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Crónica: el OCB noquea a un gigante

El Unicaja Banco Oviedo, con un esfuerzo titánico y mucho acierto final, cuaja su mejor partido de la temporada para derrotar al Granada, favorito al ascenso

Sean McDonnell lanza a canasta ante Germán Martínez y Pere Tomàs. Luisma Murias

El Unicaja Banco Oviedo derribó (80-76) ayer a uno de los grandes favoritos al ascenso, el Covirán Granada, tras realizar un partido memorable, de los que la grada de Pumarín, que volvió a rugir como en sus mejores tiempos, tardará tiempo en olvidar. El OCB empieza a parecerse a ese boxeador que suele protagonizar las películas estadounidenses y que, con todo en contra y con menos recursos que la mayoría de sus rivales, es capaz de competir contra todos y de derribar a gigantes como este Granada, que cuenta en sus filas con jugadores del talento de Lluís Costa o Thomas Bropleh, quizás los mejores base y alero de toda la LEB Oro.

Pero si el OCB está en la parte noble de la categoría es precisamente porque es consciente de que nadie le va a regalar nada, de que sus victorias, sea cual sea el rival que tenga enfrente, solo van a llegar si compite como un equipo, si está concentrado los cuarenta minutos y exprime sus recursos al máximo. Lo de ayer fue precisamente eso: un ejercicio de constancia y de fe, de creer en sus posibilidades hasta el último instante y de superar los momentos malos apoyándose en el hombro del compañero que tenían a su lado.

La puesta en escena del equipo de Natxo Lezkano –quizá en ese puesto el club carbayón sí que pueda presumir de tener a uno de los mejores de la Liga– ya dejó claro que no iba a cometer los errores que le costaron la derrota (81-73) el miércoles en Valladolid. Concentrados, los de azul se adelantaron 7-2 en minuto y medio y obligaron a ponerse el mono de trabajo a un rival que puede ganar algunos partidos a medio gas. Liderados por Lluís Costa, los nazaríes equilibraron la balanza y pronto cogieron la iniciativa en el marcador. En esas, a 3:28 del final del primer parcial y con el partido empatado a 11, Natxo Lezkano sorprendió poniendo juntos en pista a sus dos pívots, Oliver Arteaga y Herve Kabasele, situando al primero como ala-pívot, toda una novedad en la carrera del veterano poste canario. El objetivo era competir por el rebote con los interiores de Granada y funcionó de maravilla, sobre todo porque ayer Kabasele hizo su mejor partido de las dos temporadas que lleva en Oviedo, anotando, reboteando de manera feroz y sin cargarse de faltas demasiado rápido.

El partido no tenía dominador y al descanso se llegó con tres puntos a favor de los locales (37-34). Tras el paso por vestuarios llegó uno de los momentos más delicados del OCB, que encadenó un par de pérdidas y por primera vez parecía perder un poco el norte. Eso le costó ponerse seis abajo (37-43) a 7:08 de acabar el parcial. Pero un imperial Kabasele llegó al rescate y el resto del equipo se subió al carro del congoleño. Una canasta suya puso las tablas (50-50) a 3:16 del final del tercer cuarto, que finalmente acabó con los andaluces dos arriba (56-58).

Pumarín, que registró la mejor entrada de la temporada, se frotaba los ojos viendo competir a ese nivel a su equipo y cada vez rugía más fuerte al ver que era posible derribar a uno de los grandes. Y lo más increíble de todo es que Granada estaba haciendo un buen partido, activo y concentrado, y a pesar de todo era incapaz de dejar atrás a los carbayones. Kamba puso las tablas (67-67) a 4:04 tras un tapón de Arteaga y a partir de ahí llegó la locura. Una pérdida de Meana a 2:18 puso por delante a Granada (70-72), Frey empató a 72 y un rebote ofensivo de Gatell puso por delante a Granada a 1:30. Y ahí aparecieron Frey de nuevo y Kamba para, con dos triples, dejar servida la victoria a favor de Oviedo (78-74) a 39 segundos del final. Nada pudo hacer ya el conjunto andaluz para evitar que la afición carbayona explotase viendo a un gigante besar la lona en Pumarín.

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