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El mejor OCB, el más inesperado

El Unicaja Banco Oviedo, que acudió en situación precaria al mercado para sustituir a sus piezas claves, sorprende con su récord de triunfos en 9 partidos

Momento del partido ante el Cáceres Fernando Rodríguez

Algo tendrá el Oviedo Baloncesto, esta temporada bautizado comercialmente como Unicaja Banco, para haberse instalado en la élite de la LEB Oro con una estructura todavía débil, una cancha minúscula y un presupuesto de nuevo menguante, después de unos años de relativa bonanza. El equipo carbayón solo ha bajado del sexto puesto en dos de las nueve temporadas que ha disputado en la segunda categoría del baloncesto español.

Sin embargo, su inicio de esta campaña ha dejado sin palabras hasta a los más optimistas: tras la marcha de las piezas claves del exitoso curso pasado, sustituidas por jugadores sin mucho cartel en la competición, el equipo alcanza la novena jornada con el mejor balance de su historia: siete triunfos y dos derrotas. La entidad se había marcado el objetivo de las doce victorias para eludir el descenso y lleva más de la mitad en apenas un cuarto de Liga.

Y qué victorias. Si al principio se podían achacar los buenos resultados a la fortuna (caso de la remontada en Alicante) y a un calendario asequible (Juaristi, Prat, incluso Almansa fuera y Cáceres en casa), los dos últimos éxitos ante Granada y Coruña, los grandes favoritos al ascenso junto al Estudiantes, han disparado el optimismo. Especialmente brillante fue el arrollador triunfo en la ciudad gallega, donde se vio a un OCB a un altísimo nivel de juego y que no se arruga ante nada.

El Unicaja Banco ocupa el cuarto puesto en la clasificación, por detrás del Estudiantes, que suma ocho victorias, y empatado a siete con Granada y Palencia, que le superan por la diferencia de puntos. El mismo puesto que tenía a estas alturas en la campaña de su debut en Oro de la mano de Guillermo Arenas, solo que entonces acumulaba un balance de 6-3. El club empezó pronto empezó a hacerse un nombre en la categoría: el noveno partido de aquel curso fue una épica victoria en casa ante el Andorra de Jordi Trias. Nacía la leyenda del fortín de Pumarín.

Ni siquiera el Oviedo de la temporada 16-17, el del título de la Copa Princesa y la gran oportunidad perdida de subir a la ACB, era mejor que el actual transcurridas las primeras nueve jornadas. Entonces iba 6-3, aunque cerró la primera vuelta con un estratosférico 13-4 que le permitió jugar por el título copero en casa.

Desde entonces, la situación del equipo a estas alturas de Liga ha venido siendo más o menos la misma, en puestos de play-off y con balance positivo. La excepción fue, claro está, la temporada 19-20: el OCB llegó a la jornada nueve con tres victorias y seis derrotas, un agujero que fue creciendo hasta el 7-16, detonando el relevo en el banquillo de Javi Rodríguez por Natxo Lezkano. Tras la victoria en el debut del técnico vizcaíno, la pandemia paró la competición antes de que se pudiera comprobar hasta qué punto daba resultado el cambio a corto plazo. En el plazo medio, el éxito de Lezkano es más que evidente.

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