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Diario de un asturiano en los Juegos Paralímpicos: extraordinariamente capaces

Sobre lo que los Juegos Paralímpicos pueden demostrar al mundo

La expedición española a los Juegos Paralímpicos, en París, con Vic González primero por la derecha. | CPE

Después de un mes intenso, cargado de compromisos mediáticos, test PCR cada tres días, no socializar y un sinfín de protocolos para conseguir los permisos necesarios para entrar en China, dejamos España rumbo a Beijing.

Han sido cuatro años de ciclo deportivo exigente, pero este mes se hizo eterno y mentalmente muy duro, tanto que voy a los Juegos con la sensación de que voy de vacaciones. Nos queda por delante un largo viaje, con escala en Barcelona, París, Beijing y seis horas de autobús hasta la Villa Olímpica. Parece un viaje duro, pero solo de pensar en que no tendré que estar pendiente del móvil y que el equipo técnico del Comité Paralímpico que viaja conmigo se encarga de toda la logística, será como un oasis mental.

El trabajo físico y técnico ya está hecho. Una pretemporada larga y un circuito de Copa del Mundo y un Mundial que me han exigido una planificación deportiva rigurosa y necesaria para la clasificación para los Juegos, que no me permiten llegar en mi mejor estado de forma tanto física como mental, pero con una madurez deportiva que no piensa en un resultado, sino en vivir una experiencia deportiva única y con un mensaje social importante. Que nos conozcan por nuestras habilidades y no por nuestras discapacidades.

Y es que no podemos olvidar que unos Juegos Paralímpicos demuestran al mundo lo que el alma del ser humano es capaz de hacer, olvidándose de los límites físicos previamente establecidos por una sociedad acomodada, que no busca imposibles hasta que encontrarlos es la única opción de supervivencia.

Cuando los deportistas adaptados demostramos nuestras capacidades en el deporte provocamos un efecto transformador de la sociedad. Los Juegos Paralímpicos cuestionan las creencias profundamente arraigadas relativas a la discapacidad y actúan como catalizador para cambiar el enfoque de la inclusión social en el mundo. Gracias a ello existe una mayor consciencia respecto a las personas con discapacidad física y la inclusión social definitiva se ve más cerca. Formar parte de este movimiento me llena lo suficiente como para no pensar en medallas y tener un enfoque más global y humanitario.

El viernes día 4 desfilaré en la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos de Beijing 2022 como abanderado. Me gustaría pensar que no solo represento a un país, sino a un movimiento social que demuestra que la discapacidad es la cualidad de ser extraordinariamente capaz y que busca la inclusión real de las personas con cualquier tipo de discapacidad a través de la maravillosa diversidad.

Todos tenemos una discapacidad, llámala miedo, llámala ego, pero la peor de todas es pensar que no todos somos iguales.

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