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El Alimerka OCB se abre paso: así fue el primer triunfo del equipo ovetense

El equipo ovetense exhibe una energía desbordante y logra el primer triunfo de la temporada tras enloquecer al Coruña en los últimos tres minutos

El jugador del Alimerka Oviedo Marc Peñarroya intenta una penetración ante la oposición del base del Coruña Ingus Jakovics, con Aleksandar Andrejevic a la expectativa, ayer, en el polideportivo de Pumarín. | Miki López

Quedaban todavía unos segundos para que finalizase el partido y el entrenador local, Trifón Poch, se acercó a la línea de fondo para fundirse en un apretado abrazo con Marc Martí, que ayer se quedó sin vestir. El gesto resumió a la perfección la alegría y la liberación que sintió el Alimerka Oviedo Baloncesto tras conseguir, a la octava, la primera victoria de la temporada. Tras un encuentro de idas y venidas, de chispazos de buen juego y algunas desconexiones, el último arreón del equipo asturiano, en los tres minutos postreros, noqueó a los gallegos y provocó la euforia en el polideportivo de Pumarín.

Sigue habiendo picos y simas, sí, pero las rachas de buen juego del equipo, una vez recuperados todos los efectivos, son cada vez más frecuentes y más duraderas. Continúan los problemas de dureza cerca de la canasta (ayer la debilidad en el rebote estuvo a punto de costar el partido), pero el conjunto de Poch ha ganado en criterio y pólvora con la incorporación de Romeo Crouch y la última, fundamental, de Thorir Thorbjarnarson.

En general, el equipo azul tuvo una buena puesta en escena en cada comienzo de cuarto. La incógnita residió en saber hasta cuándo iba a durar la mecha. De entrada, hasta el minuto cinco, con un 19-12 enjugado en apenas tres minutos por los coruñeses, que además, por medio de Javi Vega, metieron un triple desde su campo en el último suspiro para cerrar el parcial en ventaja (25-27).

Más energía local para empezar el segundo cuarto. Dos tiros libres de Comendador tras ser parado en falta cuando se iba a comer el aro con un mate y el robo de balón en el subsiguiente saque de fondo provocaron el tiempo muerto de Diego Epifanio con quince segundos disputados. El champán local agotó pronto sus burbujas y el Coruña empezó a asentarse en pista, cimentado en un poderío interior incontestable para los jugadores de Poch. Los cuatro puntos de salida fueron los únicos del OCB en cinco minutos, y el conjunto visitante se escapó hasta los ocho puntos de diferencia, reducidos a seis al descanso (40-46).

No se puede decir que los jugadores visitantes no estuvieran avisados de las salidas impetuosas del Oviedo. Epifanio volvió a pedir tiempo rápido, con minuto y medio disputado, pero aun así sus discípulos fueron atropellados en un inicio de tercer cuarto desbordante. Fueron minutos de delirio en el que los locales asumieron riesgos en defensa y salieron como gacelas en transición, en los que encontraron buenas situaciones en las continuaciones y acribillaron desde más allá de 6,75. La felicidad inundaba Pumarín con el 67-55, con dos minutos para cerrar el tercero. Suficientes para que los triples del Coruña y las absurdas pérdidas del OCB dejaran todo para el último cuarto (69-69).

Lo esperable era que el equipo local acusara el golpe, más aún teniendo en cuenta la enorme carga de derrotas que guarda en su mochila. De hecho, esta vez no hubo salida en tromba. La defensa del Coruña empezaba a forzar tiros cada vez peores y el rebote defensivo era un drama. El conjunto asturiano se agarraba al partido como podía. Y con 78-80 a falta de menos de tres minutos se encendió al fin la mecha del último cuarto. Lo que siguió fue una explosión de triples, robos de balón y buena lectura (mención especial a Peñarroya) que evitó un final agónico y dio paso a la fiesta en Pumarín. Queda todo por hacer, pero el OCB se abre paso.

Pocas veces se ha visto una celebración como la de ayer tras un triunfo del OCB, algo que se explica por la frustración de iniciar la competición con siete derrotas consecutivas. El entrenador, Trifón Poch, no ocultó sus emociones a la conclusión del encuentro. Luego, más calmado, analizó lo sucedido. «Lo primero, mi felicitación para todo el equipo, staff y jugadores. Hemos estado y estamos todavía con circunstancias muy difíciles para construir un grupo que juegue con solidez y con conexiones, así que estoy muy contento de que el trabajo y el sufrimiento tengan esta recompensa. El grupo se lo merecía», señaló el técnico. Para Poch es clave la recuperación de efectivos. «La intensidad de los entrenamientos de esta semana nos ha dado esa capacidad de poder enfrentarnos mentalmente a un equipo muy fuerte y que juega muy físico». El técnico local ve una de las claves en el buen inicio de tercer cuarto: «El resultado a la media parte, con esa ventaja del Coruña era peligroso según lo que pasara al inicio. Ha sido extraordinario y eso nos ha ido alimentando, nos ha permitido entrar en ese momento final con convicción, con las ideas claras pero además con la creencia de que podíamos conseguirlo». ¿Qué puede suponer para el futuro este primer triunfo? Poch admite haber lanzado «un bufido» tras la rabia acumulada por las derrotas, «una losa que cada vez era más grande», y confía en que «parecer el equipo que queremos ser sirva para confirmarnos a nosotros mismos que podemos competir a ese nivel y que hay jugadores que pueden dar lo que nos han dado hoy. Pero espero que no nos confundamos ni tiremos fuegos artificiales. Siempre dije, digo y diré que salir de donde estamos es un trabajo de largo recorrido picando piedra».

 El entrenador del Alimerka OCB elogió globalmente a todo su equipo, pero precisó, preguntado por la labor de los bases: «No habíamos tenido ni a Marc (Peñarroya) ni a Romeo (Crouch) ni a Thorir (Thorbjarnarson), que son los que nos ayudan a jugar ordenado, con criterio, a poner el balón en su sitio. Estamos contentos con el trabajo que ha hecho Marc y por eso le hemos ampliado». Por su parte, el técnico del Coruña, Diego Epifanio, opinó que «el Alimerka Oviedo estaba pasando por muy mal momento y la energía de Pumarín y su deseo de ganar han sido muy buenos. A cinco minutos del final estábamos cuatro arriba y fallamos una bandeja, y a partir de ahí el ambiente de Pumarín y la calidad de los jugadores les ha hecho justo vencedores».

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