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La prórroga castiga al Avilés

El equipo blanquiazul, espoleado por dos mil espectadores, tutea al Racing hasta quedarse en inferioridad y cae en el tiempo extra

El blanquiazul Cárdenas presiona al futbolista del Racing Manu Justo, con el exsportinguista Isma López de espaldas. | Mara Villamuza | MARA VILLAMUZA

Tras una noche que el entorno realavilesino recordará, pese a lo negativo de su resolución, la próxima ronda de la Copa Federación contará con la presencia del Racing Santander, que acabó redondeando el marcador en el Suárez Puerta con la demasía del 0-3.

La expresión “lo importante es la Liga” tiene tanto de perogrullo como de evasiva, pero, a estas alturas, ya no cuela, pues la recompensa que guarda la Copa es lo suficientemente suculenta como para no andar especulando. Al respecto, Chiqui de Paz (“vamos con todo”) nunca se esconde en el discurso y su equipo tampoco se dejó llevar por la más mínima relajación a la que le incitaban los comentarios llegados desde Santander, tanto los que venían a insinuar que al Racing no le interesaba la competición como los que tildaban al Real Avilés como el que menos tenía que perder. Lo mejor es ausentarse de la rumorología y, sí, el Real Avilés fue con todo y de frente.

La propuesta local arrancó con más dinamismo que la de un Racing más propenso a dificultar la salida de balón de los blanquiazules, sin demasiadas pretensiones de avanzar. En las áreas ocurrían pocas cosas y sin mayor relevancia que un chut de Iago Díaz, en el minuto 25, y otro de Bustillo, en el 31. Aparte, las incursiones de Sergio García por la banda izquierda eran el principal reclamo para unas gradas cubiertas como hacía tiempo no se veía, con dos millares de animosos espectadores.

El Suárez Puerta rindió ayer un sentido homenaje al abogado Cándido González, vicepresidente del Ensidesa y de los inicios del Real Avilés Industrial, fallecido recientemente a los 85 años. Se guardó un minuto de silencio y la plantilla regaló una camiseta firmada a los hijos del recordado, Juan Luis, Guillermo y Daniel, y a los nietos, Mateo y Hugo, en la imagen. |

Sólo diez minutos después de iniciada la segunda parte, ante la posición de dominio que el Racing estaba tomando en la zona ancha, se activaron las primeras sustituciones en el bando local, con los ajustes precisos que surtían las entradas de Álex Prendes y Vidorreta. Pero al Real Avilés le sobrevenía un imponderable demasiado complejo de superar, el de la inferioridad numérica que provocaba la expulsión de Albert Estellés, por una falta en zona no comprometida. Quizá fue más punto de inflexión ese del minuto 65 que el del primer gol, cuando la primera parte de la prórroga estaba a punto de concluir. Marco Camus, que estaba viendo cómo su número 7 estaba iluminado en la tabla de cambios, sacó un chut durísimo desde la frontal, imposible para Mario de Luis.

Todo desbocado

Ya todo estaba desbocado, incluso el moañés Pastoriza Iglesias, colegiado que dio bastantes muestras de estar en la inopia, mientras el Real Avilés trataba de, al menos, aplicar la misma lección que el Navalcarnero, su último rival en Liga, que consiguió no perder apelando a la heroica. Los penaltis aún podían ser un objetivo alcanzable, hasta que Álex Prendes desviaba a su propia portería un centro de Serge Soko. Ya en el último suspiro, el golpe franco que el ex oviedista Borja Domínguez clavaba por la escuadra tampoco sería óbice para que el Suárez Puerta atronara en favor de un equipo, el realavilesino, que perdió en un marcador, el de los guarismos, pero ganó en otro también muy importante, el del cariño de una afición que llevaba mucho tiempo sin poder profesarlo.

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