El Avilés, un especialista en aprovechar al máximo sus goles

El de Pablo Espina ante el Rayo Cantabria rompe una tendencia de 18 partidos del Real Avilés en los que marcar era sinónimo de puntuar

Jorge Fernández controla el balón

Jorge Fernández controla el balón / MARA VILLAMUZA

Jorge Valverde

Jorge Valverde

¿Alguien se puede imaginar un equipo que, siendo el máximo goleador de su competición, descienda de categoría? Parece imposible, pero hay precedente. Echen un vistazo a la clasificación de la Primera División inglesa correspondiente a la temporada 1937-1938. El hoy archimillonario Manchester City, que además había sido campeón en la campaña anterior, fue el máximo realizador del campeonato y, pese a ello, acabó penúltimo y descendido. Para tratar de comprenderlo, lo primero que puede venir a la cabeza es que el número de goles recibidos habría sido superior a los anotados. Pues tampoco. Mientras los "citizens" marcaban 80 (más de 50 llevaban la firma del tridente Doherty, Brook y Herd), Frank Swift, insustituible entre palos, recibía tres menos, 77. Asombroso.

El Avilés, un especialista en aprovechar al máximo sus goles

El Avilés, un especialista en aprovechar al máximo sus goles / Jorge Valverde

Aquel equipo de Wilf Wild levantó un monumento a los goles más estériles de la historia, contraproducente gesta que será prácticamente imposible de repetir. Lo más próximo a ese desperdicio goleador es lo que acontece en la pequeña batalla de cada partido, como le ocurrió al Real Avilés en la última jornada, con el balón que Pablo Espina introdujo en la red del Rayo Cantabria, inservible para puntuar. No obstante, si alguien está alejado de los goles baladís, es el conjunto blanquiazul.

Durante las tres últimas temporadas, tan extraño es verle marcar y perder que solo le ha ocurrido en el 8% de los casos. El Real Avilés de postpandemia lleva disputados 105 partidos oficiales y, de los 75 que logró marcar, solo perdió 6. A saber: ante Langreo (2-1), Compostela (3-2), Coruxo (2-3) y Pontevedra (3-2), en la 2021-2022; y Bergantiños (3-1) y Rayo Cantabria (1-2), en la 2022-2023. En este período, resalta lo ocurrido bajo el triunvirato Albarrán-Vigil-Rueda, temporada 2020-2021, única de la historia en la que, mientras hubo goles, no se perdió nunca.

Desde la perspectiva histórica que dan las 40 temporadas del club, el dato es relevante, dado que las derrotas con goles marcados elevan su porcentaje al 41%. Exactamente, son 218, del total de 534 que el Real Avilés ha padecido a lo largo de su historia. La última, la del pasado sábado, pone fin a una racha de 18 partidos que conjugaron goles y puntos, a partir del traspiés de la jornada 3, en el feudo del Bergantiños (3-1). El mayor número de derrotas con goles se produjo en la temporada inicial, 1983-1984, cuando el naciente Real Avilés Industrial hincaba la rodilla 13 veces. Por el contrario, aparte de la comentada campaña 2020-2021, en la que todos los goles valieron para ganar o empatar, hay otras tres en las que el equipo se quedó a un partido de conseguir lo mismo: en 1985-1986, con José Ramón Fuertes, sólo ocurría en la derrota frente al Langreo (2-3); en 1989-1990, la del ascenso a 2ª División, en la visita al Adolfo Suárez de Ávila (3-2); y en la división de plata 1990-1991, ante el Albacete (1-2), el día que el catalán Casajuana Rifá, coetáneo de Enríquez Negreira, la armaba gorda en Llaranes y tenía que salir a escondidas del Muro de Zaro. En la concreción de un partido, el tope de goles estériles es de 3, guarismo que se repitió en cuatro fechas. La primera (24 de abril de 1997) coincidió con la única visita a Ciudad Real, donde los goles de Robert Fernández, Luis Castro y Nacho García se quedaban en nada (4-3). Igual marcador, con el agravante de producirse en el Suárez Puerta, favorecía a Ribadesella (última jornada de la temporada 2005-2006) y Sporting B, en partido de Copa Federación disputado en agosto de 2008. Por último, en abril de 2013, los tantos de Pato Guillén, en propia puerta, Geni Suárez y Gerardo Noriega de nada valían en Orense (5-3).

En el capítulo de acaparadores de goles inservibles, en primer lugar aparece Jesús Martín, máximo realizador en las dos primeras temporadas del club. El extremo firmaba hasta 14 goles que, poco menos, terminaría maldiciendo. En tan ingrato ranking le sigue Joaquín Alonso. Lo sorprendente es que, de sus 116 goles como blanquiazul, 107 contribuyeron a evitar derrotas. Sin duda, el reducido número de goles que el "Bala" tiró a la basura (9) dejarían sin actividad a la mismísima Cogersa.

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