El clásico de Negreira

El Madrid visita al Barça en medio de la polémica por los pagos al ex alto cargo de los árbitros

Carlo Ancelotti. | Europa Press

Carlo Ancelotti. | Europa Press / Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Suele decirse con grandilocuencia de determinados choques, para exagerar su dimensión, «esto es mucho más que un partido de fútbol». Los clásicos Barcelona-Real Madrid suelen generar este tipo de excesos periodísticos que buscan «superlativizarlos», en ocasiones sin justificación alguna más allá de la rivalidad histórica que les enfrenta. Pero se da el caso de que este Barcelona-Real Madrid (Nou Camp, 21 horas, Movistar) cumple todos los requisitos para ser calificado como «mucho más que un partido». Hace apenas un mes se destapaba la noticia que ha hecho temblar los cimientos del fútbol español: el Barcelona pagó 7,4 millones de euros a José María Enríquez Negreira, el exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros durante 17 años de su vigencia en el cargo para asegurarse una supuesta neutralidad arbitral, ante el trato de favor que había hacia otros equipos como el Real Madrid, según sospechaban los azulgranas.

Desde entonces han ocurrido muchas cosas. La primera es que el Barça y su presidente Joan Laporta, que cuadriplicó el importe del pago a Negreira por sus servicios, ha cambiado el discurso desde el inicial «vamos a abrir una investigación interna para depurar responsabilidades» al victimista «sufrimos una campaña de acoso y derribo y no es por casualidad, lo sabéis todos, y tiene como objetivo desestabilizar al equipo a corto plazo y a medio plazo, controlar y quedárselo. Tendré tiempo para explicaros quién, por qué y cómo». Lo cierto es que ha pasado un mes y Laporta sigue sin dar la cara. Pero lo quizás más trascendental ha sido la ruptura de relaciones entre Laporta y Florentino, tras personarse el Real Madrid como acusación particular en la causa del «caso Negreira» para tener acceso a la documentación en la investigación. Algo que ha roto la relación casi idílica que mantenían ambos como socios promotores de la Superliga, relación que dicen las malas lenguas que ha servido al catalán incluso para activar alguna palanca financiera gracias a la mediación de Florentino.

Y en medio de esta tormenta perfecta que aún no ha vivido su momento álgido llega este clásico que en lo deportivo queda algo descafeinado por la distancia de nueve puntos que separa a madridistas y culés. Se alimenta desde la trinchera blanca que a los de Xavi les tiemblan las piernas y son un equipo inconsistente aún. Algo que refleja más un deseo que una realidad, porque los datos hablan de un Barça que solo se ha dejado diez puntos de los 75 jugados, concediendo solo dos derrotas, mientras el Real Madrid ha empatado cinco encuentros y perdido tres.

Cierto es que el glamour y la exuberancia futbolística que adorna el discurso de Xavi se convierte luego en cholismo cuando el equipo salta al campo. Este Barça ha ganado nueve partidos por la mínima (1-0 o 0-1), y con esos nueve goles ha sumado 27 puntos, el 45% de los que lucen en su casillero. Espectáculo, por tanto, no ofrecen. Fiabilidad sí. Mientras, el Madrid petardea en la competición doméstica, pero sigue vivo en la Liga de Campeones, su competición fetiche. Esta noche se verá qué versión ofrecen unos y otros.

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