La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ajedrez | Open "Ciudad de Oviedo"

Damas y reinas por la igualdad: la historia de tres mujeres en el mundo del ajedrez

Las jugadoras que participan en el torneo ovetense reivindican el rol de la mujer: "Somos minoría"

Jugadores de ajedrez, durante la jornada de ayer del torneo «Ciudad de Oviedo». | Luisma Murias

Es probable que a ninguno de los millones de entusiastas que sueñan con hacer una mate en una cancha de la NBA nunca le haya abierto la puerta del baño Michael Jordan. O que ninguna de las miles de tenistas del ranking ATP jamás le dispensase tampoco Serena Williams tal atención. A quien sí le sucedió cosa semejante fue a Maritza Arribas, gran maestra de ajedrez de 51 años que se encuentra estos días representando a la selección cubana en el Open "Ciudad de Oviedo", que se disputa estos días en el polideportivo universitario del CAU.

Año 1998. Contexto: Olimpiadas de Ajedrez en Salónica (Grecia). A falta de dos jornadas para el final, con rusas y húngaras jugándose el campeonato, le tocaba a Maritza enfrentarse a Rusia. "¡Nadie esperaba que yo ganase!", rememora la jugadora cubana. "Durante la partida, Judit Polgar (ajedrecista húngara, considerada hasta la fecha la mejor de la historia) me sujetaba la puerta cuando quería ir al baño". No se sabe si embrujada por la amabilidad de la legendaria Polgar, Maritza logró un triunfo improbable que le dio el título a Hungría.

34 años después, 11 campeonatos cubanos y 15 presencias en Olimpiadas jalonan la trayectoria de Maritza, que empezó a jugar al ajedrez con sus vecinos: "Perdía siempre, así que me apunté a una academia para ganarlos". En Cuba, explica Maritza, el ajedrez goza de gran popularidad, tanto que el gobierno se plantea incluirlo en la educación como una asignatura más.

Menos gusto por las damas y el tablero existe en Paraguay, tierra de la gran maestra Gabriela Vargas. Allí todo es más difícil: más aún si eres mujer. "Mi país, como toda Sudamérica, es muy machista", afirma Vargas, que se queja de que Paraguay solo envía equipo femenino a los campeonatos desde 2008. La jugadora, también presente en Asturias para el torneo Ciudad de Oviedo, ensalza la igualdad de la organización del torneo: "Valoro mucho que se nos dé alojamiento y comida también a las grandes maestras", pues, según dice, lo habitual es que esas atenciones estén reservadas a los hombres.

"Nosotras queremos igualdad de género", tercia Maritza. En esa primera persona del plural se incluye la gran maestra Carla Heredia. La ecuatoriana, como sus dos compañeras, se encuentra en Oviedo preparándose para la Olimpiada de la India. Heredia lamenta la situación de las ajedrecistas: "Somos minoría: en un torneo de 100 participantes, solemos ser 10 mujeres, apenas un 10%". En el Ciudad de Oviedo, el 18% (26 de 138) de inscritas son mujeres. A sus 31 años, Heredia sueña con alcanzar un top 100 mundial en el que solo constan dos mujeres latinas, al tiempo que alaba el modelo de competición español: "A diferencia de lo que sucede en mi país, y en otros muchos sitios, aquí (en España) los campeonatos suelen ser mixtos". Vargas incide en la misma línea: "El nivel en España es muy bueno. En Sudamérica no hay un circuito definido ni tantos torneos como aquí, donde se le da más importancia".

El modelo mixto de competición que prima en España es una bendición para aquellas que, como la pionera Maritza, gustan de enfrentarse contra oponentes del sexo contrario. "¡Prefiero jugar contra los hombres!", exclama con notable efusividad. El machismo no va a dar jaque mate a una pionera a la que le sujetaba la mismísima Judit Polgar la puerta del baño.

Compartir el artículo

stats