal se lo pasó en la Eurocopa?
–Muy bien, genial. Soy muy futbolera, pero lo que me gusta del fútbol es ver jugar a los equipos de mi padre. El resto lo veo poco, aunque lo disfruto mucho. Estar en la semifinal de la Eurocopa en Wembley me encantó, pese a que no salió como esperábamos (España cayó eliminada ante Italia).
–Hubo muchas críticas hacia el seleccionador...
–Mi padre las lleva muy bien. Intentamos no leer mucha prensa porque si no se hace complicado.