Saúl Craviotto, un asturiano adoptivo centrado en sus hijas

El catalán, afincado en Gijón, acumula galardones comprometido con su labor como policía nacional

Saúl Craviotto

Saúl Craviotto / Mortiner

Seis medallas en cinco Juegos Olímpicos (dos oros, dos platas y dos bronces), cuatro campeonatos del mundo y tres de Europa en veinte años de carrera. Ese es el espectacular palmarés de Saúl Craviotto (Lleida, 1984), piragüista y máximo medallista olímpico español –acaba de superar a su referente, David Cal– que compagina sus entrenamientos con su labor como agente del Cuerpo Nacional de Policía. Afincado en Gijón desde que llegó en el año 2000 para realizar sus prácticas, Craviotto es ya un asturiano más, tal y como él mismo se considera.

Constante y luchador. Esas son las dos características que destacó nada más alzarse con su sexta medalla olímpica en París, un bronce "que sabe a gloria" junto a Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade. En 2021, antes de los Juegos de Tokio, en los que fue abanderado junto a Mireia Belmonte en la inauguración, logró un bronce que repitió este jueves en aguas parisino. Años atrás, en Río de Janeiro 2016, Craviotto se alzó con el oro junto a Cristian Toro, demostrando una gran capacidad de trabajo en equipo. Durante estos años, Craviotto ha sido reconocido con numerosos galardones. En 2009, recibió la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo, mientras que, en 2016, tras los Juegos Olímpicos de Brasil, se le concedió el Premio Nacional del Deporte al mejor deportista español del año. Pese a los galardones, su mente está centrada, además de en el remo, en sus tres hijas y su mujer, la asturiana Celia García, con la que se casó en 2013 tras prometerse justo después de su plata en Londres 2012. Precisamente, a su actual esposa la conoció en Asturias tras su llegada para realizar las prácticas como agente de policía.

Años más tarde, en 2017, llegaría un hecho que le haría saltar aún más a la fama, aunque no por sus grandes méritos deportivos. Ese año, probó suerte en la televisión, concretamente en el programa MasterChef Celebrity, en el que dio buena muestra de su espíritu competitivo hasta convertirse en el ganador de la edición. Ejemplo de su talento en los fogones es que admitió tener buena mano en los arroces, pescados y platos de cuchara, así como una de sus especialidades, la tortilla de patata "poco crudita". Además, su gesto posterior evidenció una vez más el carácter de Craviotto, y es que donó íntegramente el premio del concurso a la Fundación de Huérfanos del Cuerpo Nacional de Policía.

Comprometido con su profesión, el agente de la Policía Nacional se reincorporó al servicio durante los peores momentos de la pandemia. "Hay que centrarse en la salud, que es lo más importante", declaró entonces Craviotto, que dejó de lado sus entrenamientos.

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