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La prueba más dura del "ironman" Mario Villar

El triatleta ovetense busca fondos para acudir al Mundial de Hawái tras lograr la clasificación en Vitoria: "Cualquier ayuda es bien recibida para cumplir un sueño"

Mario Villar, en tres momentos de la prueba de Vitoria. | Ironman de Vitoria

Dicen que todo tiene un precio. Incluso los sueños. Bien lo sabe Mario Villar (Oviedo, 22 años). Este joven triatleta ganó el Ironman de Vitoria en su categoría de edad, ganándose el acceso al Mundial, que se desarrolla todos los años en Hawái. Sin embargo, ha de costearse de su propio bolsillo el vuelo, el alojamiento y la inscripción en la prueba. Es por ello que decidió emprender un "crowdfunding" para que el dinero no le arrebate un sueño tejido de carreras, pedaleos y brazadas.

La prueba más dura del "ironman" Mario Villar

La modalidad predilecta de Villar, con la que se ganó el acceso al mundial, es el Ironman. Consiste en nadar 3,8 kilómetros, recorrer 180 kilómetros en bici y cubrir otros 42 corriendo. Ahí es nada.

La prueba más dura del "ironman" Mario Villar

Para encontrar los inicios de Mario en el triatlón, sin embargo, no es preciso retrotraerse demasiado en el tiempo. Todo comenzó en 2020, concretamente una semana antes del confinamiento estricto por la pandemia. Mario se encontraba en Granada cursando Ingeniera Informática en la universidad. Había practicado fútbol y natación en la infancia, pero las distracciones propias de la vida universitaria le alejaron de la senda del deporte.

Una amiga de la carrera, triatleta, le propuso practicar triatlón. Una vez finalizado el confinamiento, Villar decidió ponerse a ello. Le gustó, adquirió el hábito de entrenar y se fijó un objetivo: competir.

Y no tardaría mucho en hacerlo: en abril de 2021, ni un año después de haber conocido el triatlón, se apuntó a una prueba en Granada. Los recuerdos de la cita le hacen reírse de buena gana: "Todo iba bien hasta que no vi una señal de giro. Me desvié cinco kilómetros del recorrido, volviendo al circuito justo al lado de la meta. Me descalificaron, claro está, pero aun así la experiencia resultó gratificante".

En la trayectoria de Villar, las fases no se miden en pasos sino en zancadas. El mismo joven que se confundió de trazado en Granada logró clasificarse para el Mundial de triatlón a los pocos meses. Sucedió en Vitoria. Quince triatletas competían en su categoría de edad (de 18 a 24 años) por una sola plaza para Hawái: la única opción era el triunfo. Y lo logró. Siguiendo sus ritmos, sin atender al resto de corredores.

Este modo de afrontar la carrera funciona como una alegoría de su filosofía: entrenar, entrenar y entrenar; seguir, seguir y seguir, como en las interminables sesiones de preparación a las que se somete con disciplina marcial para dar lo mejor de sí mismo. Tres días de bici y otros tres de carrera semanales, a los que hay que sumar las jornadas en la piscina. Poca cosa.

Sin embargo, la voluntad de hierro del ironman ovetense se encuentra ante un obstáculo que no puede doblegar corriendo, nadando ni pedaleando: el dinero.

Para superar esta prueba, Mario precisa de la generosidad, tanto particular como institucional. Habilitó hace unos días un "crowdfunding" en el que quien lo desee puede aportar su granito de arena para que el sueño peleado en la competición no lo trunquen las vicisitudes económicas. El objetivo es recaudar al menos 1.500 euros, para sufragar el vuelo hasta Hawái. A ello hay que sumarle la estancia y el precio de inscripción a la prueba, que alcanza los 1.200 euros. "Cualquier ayuda es bien recibida para cumplir un sueño que me he ganado compitiendo", apunta.

Además de las donaciones particulares, Villar pretende concitar el apoyo de instituciones como la federación asturiana de triatlón. También está tratando de encontrar patrocinadores privados que contribuyan a financiar la aventura.

A sus 22 años, la familia de Mario le sigue llamando loco por entregarse en cuerpo y alma a un deporte tan hercúleo como minoritario, tanto que este mundialista teme no poder cumplir su sueño.

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