El "gran orgullo" del nieto del fundador de la Vueltina: un banderazo centenario de salida
Mendo Corral Álvarez, el nieto de Julio Álvarez, el gran valedor de la Vueltina, es el encargado de dar la señal de inicio de la prueba

Mendo da el banderazo de salida del centenario

Mendo Corral Álvarez, de 16 años, nieto de Julio Álvarez "Mendo" dio un emocionado banderazo de salida en la primera etapa del centenario de la Vuelta Ciclista a Asturias en homenaje a su abuelo fallecido en 2008 y quien fue durante décadas el gran valedor de esta prueba deportiva que lleva su nombre.
Tras agitar la bandera roja a la altura de Casa Fran, en Lugones, con la mitad de su cuerpo elevado sobre el techo del vehículo de dirección de carrera, Mendo manifestó emocionado que "es un gran orgullo para mi participar en este homenaje tan bonito a mi abuelo, que representó tanto para la Vuelta Asturias".
Este joven estudiante de cuarto de la ESO acompañó a su madre Cristina Álvarez Mendo, directora general de la Vuelta, y al exciclista Chechu Rubiera, que debutaba ayer como conductor del coche que dirige la carrera, durante los 164 kilómetros de la etapa disputada entre Oviedo y Llanes.
En las rampas de ascenso a Villabona un gaitero tocaba a pie de carretera el "Asturias patria querida" para animar a los corredores mientras Chechu comentaba que la aerodinámica actual, especialmente la ropa y las ruedas, permite mejorar las medias de velocidad que había cuando él competía. Este ingeniero industrial, ciclista profesional entre 1995 y 2010, ganador de dos etapas en el Giro de Italia, comentó que "me tocó correr con bicis de acero, de titanio, de aluminio y de carbono, y ahora ya son todas de carbono no pudiendo exceder los 6,8 kilos en de peso para competir".
Mendo, sentado en la parte trasera del vehículo, le pregunta al ilustre conductor qué sintió cuando ganó su primera etapa en el Giro. "Me sentí en una nube ya que era mi tercer año como profesional", responde Chechu mientras cruzamos Noreña.
Al pasar por Pola de Siero, el exciclista, que reside actualmente en Muñó, le comenta a Mendo y Cristina que recuerda cuando de guaje venía hasta La Pola para ver pasar la Vuelta Asturias, en la que participó más tarde como profesional en 1995 y 1996. "Los piñones de antes no eran tan pequeños como los de ahora. Mira que guapos se ven nevados los Picos de Europa", señala antes de descender La Campa en dirección a Villaviciosa.
El vehículo de dirección se adelanta a la carrera para detenerse en Colunga y coger unos botellines de agua después de desbeber en el café La Esquina. El padre de Cristian Alonso, masajista del Ineos, apoyado sobre la barandilla charla con Chechu durante la parada técnica.
Al subir el Fito, la conversación deriva sobre grandes medios de los poderosos equipos ciclistas que, además de sus propias cocinas, traen unas furgonetas con colchones y almohadas personalizadas a los hoteles para cada corredor.
En el descenso se acelera la carrera y cruzamos Arriondas atestado de público en sus calles. En la recta antes de llegar a Cangas de Onís, Cristina le explica a su hijo Mendo que allí, en el hotel El Capitán, puso Miguel Induráin, cinco veces ganador del Tour, el pie en tierra al final de su etapa como ciclista tras retirarse en una etapa que finalizaba en los Lagos de Covadonga.
De nuevo, mucho público en las aceras de Cangas de Onís. Cristina y Chechu charlan sobre el Chaba, el gran ciclista que ganó la primera ascensión al Angliru en 1999.
En el coche de dirección de carrera se agolpan las comunicaciones que entran por tres emisoras: organización, prioritaria y radio vuelta. La cuarta, conectada para emergencias con médicos y ambulancias, por fortuna, se mantuvo muda.
Chechu comenta, mientras los aficionados le aclaman al verle pasar, que en la escuela de ciclismo de Las Mestas tienen una gran cantera con 65 corredores entre los 7 y los 18 años. "De allí salieron grandes profesionales asturianos como Cortina, Navarro, Barredo y Pasamontes", nos recuerda.
Al descender La Tornería, se dispara la velocidad del vehículo mientras vemos el mar a lo lejos y Mendo abre expectante los ojos. "Esto parece más una carrera de coches que de bicis", manifiesta. "Después de la tormenta, viene la calma", afirma su madre Cristina al finalizar el agitado descenso y afrontar el tramo llano antes de llegar a Llanes, donde se agolpan los aficionados en la línea de meta. Mendo posa orgulloso con su bandera roja, junto a su madre Cristina y Chechu Rubiera. El abuelo Mendo, desde las alturas, se muestra muy orgulloso que su nieto haya agitado la bandera del centenario de esta competición deportiva con menos "guata", es decir, dinero, de las que se celebran en el calendario profesional español.

El libro de la Vuelta, a la venta
El libro con el que se conmemora el siglo de vida de la ronda asturiana, bajo el título "100 años de la Vuelta ciclista a Asturias", está a la venta en la tienda web de LA NUEVA ESPAÑA.
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