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El Club de Atletismo Aquila, en Gijón, lleva tres años esperando un almacén para su material adaptado

El club de atletismo inclusivo entrena en Las Mestas y denuncia que es el único sin espacio para guardar su equipamiento

Miembros del Club Aquila

Miembros del Club Aquila

María Rendueles

María Rendueles

El Club de Atletismo Aquila, formado por personas con discapacidad, lleva tres años esperando por algo tan básico como un pequeño almacén donde guardar su material. Entrenan en Las Mestas, en Gijón, y cuentan con 12 atletas federados y 16 niños y niñas en la escuela, pero a día de hoy siguen sin el espacio que el resto de clubes ya tienen asignado.

Necesitamos un pequeño almacén o un armario donde dejar el material, que oficialmente el club no tiene”, explica Joanna Gómez, presidenta y entrenadora del Aquila. A falta de ese espacio, improvisa como puede: “Ahora mismo llevo la furgoneta llena. Lo que no me entra, lo guardo en casa”.

Material adaptado y sin sitio donde guardarlo

El caso del Aquila es especialmente sensible porque no solo manejan el material habitual de cualquier club de atletismo, sino también equipamiento adaptado para diferentes discapacidades. “Con los niños con TEA, por ejemplo, usamos aros para marcarles por dónde deben correr, porque necesitan referencias visuales. Y ni siquiera esos aros me entran en los armarios de plástico que tengo”, lamenta Gómez.

Materiales de atletismo guardados en la furgoneta de Joanna Gómez

Materiales de atletismo guardados en la furgoneta de Joanna Gómez / LNE

El problema se agrava con el material de mayor tamaño y coste. “Tenemos una silla de correr prestada por Fedema que cuesta 10.000 euros, y no me atrevo a dejarla allí. La llevo siempre en la furgoneta”, explica. Otra silla, la de lanzamiento, está guardada “en un almacén abandonado, con el riesgo de que un día alguien entre, la rompa, y tengamos que quedarnos en casa sin competir”.

“Tres años después, ya no hay excusas”

El club solicitó formalmente el almacén en enero de 2024, pero cuando se repartieron los espacios, se les dejó fuera. “A un club le dieron dos almacenes y a nosotros ninguno. Pensé que habría sido un error y que lo rectificarían, pero no ha habido manera”, afirma Gómez, que asegura haber hablado ya con varios responsables municipales.

Aquila propone soluciones sencillas, como una caseta de obra o un pequeño contenedor, que —según la presidenta— “no supondrían un gran coste ni generarían molestias”. “Puedo entender que un año no haya presupuesto, pero tres años después… ya no hay excusas”, señala con frustración.

Mientras tanto, el club sigue creciendo y manteniendo vivo su objetivo: la inclusión en el atletismo de todas las personas, con y sin discapacidad. “Somos un club pequeño, no tenemos la fuerza de los grandes, pero hacemos lo mismo que ellos. Solo pedimos las mismas condiciones”, resume Gómez.

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