La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Una recta final llena de dudas: la cuenta atrás del Oviedo Baloncesto para inscribirse en la LEB Oro

El OCB tiene hasta el viernes para conseguir los apoyos necesarios y disputar su décima temporada en la segunda categoría

Por la izquierda, la directora general de Deportes del Principado, Aida Nuño; la consejera de Cultura, Berta Piñán; el presidente del Oviedo Baloncesto, Fernando Villabella; y el vicepresidente, Luis Tuero. Irma Collín

Si los elogios se pudieran contabilizar y transformarse en euros, el Oviedo Baloncesto no solo tendría garantizado competir en la LEB Oro la próxima temporada, si no que sería uno de los presupuestos más altos de la categoría. El reconocimiento a la buena labor que ha hecho el club tanto por el rendimiento del primer equipo como por el trabajo con la cantera es tan generalizado como lo son las evasivas a la hora de comprometerse a financiar el proyecto tras la salida de Unicaja Banco.

Una rivalidad que da miedo a las empresas. Las reticencias a sumarse y dar nombre a proyectos deportivos de una de las dos grandes ciudades de la región, por miedo a herir sensibilidades en la otra, por mucho esfuerzo que se haga por parte del OCB en intentar convencer de que esa rivalidad disminuye en el baloncesto, sigue siendo muy común entre algunos de los empresarios a los que se ha propuesto vincularse con el club.

La respuesta definitiva de las instituciones. Al margen del trabajo que se hace para tratar de sumar apoyos empresariales, el OCB necesita saber cuanto antes qué va a suceder con las instituciones, es decir, con el Ayuntamiento y con el Principado. En el primer caso, la comunicación es fluida y el club percibe que se le está tratando de ayudar para que pueda salir a competir; en el segundo, el OCB está a la espera de que se concrete en una cifra el compromiso que adquirió Berta Piñán, consejera de Cultura, para aumentar la financiación regional tras la salida de Unicaja.

A distintas velocidades. Otro de los problemas con los que se encuentra el OCB es el tiempo. Las instituciones y las empresas van a un ritmo que el club no se puede permitir si quiere presentarse en la línea de salida de la competición el próximo viernes con todas las garantías de que cruzará la línea de meta sin haberse dejado en la carrera el prestigio que se ha ganado de ser un club riguroso y que cumple siempre con sus compromisos. El Oviedo Baloncesto necesita saber que si presenta el viernes un aval de 150.000 euros a la Federación Española lo hará porque tiene la seguridad de que podrá formar una plantilla profesional y cumplir con ella hasta final de curso.

La planificación deportiva, en segundo plano. Y mientras la directiva del club azul gasta las suelas de sus zapatos recorriendo despachos y tratando de vender su proyecto, hacer una planificación deportiva carece de sentido. Lo único que se sabe es que Alonso Meana y Hansel Atencia tienen contrato y que, en caso de competir en la LEB Oro, contarán con el capitán, Oliver Arteaga.

La primera decisión, un entrenador. En el caso de que al final las negociaciones fructifiquen y se consiga el objetivo de salir a competir, una de las primeras cuestiones a las que tendrá que dar respuesta la dirección deportiva encabezada por Héctor Galán es la de elegir un entrenador. Los nombres con los que se relaciona al club hasta ahora son de una fiabilidad nula, puesto que nadie está negociando en el OCB sin saber qué puede ofrecer. Otra cosa es que se hable de entrenadores que están sin equipo y que la pasada temporada dirigieron a clubes de LEB Oro, lo que automáticamente los convierte en posibles inquilinos de los banquillos vacantes. Aun así, tal y como ha gestionado el puesto el club a lo largo de su historia, nunca hay que descartar una sorpresa y que llegue alguien con poco bagaje en esta categoría.

Compartir el artículo

stats