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La séptima maravilla del OCB

El Unicaja Banco Oviedo derrota al Melilla sufriendo y volverá a jugar el play-off: lleva siete en nueve años

Elechi tras recibir un tapón de Mazaira, con Arteaga al fondo. A la izquierda, Natxo Lezcano escanciando un culete. | Miki López / OCB

El Unicaja Banco Oviedo tuvo que sufrir hasta la última jugada casi de la última acción del partido ante el Melilla para certificar la clasificación para el play-off de ascenso a la ACB. Una gran defensa de Kabasele y Kamba sobre un inspiradísimo Rakocevic permitió que los dos puntos que llevaban en ese momento fueran suficientes para conseguir un objetivo tan goloso como el séptimo play-off en nueve temporadas, una gesta más de un club que ha hecho ya tantas que no puede ser casualidad, otro motivo para que la ciudad se vuelque con una entidad que, por insistencia, por repetición, por ilusión y por su crecimiento se merece poder luchar por el sueño de llevar por primera vez a un equipo de Oviedo a la máxima categoría del baloncesto español.

Y eso que los inicios están empezando a ser un problema para el OCB, que lleva tres partidos teniendo que remontar. Ante el Melilla fue, eso sí, menos acusado que en otros encuentros. Los siete puntos de desventaja (2-9) que llevaban cuando se había jugado poco más de dos minutos fue la más alta que sufrieron los de Lezkano, que se fueron entonando gracias, sobre todo, de un inspirado Jorgensen y un descomunal Atencia.

Una canasta de Kabasele a dos minutos de acabar el primer cuarto empató el partido a 16 y a partir de ahí la iniciativa siempre fue de los locales, arropados ayer por el numeroso público que acudió a las gradas de Pumarín. El OCB entró al segundo cuarto con una renta favorable de tres puntos (22-19) y en el segundo hizo varios intentos de romper el partido, pero el Melilla, muy serio y sin ningún tipo de presión, lo impidió. La primera de esas ocasiones llegó tras dos buenas acciones de Alexis Bartolomé, una canasta de mucho talento echando el cuerpo para atrás, y un triple que dieron una renta de seis puntos al OCB (27-21), pero una sucedió de errores locales devolvió el empate al marcador (28-28) 6.20 del descanso.

Fue ahí cuando apareció un inspirado Atencia para sumar dos triples seguidos (llevaba cuatro sin fallo en ese momento) y volver a disparar la ventaja que otra canasta del colombiano llevó hasta los nueve puntos (39-30) a 3.25 del descanso. A los vestuarios fueron siete arriba (43-36).

El tercer cuarto tampoco sirvió para que el OCB rompiera el partido a su favor, a pesar de que la ventaja de los locales se llegó a disparar a los 14 puntos (64-50) con dos tiros libres de un Olle Lundqvist que dejó algunas canastas de mucho mérito. Pero el talento de Llorca y Rakocevic redujo la renta a ocho puntos (66-58) de cara a un último cuarto en el que todavía quedaban mucha tela que cortar.

Tanta que Melilla llegó a darle la vuelta al marcador y ponerse uno arriba (69-70) en el marcador a 6.12 de acabar el partido. Tocaba sufrir para conseguir algo tan grande como disputar un play-off de ascenso a la ACB. Y así se hizo. Respondió Jorgensen con un triple (72-70), le siguió Xavier con otro (75-70), pero Rakocevic, a base de canastones, volvió a poner a los suyos a un punto (75-74). La tensión se cortaba con un cuchillo y hubo que defender, guarecer el aro, buscar a Kabasele y tener calma. Esas tres cosas permitieron a Lezkano brindar con sidra tras el partido por el milagro de cada año.

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