El Alimerka Oviedo Baloncesto se gana un Palacio para hacerse mayor y soñar con llegar más lejos

El Oviedo Baloncesto deja Pumarín tras una temporada sobresaliente, siendo décimo en una Primera FEB durísima en la que ha sido capaz de competir a gran nivel aun teniendo uno de los presupuestos más bajos

Javi Rodríguez, en el último partido del Alimerka Oviedo en Pumarín.  |

Javi Rodríguez, en el último partido del Alimerka Oviedo en Pumarín. | / JULIÁN RUS / OCB

Antonio Lorca

Antonio Lorca

En la temporada 2015-16, la final por el ascenso a la ACB la disputaron el Peñas Huesca y el Club Melilla Baloncesto. Los primeros, con Quim Costa como entrenador, habían eliminado en la primera ronda del play-off al Oviedo Baloncesto. Sin embargo, fue el Melilla el que ganó esa eliminatoria y se hizo con un billete para la ACB que no pudo canjear (eran los años en los que los ascensos no se materializaban por las condiciones económicas que exigía la máxima competición). Tampoco el Palencia, que fue campeón de liga, pudo hacer efectivo su ascenso.

Nueve temporadas después ni el Peñas Huesca ni el Melilla, por entonces el decano de la Liga, siguen en la segunda competición del baloncesto español. De hecho, el viernes, mientras el OCB, con la permanencia asegurada, se despedía de Pumarín, el Huesca ganó por 77-70 al Cáceres, otro de los clásicos de LEB Oro, en el partido de ida de la primera ronda por el ascenso a lo que ahora se denomina Primera FEB. Al día siguiente, el Melilla cayó por 86-79 ante La Salud Archena en esa misma eliminatoria. De los equipos que estaban en la LEB Oro a la que llegó el OCB en la temporada 2013-14, solo Tizona Burgos, Palencia y Ourense siguen en la categoría. En algunos casos, como Andorra, Breogán, Coruña (que ayer confirmó su descenso de la ACB, con lo que vuelve a la categoría) o Lleida, porque están más arriba, pero el resto han ido bajando.

Y es que el mérito no está en brillar alguna vez sino en mantener la luz encendida todo el tiempo, aunque haya apagones. Para eso hace falta mucho trabajo y unos principios sólidos que permitan que ese brillo que una vez te iluminó no te ciegue. Eso es lo que viene haciendo el Alimerka Oviedo en los últimos años: resistir con muy poco en una competición en la que los rivales cada vez tienen más. Es el papel que le ha tocado desde la temporada de la pandemia hasta ahora, ya con los ascensos a la ACB regularizados y compitiendo con proyectos tan potentes como los de este año: San Pablo Burgos, Obradoiro, Estudiantes, Fuenlabrada, Palencia y Betis son transatlánticos comparados con el velero del OCB, que a pesar de todo sigue navegando por Primera FEB con mucha dignidad.

El décimo puesto es un milagro.

Fernando García, "Ferdi", explicó al final de la pasada temporada, cuando fue nombrado director general del club azul en sustitución de Héctor Galán (nadie mejor que él, que está ahora en el Obradoiro, sabe lo difícil que es formar un equipo competitivo con los recursos que tiene el OCB), que el presupuesto para formar la plantilla que se salvó a dos jornadas del final de liga era de 170.000 euros, muy lejos de casi todos los equipos de Primera FEB. Esta temporada las cosas no han sido muy distintas, salvo que el nivel de la liga ha seguido creciendo y que el equipo que entrena Javi Rodríguez ha logrado el objetivo con más holgura y ha acabado la temporada en un milagroso décimo puesto, solo uno por debajo del play-off.

El cántaro y la fuente.

Que el equipo haya conseguido sobrevivir en unas condiciones tan complicadas los últimos años no quiere decir que, si su presupuesto no da un salto, vaya a poder hacerlo de manera indefinida. Más tarde o más temprano, si siempre estás entre los clubes llamados a bajar, terminarás haciéndolo. Por eso, ha llegado el momento de empezar a cambiar esa situación y ya se ven algunos huecos donde poner los pies para escalar el muro.

Una mudanza necesaria.

El primer punto de apoyo es el Palacio de los Deportes. La despedida de Pumarín tras ganar al Zamora (72-65) fue tan emotiva como necesaria. La casa del OCB desde su fundación, hace 21 años, se había quedado pequeña hacía mucho y la viabilidad del proyecto pasaba por irse a una en la que ampliar la familia. El aspecto del Palacio, por lo visto en las fotografías, es espectacular y parece el lugar idóneo para que el OCB crezca. Ahora necesitará ganarse el apoyo de más aficionados de Oviedo y de Asturias. Ese es su principal reto. También necesitará más de las instituciones, especialmente del Principado. Otro gran punto de apoyo es la renovación del patrocinio con Alimerka para los próximos cinco años.

El mérito de una plantilla.

Que exista la posibilidad de crecer se debe en primer lugar al trabajo incansable de jugadores y cuerpo técnico. Lo que ha conseguido Javi Rodríguez estas dos últimas temporadas (no hay que olvidar tampoco en esta etapa posterior al covid lo que hizo Guillermo Arenas para salvar al OCB ni Natxo Lezkano jugando el play-off dos veces ya con un presupuesto muy ajustado) es espectacular. Con muy poco, ha tenido el tino de forma una plantilla con jugadores que han rendido muy por encima de lo que otros esperaban de ellos. Su fe en una forma de jugar y en un estilo, su capacidad de unir la grupo, ha hecho del OCB un equipo valiente, siempre competitivo, que basa su suerte en la defensa y cuyo rendimiento ha sorprendido a todos los que le colocaban como un claro candidato a bajar.

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