“Estoy muy orgulloso del torneo que está haciendo Pablo, aunque no haya ganado, ha superado muchas adversidades”, dijo ayer con firmeza Darío Carballal al finalizar la semifinal olímpica entre el ruso Khachanov y el tenista gijonés. El joven, de 13 años, había acudido a las instalaciones del Grupo Covadonga para ver, en la sala polivalente del recinto, a su ídolo pelear por un puesto en la final. Carballal no estuvo solo, ya que gran parte de la sección de tenis de la institución estuvo allí para animar, desde la distancia, a uno de los suyos.
Todos aplaudían cada punto de Carreño y suspiraban cada vez que su rival metía un golpe ganador. No perdieron la esperanza hasta la última jugada del partido, donde el ruso puso punto y final al sueño dorado. “La derecha de Khachanov ha sido demoledora, aunque puede ser también que la mezcla de nervios y cansancio le haya jugado a Pablo una mala pasada”, apuntó el entrenador grupista Javier García. “Al ruso le entraban todas”, fue el resumen de otra tenista en ciernes, Daniela Fernández.
Sin embargo, si algo compartían todos los allí presentes, era su admiración por Carreño. “Es el mejor representante que podríamos tener, lo que está consiguiendo no lo ha conseguido nadie más de aquí”, aseguró Andrés Rodríguez, mientras que su compañera, la joven Marta Vázquez, añadió que “Pablo ha hecho una gran competición, estoy segura de que algún día llegará a ganar, al menos, un Grand Slam”.
Pero tocaba pensar en el siguiente partido, en el que está en juego nada más y nada menos que una medalla olímpica”. “Tiene oportunidades, si juega como él sabe hacerlo, puede ganar la medalla de bronce”, aportó Lydia Cosgaya, de 15 años. Lo que ni ella ni los demás sabían en ese momento era quién iba a ser el rival del tenista asturiano, si Novak Djokovic o Alexander Zverev. Finalmente, será el primero.
María José Echenique es la responsable de la sección de tenis del Grupo. Ella cree que Carreño “puede ganar a cualquiera”. Reconoció que prefería que el choque fuese con Zverev, pero que “a Djokovic ya le ha ganado anteriormente y puede repetirlo”. Echenique quiso también elogiar al deportista por el hecho de no olvidar sus raíces. “Es una persona muy grupista y muy cercana a los niños, está ahí para cualquier cosa que le pedimos. Al final el Grupo es como una gran familia, y el que se cría aquí lo tiene para siempre”, explicó antes de organizar a todos sus pupilos para una foto grupal, que se sacó con un grito de guerra alto y claro: “¡A por el bronce!”.
