Pumarín explota de júbilo: partidazo del Alimerka Oviedo Baloncesto para sumar su segunda victoria seguida (98-84)

El equipo azul, en su mejor momento de la temporada, supera al Tizona Burgos y toma distancia con la zona de descenso de Primera FEB

Joaquín Valinotti entrando a canasta en Pumarín ante el Tizona Burgos

Joaquín Valinotti entrando a canasta en Pumarín ante el Tizona Burgos / Irma Collín

Antonio Lorca

Antonio Lorca

Oviedo

El Alimerka Oviedo Baloncesto ha cambiado la música indie por el más puro rock and roll. De ese soniquete melancólico, triste, que flotaba en el ambiente de Pumarín hace apenas dos semanas, cuando cayeron ante el Odilo Cartagena (73-87), se ha pasado al color, a la fiesta, a un disfrute que los jugadores fueron capaces de transmitir a la grada. Hacía tiempo que el polideportivo ovetense no estallaba de alegría como lo hizo este sábado en la victoria de su equipo ante el Tizona Burgos, un rival que se le da mal, que juega muy bien, pero que no pudo con un OCB que llegaba lanzado tras la fantástica remontada que logró la semana anterior ante el Estudiantes (76-81).

Una de las claves de este cambio que ha experimentado el equipo de Oviedo está en que ahora, tanto ante Tizona como ante Estudiantes, parece que disfrutan en la cancha. Todo lo contrario que frente al Cartagena, cuando, vencidos por la ansiedad, vieron con impotencia como el partido se les fue escapando. La fe que tuvieron en Madrid para remontar al Estudiantes y en Pumarín para llevar el partido al lugar que más les interesaba les dio la fuerza necesaria para sobrellevar los malos momentos. Que también los hubo.

El choque comenzó por una vía que quizás no era la que más le interesaba al OCB, con muchos puntos, y con Jordi Rodríguez, un tirador letal, apareciendo. El equipo de Oviedo no estaba mal. El juego interior, con un Ike Nweke espectacular, con Martí a muy buen nivel, con Cosialls haciendo de todo y todo bien y con Löic Menuge aportando en la anotación y más atento en defensa, dio la cara en esos primeros compases en los que no estaban entrando los triples (el primero llegó en el segundo cuarto). Una canasta de Joaquín Valinotti, otro de los que ha dado un paso adelante, cerró el primer parcial con tres puntos de ventaja para los visitantes (23-26).

El primer triple del OCB lo consiguió Löic cuando quedaban 8.15 minutos para el descanso y les valió para ponerse por delante en el marcador (29-28). A partir de ahí, el control del ataque lo cogió Langarita y eso siempre serán buenas noticias para el OCB. Un inverosímil triple del zaragozano empezó a amasar una renta (44-38) cuando se acercaba el descanso que costó consolidar. Fue el segundo parcial quizás el más competido, con un Tizona que intentaba sujetarse al partido por todos los medios, a pesar de que el paso adelante defensivo que había dado el OCB les estaba haciendo mella.

Al segundo tiempo se llegó ya con una renta interesante para el equipo azul (52-44), aunque en un partido con esa anotación el botín era aún escaso. Tras la salida de vestuarios, llegaron buenos momentos de un jugador, Dan Duscak, que ahora mismo es nuclear en este equipo, por liderazgo, por carácter y por ambición. Anotó un triple y encontró a Langarita, que seguía a lo suyo, tirando de talento en la bonita batalla que estaba librando con Jordi Rodríguez, su compañero en las categorías inferiores de la selección española, junto al que ganó el campeonato del Mundo sub-19. Todo un lujo.

Alegres, disfrutando, con todo el mundo implicado, el Alimerka Oviedo Baloncesto fue poco a poco rompiendo la resistencia de un Tizona Burgos al que también le empezó a pesar una batalla que estaba siendo muy dura en el aspecto físico, con mucho contacto y muchas faltas. Un triple de Duscak elevó la diferencia a 16 puntos (71-55) a 3.14 del final del tercer cuarto. El OCB estaba volando en ese momento y la grada enloquecía con su equipo. Por fin.

Un par de errores al final del cuarto volvieron a meter al Tizona Burgos en el partido y al último y definitivo parcial se llevó con un 73-63 que lo dejaba todo aún abierto. Soluade, que estaba siendo muy importante para el equipo burgalés en defensa, cometió la quinta falta muy rápido, algo que mermó al conjunto burgalés. También habían perdido por lesión en el tercer cuarto a su mejor jugador, Lance Jones, aunque regresó a la pista en los últimos minutos.

El OCB se mantenía en ese margen en torno a los diez puntos hasta que un par de malos ataques fueron aprovechados por Burgos para reducir la renta a seis puntos (78-72) a 5.43 del final y un par de genialidades de Jordi Rodríguez a cinco (85-80) a 3.20 de acabar. Pero ese Oviedo que siempre se teme lo peor no compareció este sábado en Pumarín. Por el contrario, en un momento, con una canasta de Duscak, un robo, un canastón de Lobaco, otro en el que siempre se puede confiar, y un paso más aún en intensidad defensiva dejaron sentenciado el choque en un abrir y cerrar de ojos. Todo de ellos con transiciones espectaculares, con Mikel Sanz hundiendo el balón en el aro, con Löic anotando desde el triple y con más de un millar de personas aplaudiendo a su equipo con euforia. De momento, la salvación está bastante más cerca de lo que se veía hace un par de semanas. Qué siga la fiesta.

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