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El paso adelante que se fundió en bronce: los secretos de la carrera de Pablo Carreño

El asturiano dio un gran salto con su fichaje por la academia de Juan Carlos Ferrero

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Pablo Carreño, raqueta en mano desde niño: todas las fotografías de su trayectoria LNE

La medalla que Pablo Carreño se colgó ayer al cuello –mediodía en España, noche ya en Tokio– empezó a gestarse cuando, con 15 años, dejó Gijón para perseguir su sueño deportivo en Barcelona. Y dio un salto cualitativo en 2015, al incorporarse a la JC Ferrero-Equelite Sport Academy, fundada en 1990 en Villena (Alicante) por Antonio Cascales, que en esa época entrenaba a Juan Carlos Ferrero. Allí, midiéndose a menudo en la pista con Ferrero y asesorado por Samuel López y César Fábregas, sus entrenadores, Carreño fue puliendo su estilo de juego hasta alcanzar el que le permitió batir el sábado al número uno del mundo, Novak Djokovic.

“Llegó en la pretemporada de 2016 y, desde entonces, nuestro objetivo estaba claro: hacer de él un jugador más agresivo”, destaca Cascales, que vivió muy de cerca el aterrizaje del jugador asturiano en Villena. Hasta ese momento, condicionado también por las lesiones, el asturiano no había estrenado su palmarés en torneos del circuito ATP. Desde entonces ha coleccionado seis, el último de la categoría 500 en Hamburgo; ha alcanzado dos veces las semifinales de un Grand Slam (Estados Unidos) y se ha proclamado campeón de la Copa Davis, además del flamante bronce en Tokio.

El entrenador de Carreño en sus inicios como tenista profesional fue Javier Duarte, cabeza visible del cuarteto de capitanes con el que logró España la primera Davis de su historia (Barcelona, 2000). “Dudu hizo un gran trabajo para poner a Pablo en la órbita profesional después de la operación en la espalda”, reconoce Cascales, que añade: “Llegó a Villena con una mentalidad de jugador de tierra, de no arriesgar. Aquí, desde el primer día, Samuel le inculcó que tenía que ir a buscar el punto, no esperar a que falle el otro. Y Pablo puso todo de su parte porque no se conformaba con ser el número 60 del mundo”.

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Pablo Carreño y Novak Djokovic se miden por el bronce Reuters

El tenista valiente, convencido de sus posibilidades, capaz de ganar a jugadores de la clase de Daniil Medvedev o Novak Djokovic, es el resultado de un trabajo concienzudo en la pista y de mentalización fuera de ella. Y Cascales fue un testigo privilegiado de ese proceso, con una figura clave: “Cuando tenía 15 años, en una gala de la Federación Asturiana, Pablo me dijo que su ídolo era Juan Carlos Ferrero. Desde que entró en la academia, entrenó muchas veces con él, le hizo de sparring”. Una relación que dio pie a una anécdota tras la medalla de Tokio: “Me contó Samuel que cuando Pablo llegó al vestuario le dijo que ya tenía algo que nunca había conseguido Juan Carlos”.

Lógicamente, sus instructores en el complejo de Villena tuvieron un papel importante en el cambio, pero nada de esto sería posible sin la predisposición al trabajo del jugador. Lo explica Cascales recurriendo a la comparación con un tenista que también conoció muy bien, Nicolás Almagro, que no llegó a las cotas que se esperaban en sus inicios: “Samuel venía de entrenar a Almagro, al que le costaba mucho imponer una disciplina. Con Carreño cambió como de la noche al día. Desde entonces está mucho más alegre porque, para él, entrenar a Pablo es una delicia. Está siempre disponible, con ganas de hacer las cosas, nunca reprocha nada y es supereducado dentro y fuera de la pista. Seguro que sus padres tienen mucho que ver en eso”.

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Pablo Carreño, raqueta en mano desde niño: todas las fotografías de su trayectoria LNE

La huella de Pablo Carreño en Villena es tan profunda que sirve de ejemplo para la gran promesa del tenis español, el joven Carlos Alcaraz, que con 18 años acaba de ganar su primer torneo del circuito profesional. “Juan Carlos siempre le dice a Alcaraz que mire la actitud que tiene Pablo”, señala Cascales, convencido de que la medalla de Tokio no será la última alegría que dará el asturiano: “Nadie ha conseguido un bronce olímpico ganando al 1 y 2 del mundo. Ya ha estado en cuartos y semifinales de torneos del Grand Slam y a partir de ahora se va a sentir con muchas más posibilidades. No sería raro que en los próximos años se mantenga e incluso que pueda romper su techo. Estoy convencido de que tenemos Pablo para rato”.

Hay coincidencia en el ambiente del tenis español sobre el margen de mejora de Pablo Carreño. Lo expresó el capitán del equipo de Copa Davis, Sergi Bruguera, con claridad desde Tokio: “Después de lo que hemos visto estoy convencido de que Pablo puede ganar a cualquiera. Superar al número 1 y al 2 del mundo en un evento como los Juegos, que es lo más grande que hay, te cambia la vida. Tiene que ser un gran salto en su carrera”. Galo Blanco, el mejor tenista asturiano hasta la aparición de Carreño, siguió con entusiasmo el partido por el bronce: “Estoy muy contento por él. Una medalla olímpica es el sueño de cualquier deportista. Me enorgullece como amigo y como asturiano. Y como persona porque Pablo es un 10, un ejemplo a seguir. Y también por su equipo, ya que son todos superhumildes”.

Blanco valora el éxito de Carreño aún más por las circunstancias en que llegó: “No tuvo que ser fácil adaptarse a las condiciones de Tokio porque venía de ganar en tierra en Hamburgo. Pasó a jugar en pista rápida, con unas condiciones extremas de calor y humedad, pero supo adaptarse muy bien a partir del segundo partido”. Ve al gijonés perfectamente capacitado para consolidarse entre los diez primeros del mundo: “Es de los jugadores más regulares en la pospandemia. Si no fuera por el ranking congelado, ya estaría mucho más arriba de ese puesto 11”. Carreño renunció a seguir buscando puntos en torneos ATP para jugar en Tokio. Y ahora, de acuerdo con su cuadro técnico, ha decidido renunciar al Masters 1000 de Toronto, que empieza el próximo lunes. El gijonés, que llegará la próxima madrugada a Madrid con parte de la expedición española, tendría que viajar el jueves a la ciudad canadiense para preparar un torneo que se canceló el año pasado por la pandemia. Es probable que Carreño reaparezca en el Masters 1000 de Cincinnati, que comienza el próximo día 15, como preparación para el Abierto de Estados Unidos, donde ha conseguido sus mejores resultados en los Grand Slam. Pablo Carreño ha priorizado recuperarse física y mentalmente del esfuerzo de la pasada semana en Tokio. Una experiencia que, al margen de la medalla de bronce, asegura haber disfrutado “como un niño”. La falta de referencias le impide comparar con otras ediciones olímpicas: “No puede ser igual por las restricciones y la ausencia de público, pero lo he disfrutado mucho y es una experiencia inolvidable”. Y, por supuesto, “con ganas de repetir en París 2024”.

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