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Paul Montiel, el “Hombre de titanio” que puede con todo

Paul Montiel, venezolano afincado en Gijón, completó su primer triatlón con una pierna amputada y otra con 80 clavos y tras superar sus problemas con el alcohol

Montiel, antes de la salida. |  EDU GAFO / RODRIGO VALLINA

Montiel, antes de la salida. | EDU GAFO / RODRIGO VALLINA / Nacho AZPARREN

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Oviedo

Paul Montiel tiene 50 años y una historia de superación difícil de igualar. Dos sombras le persiguen. La primera, fortuita, cuando en un accidente –tenía 23 años– una llanta de una rueda de un coche le seccionó la pierna derecha y casi hace lo mismo con la izquierda. Necesitó “80 clavos y 4 operaciones” para salvarla. La segunda, más reciente, tiene que ver con las adicciones: con el alcohol y las drogas. Con el deporte como motivación, Paul Montiel, conocido como el “Hombre de titanio” en las redes sociales (tiene 102.000 seguidores en Instagram), venezolano que reside en Gijón, completó el sábado el primer triatlón de su vida.

“Cuando crucé la meta fue un subidón. Una alegría indescriptible. Nada más acabar ya quería ir al gimnasio. Luego ya me entró el cansancio...”, indica Montiel un día después de completar una gesta que tenía algo de improvisada. “La bici y el traje de neopreno me los dejaron un par de días antes, y fue gracias a mi nutricionista y amigo Pablo Castro. Sin él, imposible”, señala.

La vida de Montiel sufrió su primer golpe a los 23 años, con el accidente en el que perdió la pierna. “Ya entonces bebía bastante, pero tras el accidente estuve 14 años sin probar el alcohol. Pero empecé a sufrir presiones políticas en Venezuela, porque era de los opositores, y recaí en la bebida”, relata.

Hace tres años decidió emigrar a España. Primero a Madrid, donde tocó fondo. Después, a Gijón, donde vive su exmujer, la asturiana Sonia Martínez (“mi mejor amiga”) y Paul y Nicole, dos de sus tres hijos. La otra, María Andrea, es médico en Bogotá. “Mi familia me ayudó cuando más lo necesitaba. Me dijeron que si quería curarme de verdad tenía que tomar una decisión”, asegura el venezolano.

El “Hombre de titanio” puede con todo

Montiel se refresca tras la natación. | EDU GAFO / RODRIGO VALLINA / Nacho AZPARREN

Así fue como entró en Proyecto Hombre. Primero, un par de meses en un centro de desintoxicación en Gijón. Después, otros seis meses en la comunidad terapéutica de Antromero, en Gozón. “Estuve allí ingresado y por el covid no se pudo seguir la rutina habitual de ir saliendo progresivamente, pero me vino muy bien para reflexionar y saber qué es lo que quería”, indica Montiel.

Tras su mejoría, el deporte vuelve a aparecer en su camino. “Necesitaba nuevos retos. Algo por lo que levantarme cada mañana. Vi que había un triatlón en Gijón y me dije: ‘¿Por qué no?”, cuenta. El triatlón Ciudad de Gijón, en su modalidad de sprint (750 metros nadando, 20 kilómetros en bici y 5 corriendo), le volvió a poner a prueba.

“Lo más duro fue nadar. Estaba acostumbrado a la piscina, pero el mar es otra cosa. Cuando me estaba tragando todas las olas, pensé: ‘Pero ¿qué hago aquí?’. En el agua pensé en muchas cosas”, señala sin querer revelar sus reflexiones.

A duras penas, el “Hombre de titanio” salió del mar y, con ayuda externa, adaptó su prótesis a la bici. Las cosas fueron mejor entonces, aunque al terminar el ciclismo y antes del tramo a pie, recibió una advertencia. “Un hombre de la Federación me dijo que me había pasado del tiempo permitido y que mi carrera se había terminado. Yo le dije que no. Que la iba a terminar sí o sí”, relata.

El “Hombre de titanio” puede con todo

Montiel, acompañado al tramo de ciclismo. | EDU GAFO / RODRIGO VALLINA / Nacho AZPARREN

Ayudado por Pablo Castro, el venezolano completó los últimos cinco kilómetros caminando. Finalizó el recorrido en 2 horas y 40 minutos, eliminado de la clasificación oficial pero con el orgullo inflado tras haber superado el reto que se había marcado. “Por la mañana mi exmujer, mis hijos y mi actual mujer, Eiling, me pedían que no lo hiciera, pero basta que me digan una cosa para hacer la contraria. Al acabar, mi hijo me reconoció que me había subestimado”, expresa con orgullo.

Ahora, Paul Montiel no se detiene y dice tener ya el próximo reto deportivo: “¡El ironman!”. Es decir, 3,8 kilómetros nadando, 180 en bici y 42 a pie. Y entre desafío y desafío, encuentra hueco para contar su experiencia. Lo hará en un libro que en pocas semanas estará a la venta. “Narro parte de mi historia personal, de cómo me he caído y me he levantado. Cuento qué he hecho yo para salir adelante”. El nombre del libro tiene tirón: “El Hombre de titanio”.

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