De Costa de Marfil al Urraca pasando por el Leganés: el insólito viaje de los Ousmane persiguiendo el sueño de jugar en Primera División

"Tenernos el uno al otro es maravilloso", dice Traoré sobre su pariente Togola

Ousmane Togola, en un partido ante el Cova de este curso.

Ousmane Togola, en un partido ante el Cova de este curso. / David Cabo

Javier Sámano Lucas

Javier Sámano Lucas

Comparten nombre, sangre y equipo. Abdoul Ousmane Togola y Ousmane Traoré son familia ("soy como su tío", explica Traoré) y juegan juntos, pero lejos, muy lejos de donde se criaron compartiendo camiseta por primera vez en el equipo de su barrio, en Abiyán, la capital de Costa Marfil. Ahora, 6.000 kilómetros más al norte, los Ousmane, Togola atacante y Traoré defensa, ambos camino de los 25 años, fueron partícipes de la victoria del Urraca en Pravia del domingo en el que fue el debut como primer entrenador de los de Posada de Llanes de Ayrton González, hasta la semana pasada segundo de abordo y ahora ascendido por la dimisión de Marcos Suárez.

El menor -por cinco meses- de los Ousmane, Traoré, recuerda una infancia sin preocupaciones ni carestía atravesada por un sueño ambicioso: ser futbolistas profesionales. Una meta que pareció cercana cuando, en 2019, Traoré y Togola fueron reclutados por el juvenil del Leganés. "Todo iba bien hasta que tuve una lesión en el aductor a las dos o tres semanas de llegar. Pero así es la vida. Es una pena, porque me adapté muy fácil a España. Mis compañeros, igual que todo el mundo desde que llegué aquí, me ayudaron mucho", reconoce un Traoré cuya estadía en el Leganés, lesiones de espalda mediante, duraría apenas un año, el tiempo que tardó en emigrar a Asturias… de nuevo junto a su inseparable Togola.

Ousmane Traoré, de rojo, en un encuentro ante el Covadonga.

Ousmane Traoré, de rojo, en un encuentro ante el Covadonga. / David Cabo

Aunque los dos acabaron en el Principado, no fue hasta un año después cuando se volvieron a reunir, esta vez en L’Entregu, después del paso de Togola por el Ceares. "Al principio nos cansaba el frío y la lluvia, pero ahora nos estamos acostumbrando", dice Traoré sobre su adaptación a los rigores de un norte que el defensa abandonaría en verano de 2021 para jugar en el filial del Cádiz, donde las lesiones –"lo que me fastidia siempre", lamenta-, que esta vez se ensañaron con sus isquiotibiales, frustraron su progresión, y, tras un breve paso por el Cacereño, regresó a Asturias para enrolarse en el Marino. Su pariente Togola, mientras, ya le esperaba metiendo goles en el Urraca, donde se ha asentado -esta es tu tercera temporada en Posada de Llanes- después de haber jugado en Lenense y Palencia tras dejar L’Entregu.

Ahora, de nuevo juntos tras un trienio de distancia, los Ousmane vuelven a compartir piso en El Entrego. "Es maravilloso tenernos el uno al otro", resuelve Traoré, a quien la compañía de Togola le ayuda a combatir la morriña de una Costa de Marfil donde aún se encuentra su vasta familia -tiene seis hermanos y dos hermanas- y que dejó atrás hace seis años en aras de un sueño que aún confía en ver algún día cumplido: "Creo que puedo llegar a Primera División. Cuando llegue mi momento, lo aprovecharé. Es cuestión de tiempo".

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