Es imposible entender el Grupo Pachuca, dueño del Oviedo, sin el equipo Pachuca. En la capital del estado mexicano de Hidalgo está desde hace un año el cuartel general del conjunto carbayón, con Jesús Martínez dirigiendo el cotarro, atento a esto y a aquello. Allí, en la ciudad deportiva del Pachuca, ha pasado el equipo azul diez días de preparación. Son 40 hectáreas, once campos de fútbol, Universidad, hospital, residencia, colegio… Es un complejo gigante, por el que conviene incluso moverse en coche, que fue levantado hace más de 20 años. El Oviedo se ha sentido como en casa, aunque durante todos esos días no dejó de mirar de reojo a 400 kilómetros, en el centro de México.
Porque el punto de vista del club azul pasa ahora por el León, el otro equipo mexicano que controla el Grupo Pachuca desde 2012, cuyo presidente es Jesús Martínez, hijo del dueño del Oviedo. Pachuca y Carso, de Carlos Slim y Arturo Elías, fueron socios hace años en este equipo, que viste de verde y es conocido por su juego ofensivo.
El León, a menudo a la sombra del Pachuca, tiene desde hace menos de dos años lo que definen internamente como "una joya". Es La Esmeralda, la ciudad deportiva del equipo mexicano, completamente diferente a la del Pachuca. Su nombre es por el color con el que viste el León. Para el Oviedo es clave, porque la nueva ciudad deportiva azul que levantará el club azul en Latores estará (ya lo está) inspirada en este recinto. "Se construirá a su imagen y semejanza", aseguran altas fuentes del conglomerado mexicano.
El complejo oviedista que se avecina fue además uno de los temas a tratar en la gira mexicana, con representantes de Herce, dueños de la finca y constructores, desplazados a Pachuca para reunirse con Jesús Martínez y perfilar la hoja de ruta. Todo parece ir viento en popa. En las conversaciones entre ambas partes, una y otra vez salía a la palestra La Esmeralda, con menos foco que la Universidad de Pachuca. Con el objetivo de conocer y mostrar al detalle el recinto "hermano" de lo que está por venir en Latores, LA NUEVA ESPAÑA, desplazada a México para cubrir la gira del Oviedo en México, acudió a León. José Ramón Fernández, vicepresidente del Grupo Pachuca y consejero del Oviedo, abrió las puertas del corazón de este equipo, inaugurado en diciembre de 2021, cuando medio mundo todavía utilizaba mascarillas.
La historia de su construcción tiene de todo. Los terrenos están ubicados en el estado de Jalisco, a unos 20 minutos de la ciudad de León (Guanajuato), famosa por su fuerte industria zapatera y mucho más grande que Pachuca: más de cinco millones de habitantes. Los campos y oficinas de La Esmeralda ocupan ocho hectáreas (prácticamente lo mismo que los terrenos de Latores) en una zona árida que se llama Ciudad Maderas, que es un conglomerado, patrocinador del León, poseedor de infinitos terrenos residenciales en esa zona. Un trozo del pastel, las 8 hectáreas, fueron cedidas a Pachuca para que levantase La Esmeralda. La obra duró dos años, se realizó durante la pandemia y puede decirse que fue accidentada. Es, de hecho, la primera gran instalación deportiva del mundo construida tras el covid. Cuando el modelo estaba preparado y listo para construir, Jesús Martínez lo rechazó y mandó empezar de cero.
Como el covid cambió todo, Pachuca decidió que lo mejor era realizar una estructura muy diáfana, abierta, con muchos espacios al aire libre y sostenible con el medio ambiente. Así fue. En diciembre de 2021 vio la luz y ahora es uno de los complejos claves en México. Ubicada en una zona árida, un enorme arco verde recibe al visitante tras pasar una rotonda con forma de balón. A la derecha hay una capilla, abierta al público. Y, tras superar el arco, un edificio blanco y acristalado, con una tienda de enseres en el medio. A primera vista, la diferencia de La Esmeralda respecto a la ciudad deportiva del Pachuca es abismal. La del León, más moderna, parece más manejable, menos gigante. El edifico tiene dos plantas.
En la primera, nada más entrar, hay oficinas: marketing, comunicación, producción. Allí trabaja con su equipo José Ramón Fernández. Pegado a ese departamento están los despachos de inteligencia deportiva, secretaría técnica, fuerzas básicas y tecnologías de la información. La idea del Oviedo pasa por hacer lo mismo que en León: reunir en Latores a directivos, empleados, cuerpo técnico y jugadores.
Roberto Pompa es el gestor deportivo del León, se ocupa de toda la logística, lleva en el club 15 años y vivió en primera persona la transformación reciente de la entidad, una de los más importantes de México (ocho Ligas), a raíz de La Esmeralda. "Llevo aquí desde que teníamos cuatro balones y diez bolsas. El cambio al venirnos a esta ciudad deportiva fue radical, porque dimos un paso hacia adelante. Es un espacio funcional y abierto", explica. El León, que llevaba diez años en Segunda cuando lo compró Pachuca (ascendió en 2012) casualidad o no, ha ganado dos títulos internacionales desde el traslado a La Esmeralda: la Leagues Cup y la Concacaf. Antes, el equipo se entrenaba en unos terrenos en la ciudad. En la segunda planta se sitúa el despacho del presidente y una gran sala para visitas, con vistas a los campos, y una enorme escultura de un León que encargó Jesús Martínez. Pegado a las oficinas está el comedor: da 600 servicios al día, a jugadores, jugadoras y a todos los empleados. Sin contar futbolistas, en La Esmeralda trabajan 60 personas. La mayoría acuden desde León en un autobús fletado por el club. El comedor tiene otra de las claves del proyecto, que se quiere replicar también en Oviedo: solo compran a productores locales y aprovechan sus propios huertos ecológicos, ubicados en la ciudad deportiva, donde cultivan diferentes hortalizas. "Trabajamos de una manera 100% ecológica", explica Sol García, jefe de cocina, con un equipo de doce personas. El Oviedo también quiere replicar esta forma de trabajar. La Esmeralda consume su propia energía y recicla agua. El comedor es una especie de bufet en el que conviven todos lo que integran el complejo. El edificio cuenta con una imponente sala de prensa, en honor al periodista mexicano Raúl Orvañanos, y estudio de vídeo y radios. Detrás están los campos, en este momento tres, y otro que podría venir en camino. En uno entrena el primer equipo, en otro la cantera y en el tercero el Femenino. Es suficiente porque León tiene diez equipos de cantera. El Pachuca es una fábrica que surte de jugadores a casi todos los equipos de México, pero el León está ahora en una fase de crecimiento y no necesita tantos campos. El césped está impoluto y justo al lado están los citados huertos. "Una de las claves de La Esmeralda es su operatividad, todo está cerca y es muy funcional. Todos estamos en contacto directo para trabajar", dice Luis Palestina, jefe de sistemas.
Al otro lado están los vestuarios, con recursos que llegan a impresionar. Cada jugador tiene ducha con iniciales, una televisión propia para estudiar sus jugadas y hasta una caja fuerte para guardar sus enseres. Hay una gran piscina en el centro. He aquí otra clave: el vestuario del equipo masculino, donde ahora pasa tiempo Borja Sánchez, es exactamente igual que el del Femenino. Están enfrente. "Venirnos a La Esmeralda fue un cambio drástico para todos, antes teníamos unas instalaciones muy precarias y esto fue un salto", dice Daniela Calderón, una de las mejores jugadoras del León, que lleva cuatro años en el club. El jueves, La Esmeralda está tranquila. El primer equipo está en Estados Unidos jugando la Leagues Cup. En el gimnasio trabajan varios canteranos. José Ramón Fernández, siempre perfil bajo, tras la fotografía, saluda a unos y a otros y cierra la puerta de un complejo que muy pronto tendrá su reflejo en Oviedo.
