El "flechazo" de un mítico entrenador asturiano en su regreso triunfal: "Hay que hacer caso al corazón"

Chiqui De Paz, en el Tuilla, y Luis Arturo, en el Lealtad, vuelven a los banquillos con victoria

Chiqui de Paz.

Chiqui de Paz. / Mara Villamuza

Javier Sámano Lucas

Javier Sámano Lucas

Tuilla / Villaviciosa

Un flechazo. Eso es lo que dice haber sentido Chiqui De Paz cuando recibió la propuesta del Tuilla la pasada semana. De Paz, que llevaba tres años sin entrenar después de ser despedido por el Avilés en diciembre de 2021 en la que era su segunda etapa en el club, fue coherente con su filosofía de vida ("hay que hacer caso al corazón, no a la cabeza") y aceptó la propuesta del Tuilla. Chiqui ha entrado por la puerta grande, ganando en el campo de uno de los favoritos al ascenso, el Mosconia, en el primer encuentro después de su nombramiento. "Me pone contento empezar así, sobre todo por los chavales, que se lo merecen. Pero ya estamos pensando en el partido del viernes (contra el Avilés Stadium); cuando ganas, tienes todavía más ganas de volver a jugar".

De Paz, un clásico de los banquillos asturianos que además de al Avilés ha dirigido a Covadonga, San Martín (en dos etapas) e Industrial, se ha encontrado en el Tuilla "ilusión, ganas, fuerza y miradas limpias". Ha dado, en definitiva, con un vestuario "muy sano con el que da gusto trabajar".

–¿Le está costando retomar la vida de entrenador?

–Entrenar es como montar en bici: una vez se aprende, nunca se olvida.

Que no se haya olvidado de entrenar no quiere decir que Chiqui sea ni mucho menos el mismo entrenador que cuando empezó. "Cambio en cada entrenamiento –explica–. Cada día es un reto porque hoy no soy igual que ayer ni mañana seré igual que hoy. Somo seres vivos que vamos reinventándonos cada día. Pasa lo mismo con los equipos".

Luis Arturo, en su época en el Llanes.

Luis Arturo, en su época en el Llanes. / Irma Collín

Menos tiempo sin dirigir ha estado Luis Arturo, que también estrenaba cargo este fin de semana al frente del Lealtad, y que también lo ha hecho con victoria, en su caso frente al Urraca. Luis Arturo ha dedicado los casi once meses desde que acordó su adiós del Llanes precisamente a ver los partidos del equipo de su vida, del que fue jugador y posteriormente entrenador durante casi seis años: "Necesitaba descansar. ¡Llevaba 32 años seguidos entrenando sin parar! La última temporada en el Llanes me había desgastado mucho. Me hacía falta ver que hay vida más allá del fútbol y disfrutar de otras cosas que me gusta hacer, como ir a pescar".

Con lo que no contaba Luis Arturo es con que el Lealtad le fuese a echar la caña. Pero el gusanillo de entrenar, confiesa, le llevaba picando un par de meses. "Sabía que en estas fechas, en una Liga como Tercera, podía haber algún cambio de entrenador y estaba preparado. Lo que no esperaba es que fuese a llamarme el Lealtad, porque la situación del equipo no era tan mala. Lo siento mucho por Julio Arniella (anterior entrenador), al que tengo mucho cariño y respeto".

Igual que De Paz, Luis Arturo siente haber caído de pie en su nueva casa. "El Lealtad siempre me ha inspirado mucho respeto, es un club cuya filosofía, la de ser competitivos y nunca dar nada por perdido, comparto completamente –argumenta–. Quizá en las últimas semanas, como me pasó a mí cuando me fui del Llanes, el equipo igual había perdido un poco, pero después de mi llegada siento que el equipo se ha vuelto a enchufar". De momento, en Tercera se cumple el tópico: entrenador nuevo, victoria segura.

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