La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Snowboard | Un asturiano en los Juegos Paralímpicos de Invierno

Vic González solo quiere que Pekín sea su final feliz

Vic González, en una competición en Baqueira Beret. Fototur

Cuatro años después, Vic González se siente preparado para disfrutar de unos Juegos Paralímpicos. En Pekín, dentro de dos semanas, no espera medallas, ni siquiera diplomas, se conforma con sacarse la espina que tiene clavada desde hace cuatro años. En Pyeongchang (Corea del Sur) sufrió porque una deficiente preparación le hizo competir en malas condiciones. Ahora llega mejor, dispuesto a cumplir sus dos objetivos: “Disfrutar de la experiencia y dar todo lo que tengo dentro”.

Ni siquiera eso pudo conseguir Víctor González Fernández (Oviedo, 29 de diciembre de 1970) en 2018, cuando se convirtió en el primer asturiano en unos Juegos Olímpicos de invierno. En parte, por las secuelas de la lesión medular que sufrió en 2015, en un accidente mientras esquiaba en Baqueira, pero también por una deficiente planificación: “Llegué muy mal muscularmente por sobreentrenamiento”.

“En Corea sufrí mucho”, explica Vic. “Mientras mis rivales subían a la pista a entrenar, yo me quedaba en la Villa Olímpica dándome masajes. Tuve que competir sin practicar en la pista. Y después del tercer descenso, no podía más”. Los resultados (11.º en snowboardcross y 12.º en banked slalom) fueron lo de menos: “Lo peor fue la sensación de no haber sido competitivo”.

Vic González asegura que a Pekín llegará “físicamente mucho mejor, aunque un poco cansado porque he tenido mucho trabajo de pretemporada y muchas competiciones. Por mi lesión me canso más que la mayoría de los rivales de mi categoría, que son amputados. Soy una persona de 51 años en un cuerpo de 85”.

Según Vic “voy mejor, pero sobre todo con otra madurez y otra mentalidad, enfocado a dar todo lo que tengo dentro. Si hay otros más rápidos que yo, estupendo, pero por lo menos pongo mi esfuerzo para que las personas que se suban al podio se tengan que superar”.

Los resultados de Corea apartaron al ovetense del equipo nacional, pero Vic no se rindió: “Con mi esfuerzo demostré que estaban equivocados. Si hubiesen apostado por mí llegaría mejor ahora a los Juegos. Durante estos cuatro años he tenido que entrenar como cualquier persona que sube por su cuenta a Pajares o San Isidro”.

Vic Fernández no quiere hacerse la víctima porque es consciente de que “muchos deportistas como yo, que están en el top 100 de su deporte, se tienen que buscar la vida para entrenar y competir. El problema es que mi deporte es muy caro”. Por eso agradece el apoyo de Toyota Astur Híbrido, que le proporcionó un vehículo adecuado para sus largos viajes, así como a Fedema, la Fundación Cajastur y el restaurante Doña Concha.

Ahora que ya tiene a Pekín en el horizonte (será el único participante español junto al esquiador de fondo Pol Makuri), Vic da por buenos todos los sacrificios de estos cuatro años: “Mereció la pena el esfuerzo porque quería quitarme el mal sabor de boca de 2018. Pero he pasado muchos riesgos porque las bajadas, con saltos de 15 metros a 60 kilómetros por hora, en circuitos cada vez más agresivos, son muy peligrosas. Por eso después de los Juegos venderé las tablas. Quiero volver a disfrutar del snow, sin más”.

Compartir el artículo

stats