Isra Martínez, el salvador avilesino de la Cultural

"Es una experiencia personal grandísima", asegura el técnico, encargado de amarrar la permanencia del histórico club leonés

Isra Martínez, en un entrenamiento junto a Julen Castañeda. | C.L.

Isra Martínez, en un entrenamiento junto a Julen Castañeda. | C.L.

Noé Menéndez

Noé Menéndez

Isra Martínez recibió hace dos semanas la noticia más importante de su carrera. La Cultural Leonesa, uno de los clásicos del fútbol español, confiaba en él en el banquillo para cerrar la temporada tras el despido de Docampo. El avilesino, que a sus 32 años estaba entrenando al filial, no dudó en aceptar la oportunidad. "Sinceramente, desde que me hice cargo del primer equipo no he pensado en lo que puede suponer esto para mí", explica Martínez, que sólo tiene tiempo para conseguir su gran objetivo: certificar la permanencia con los leoneses en Primera Federación.

Martínez es una cara conocida dentro del universo de la Cultural Leonesa. Cuando terminó Bachiller en Avilés, tuvo que hacer sus maletas para estudiar INEF en la Universidad de León, ciudad en la que ha acabado asentándose. "Empecé a entrenar en El Ejido, un equipo de un barrio de León. La Cultural se puso en contacto conmigo y ya llevo siete temporadas dentro del club", indica el avilesino. Durante estos años ha pasado por varios puestos. Se inició en el infantil leonés, estuvo dos años siendo director de cantera, junto a Rubén de la Barrera fue analista en Segunda División, fue entrenador de los juveniles… Todo hasta llegar al primer equipo.

"Es una experiencia personal grandísima. Me va a permitir crecer y seguir desarrollándome como entrenador", indica Martínez, que todavía no ha tenido tiempo para dimensionar lo que ha logrado. El técnico solo tiene en el punto de mira un objetivo: la permanencia. A pesar de la dificultad que tiene coger el club con la temporada casi finalizada, el avilesino no se acongoja a la hora de asumir el reto. "Cambiar de equipo con el año empezado no es nada nuevo para mí. En juveniles ya me pasó y, cuando di el paso al filial, igual", recuerda, y asume toda la presión que tiene a sus espaldas.

A pesar de estar a más de 150 kilómetros de Avilés, Martínez está muy pendiente de su equipo de la infancia. "De pequeño siempre jugué en las categorías inferiores del Avilés. Vivo a 50 metros del Suárez Puerta, como para no sentirme blanquiazul", bromea el avilesino, que espera ver el año que viene a los de Emilio Cañedo visitando el Reino de León. "Ojalá consigan el ansiado ascenso, están haciendo un año espectacular", reconoce el técnico, que tiene en sus planes futuros regresar a Asturias para entrenar, algo que le haría "mucha ilusión".

Hay un jugador del Avilés que Martínez conoce como si fuese su hijo. Rodri Suárez, central que está cedido en el conjunto avilesino por la Cultural, estuvo bajo sus órdenes desde cadetes hasta el filial. "Solo puedo decir que es un 10 como persona. Es un jugador con una proyección importante y tiene aún margen de crecimiento", destaca el entrenador, que define al defensa como "una esponja". "Todo lo que le dices te lo lleva al campo. La experiencia como blanquiazul le está viviendo muy bien para formarse", señala el avilesino.

Martínez no ha tenido tiempo de pensar sobre qué le deparará el futuro cuando termine su año con la Cultural. Quizá en un futuro sea el dueño del banquillo del Suárez Puerta. El tiempo dirá.

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