La asturiana de 49 años que se coronó campeona del mundo de culturismo tras superar una adicción

Carmela Fernández encontró en el deporte no solo un objetivo físico, sino una salida a una etapa oscura de su vida. Hoy, con títulos nacionales e internacionales, comparte su historia para inspirar a otros.

Carmela Fernández, la fuerza que lo cambió todo

Carmela Fernández, la fuerza que lo cambió todo / C.F.

María Rendueles

María Rendueles

Oviedo

El culturismo no fue solo una elección deportiva para Carmela Fernández, sino su tabla de salvación. Empezó a entrenar hace quince años buscando algo más que un cambio físico. Competir, asegura, le ofreció “un camino marcado, sin margen para salirse”, y eso fue lo que, en sus palabras, la salvó.

A los 49 años, esta ovetense es campeona del mundo en la categoría Woman Physique, cuatro veces campeona de España y atleta profesional IFBB desde 2021. Su transformación ha sido fruto de años de disciplina, entrenamientos diarios, una alimentación estricta y una gran fortaleza mental.

A la izquierda, Carmela Fernández posa con la medalla conquistada en Rimini; a la derecha, la deportista ovetense con tres de sus medallas. | CF

Carmela Fernández posa con la medalla conquistada en Rimini / C. F

"Esto es 24/7. No hay vacaciones. Y si fallas, lo pagas tú. Pero lo que más valoro no es el físico, sino la fuerza mental que me ha dado", asegura. Su debut en la competición llegó con 40 años y desde entonces ha seguido compitiendo cada dos años, lo que le permite una mejor recuperación tanto física como emocional. En 2024 logró su mayor éxito con el título mundial en Rimini, Italia, y ya piensa en su próxima etapa en la categoría máster.

Más que una campeona: madre, empresaria y guía

Además de atleta, Carmela es empresaria. En el barrio de Pumarín, en Oviedo, regenta Mass Fit, una tienda de suplementación deportiva donde también ofrece asesoramiento nutricional y entrenamiento personalizado. "Sé lo que cuesta empezar de cero. Por eso conecto con la gente", dice con humildad.

Tiene dos hijos, de 22 y 16 años, que la han acompañado en todo el proceso. Aunque al principio fue difícil enfrentarse a las miradas o comentarios, ahora lo tiene claro: “Llamas la atención, pero con el tiempo aprendes a vivir con ello. Lo importante es estar bien contigo misma”.

Carmela no esconde su pasado. “Salí de un sitio muy oscuro y el deporte me cambió la vida. Por eso quiero contarlo, por si le sirve a alguien más”. Una historia de superación, fuerza y transformación que va mucho más allá del músculo.

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