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Así cocinó Luis Morán la salvación del Marino: una premonición, dos corderos y un examen de farmacia

“Ya le dije a Lora antes de jugar que estos partidos son los míos”, dice el exjugador del Sporting tras dar la permanencia al conjunto luanquín

Luis Morán, abrazado por Guaya. M.Romero

“Cuando queráis salvavos, mantenevos y tal, llamaime por teléfono”. La frase es de Luis Morán, en plena celebración de la permanencia del Marino, y se ha hecho viral en redes al ser retransmitida en directo por Lora, su compañero, mientras el conjunto luanquín volvía de Navalcarnero en autocar. “Ya le dije antes de jugar que estos partidos son los míos”, comenta, todavía eufórico un día después, el gran protagonista de la salvación del Marinín, autor del tanto de la victoria en el minuto 94 para dejar a su equipo una temporada más en la Segunda RFEF.

No es la primera vez que hace algo así. Luis Morán comenzó a especializarse en resolver emergencias en el Sporting. Suyo fue el tanto que selló, ante el Eibar, el ascenso de Preciado en la última jornada. También el que, un año después, ató la permanencia, también en la última jornada, ante el Recreativo. “Esto es un éxito”, subraya sobre lo logrado ahora, con el Marino, gracias a un derechazo impecable a la base del palo, segundos después de que otro disparo suyo se estrellara en el larguero. “Había que creer hasta el último segundo del último partido”, insiste. Y así llegó la sufrida permanencia del conjunto luanquín, cuando pocos ya la esperaban.

“Cuando vi el balón dentro pensé en toda la gente que me apoya. En mi familia, en mis compañeros, en la afición”, cuenta Luis Morán, que tras la resaca de la fiesta en el autocar y la larga noche en las calles de Luanco, le ha tocado coger los libros. “Mañana (por hoy) tengo examen”, explica. Está estudiando para técnico de farmacia y se intuye que, como sus goles, ha dejado lo importante para el último día. “El tanto de la permanencia se lo dedico a mi mujer y a mi abuela”, continúa respecto a ese 1-2 ante el Navalcarnero que perdurará en la memoria de los habituales de Miramar.

La felicidad del gol de Luis Morán hizo estallar a Luanco y también a Laviana. El motivo es que la permanencia del Marino da también la salvación, por arrastre, al Titánico, que continuará un año más en Tercera RFEF. “Tenemos un amigo del Titánico que nos debe dos corderos”, dice Luis sobre una apuesta que espera cobrar en breve. Hay un tercer club implicado en todo esto, el Gijón Industrial. Los fabriles también cuentan con opciones de mantenerse gracias al tanto del exrojiblanco, aunque en su caso, para concretarse, tiene que darse otra condición: que el Lealtad logre el ascenso. “Ya llamé también al presidente del Indus para que anime al Lealtad. Nosotros cumplimos”, comenta Luis Morán, con tanto ingenio en las respuestas como talento para resolver ante la portería.

Asegura que, de las muchas felicitaciones recibidas en las últimas horas, se queda con las que le dieron sus familiares “nada más llegar a Luanco”. Sin embargo, reconoce que uno de los momentazos de la jornada, al margen del gol, fue el viaje de vuelta en autocar. “Con Lora y Nino, si te despistas te la lían”, afirma, entre risas, por el vídeo que acumula cientos de reproducciones y “me gustas”. En él se puede ver cómo un equipo disfruta, desde dentro, de un triunfo tan importante. También la complicidad de los jugadores, encadenando particulares versiones de canciones con Guaya y Luis Morán como protagonistas.

En la cabeza de Luis sigue resonando el “Luigi is on fire” (Luigi está en llamas), la versión marinista del popular tema “Freed From Desire”, un himno en las discotecas de la década de los 90, cuando el gozoniego ya se hinchaba a meter goles en Mareo. “Claro que sigo on fire”, asegura entre risas antes de regatear la última cuestión, la de si seguirá en el Marino. “Ahora toca disfrutar de la permanencia y de las vacaciones”, concluye el héroe de Luanco.

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