El último baile en Pumarín: el Alimerka Oviedo Baloncesto se despide del recinto que le ha visto crecer

El conjunto asturiano, con el objetivo de la permanencia en Primera FEB alcanzado hace dos jornadas, dice adiós hoy (21.00 horas) ante el Zamora al polideportivo en el que ha jugado desde su fundación hace 21 años

Oviedo Club Baloncesto

IRMA COLLÍN

Antonio Lorca

Antonio Lorca

Oviedo

El Alimerka Oviedo juega hoy (21.00 horas) ante el Caja Rural Zamora un partido muy especial, con el que además cierra la temporada en la Primera FEB. Y eso que el equipo asturiano llega ya con el trabajo hecho, con la permanencia asegurada desde hace dos jornadas y sin opciones de meterse en el play-off de ascenso a la ACB. Pero es que, al margen de lo deportivo, jugadores, cuerpo técnico, directivos, trabajadores del club y, sobre todo, aficionados tendrán que despedirse de un lugar tan especial como ha sido el polideportivo de Pumarín para el Oviedo Baloncesto durante los 21 años que dura ya la historia de la entidad.

Un lugar que, por sus características, se ha ido convirtiendo en una pesadilla para la mayoría de los equipos que han venido a jugar a la capital del Principado. Un sitio diferente, poco adecuado para un equipo profesional de baloncesto, pero en el que todo era posible. La casa de un David al que cada vez que le visitaba Goliat se ponía el traje de faena para, como mínimo, hacerle pasar un mal rato. Cuenta la leyenda que un día Jordi Trias, internacional con la selección española, rompió un cristal en Pumarín después de caer en la última jugada con un mate de Juan José García que tumbaba al Andorra, que no había perdido hasta ese momento ningún partido y que acabó ascendiendo por la vía rápida. A ese equipo lo entrenaba Joan Peñarroya, en estos momentos entrenador del Barcelona.

Un montón de historias que concluyen hoy con un partido ante el Caja Rural Zamora que sirve también para celebrar una temporada muy buena para el equipo azul. En una Primera FEB que, desde que se regularizaron los ascensos a la ACB, ha crecido enormemente en cuanto a presupuestos y nivel de juego, el OCB ha conseguido sobrevivir antes de trasladarse al Palacio de los Deportes, paso necesario para que este proyecto siga acumulando años e historias. En una casa más moderna y más grande, el OCB podrá empezar a pensar en retos mayores a medio plazo y, por qué no, en probar algún día las mieles de la ACB. Antes de eso toca aterrizar en un lugar que da miedo por su tamaño. El OCB lleva veinte años en un recinto que ha ido agrandándose hasta llegar a su techo con un aforo de 1.400 espectadores. Ahora se cambia a un lugar en el que caben más de 5.000 personas, que es el mínimo requerido para poder competir en la máxima categoría del baloncesto español. El reto, como dice el presidente del club, Fernando Villabella, es "difundir la palabra" del OCB y que llegue a un público más amplio.

Le avala una trayectoria envidiable en lo que ahora se denomina Primera FEB (antes LEB Oro), categoría de la que es el equipo decano. Las doce temporadas, el año que viene serán trece, que lleva de manera consecutiva el equipo azul lo convierten en el equipo más veterano de la competición. Volviendo a lo que va a suceder esta noche en Pumarín, no estarán en la pista con el equipo azul ni Robert Cosialls ni Dan Duscak, ambos por lesiones que se lo impiden. El resto irán con todo a por la victoria por muchas razones. La principal porque el entrenador, Javi Rodríguez, no les va a permitir otra cosa que no sea darlo todo para cerrar un muy buen año con una victoria.

El técnico confirmaba ayer la importancia que da a este partido: "Es muy importante para nosotros ganar, no nos jugamos nada deportivamente, pero sí internamente como club, como afición… Ya no por ganar, si no por hacerlo bien y que la gente se sienta orgullosa hasta el último día y devolverles lo que nos han dado durante toda la temporada".

En cuanto a lo que supone salir de Pumarín, el técnico gallego lo resume en pocas palabras: "Solo he conocido esto, como mucha gente. Pumarín es un emblema de este club, es historia, pero nos espera otra casa diferente, más grande, en la que esperamos llenar".

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