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A una semana del partidazo de Asturias

Así lo ve la “generación perdida” que no vio la gloria del fútbol asturiano

Hinchas del Sporting y del Oviedo nacidos a principios de los noventa evocan los éxitos de su equipo antes del segundo derbi del curso

El derbi asturiano calienta motores

El derbi asturiano calienta motores Vídeo: Amor Domínguez/ Foto: Ángel González

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El derbi asturiano calienta motores Xuan Fernández

Las fotografías para este reportaje son de: Irma Collín, Miki López, Luisma Murias, Ángel González y Ricardo Solís

Nacieron cuando fuimos los mejores. Cuando Asturias todavía era vanguardia económica y envidia deportiva. Cuando Carlos metía goles con el Oviedo y era internacional. Cuando Juanele volvía loco a Fernando Hierro con su magia en El Molinón. Cuando toda España miraba a Asturias y no veía un erial, sino una tierra de oportunidades y una cantera envidiable con futbolistas para la historia. Eran tiempos gloriosos, con derbis por todo lo alto en Primera División y anécdotas inagotables con directivos singulares que todavía hoy reviven cuando los dos equipos más importantes se preparan para volver a verse otra vez las caras.

Eran tiempos, en fin, con el Oviedo y el Sporting codeándose juntos en la UEFA, Eugenio Prieto cerrando fichajes azules por el mundo y Plácido Rodríguez Guerrero comandando el club rojiblanco antes de la llegada de las sociedades anónimas. Incluso el Avilés era grande, rozando el ascenso a Primera División. Hoy todo eso suena muy lejano. Porque mientras el Oviedo y el Sporting volaban, ellos dormían en la cuna. Hoy y ahora, rondando los 30, la resaca de la gran fiesta está durando mucho más de lo esperado. Casi treinta años de penurias deportivas, aunque la pasión esté intacta porque de eso se trata la pasión, de estar por encima de un resultado.

Los asturianos nacidos a principios de los años noventa han tenido mala suerte: lo tienen verdaderamente difícil para encontrar trabajo y parecen tenerlo todavía más complicado para ilusionarse con su equipo. Desde que nacieron, Oviedo y Sporting no remontan el vuelo, aunque el asunto va por barrios. El Sporting al menos ha cantado dos ascensos a Primera División y ha vivido (poco) en la élite: en los últimos 23 años solo seis cursos en lo más arriba. Ahora lucha por el ascenso. El bajón del Oviedo llegó más tarde, pero es sin duda peor: caída a las catacumbas del fútbol en 2003 y resurrección posterior. Ahora, anclado a la nada y gracias en Segunda División.

Como dos viejos rockeros que vivieron tiempos mejores, el Sporting y el Oviedo vuelven a verse las caras el sábado en El Molinón (18.15 horas) y esa generación perdida, la que más ha llorado con los equipos, habla. Diez aficionados, cinco azules y cinco rojiblancos, se descubren antes del citado encuentro. Cuentan lo que para ellos supone nacer en la edad de oro y vivir en una etapa falta de alegrías. Alguno admite que sería más feliz sin el fútbol, que una derrota le hunde el ánimo y que menuda injusticia eso de solo conocer la gloria de oídas. Tampoco es que se resignen del todo: es difícil, pero vendrán tiempos mejores. Mientras llegan, ambas aficiones esperan ya con ansia el segundo derbi de la temporada, el primero en Gijón. Un derbi de diferencias, porque el Oviedo lucha por abajo y el Sporting por arriba, un derbi (otra vez) descafeinado, porque será el tercero a puerta cerrada por la pandemia de covid, pero un derbi al fin y al cabo.

El derbi de las terrazas con el antecedente de Bilbao

Las hinchadas del Sporting y del Oviedo no podrán ver el derbi en El Molinón (sábado, 18.15 horas), pero al menos podrán seguirlo en los bares y en las terrazas. La flexibilización de las medidas sanitarias por el covid en el Principado ha dado aire a la hostelería, que podrá ofrecer el partido a sus clientes tanto dentro como fuera de los establecimientos. Las terrazas cierran a las 23.00 horas y el interior de los bares a las 21.00, con tiempo de sobra para que los aficionados sigan el encuentro antes del toque de queda. La plaza Pedro Miñor, en Oviedo, y los bajos de El Molinón, en Gijón, serán dos de los epicentros de ambiente en el derbi, aunque las autoridades llaman a la calma debido a las imágenes recientes del derbi vasco, con una muchedumbre en las calles de Bilbao sin respetar las medidas sanitarias. En el derbi asturiano de ida, en Oviedo, también hubo momentos preocupantes en la previa del partido.

Daniel Rubio
Experto en telecomunicaciones

“Para mí, el Sporting es sufrir los domingos”

Daniel Rubio (Gijón, 1992) no tiene prácticamente recuerdos de los cursos gloriosos del Sporting en los noventa. “Como mucho, me acuerdo de hacerme la típica foto de antes de los partidos siendo pequeño. Pero no recuerdo ni un solo jugador de aquella época tan buena. Sé que éramos grandes por lo que me dijeron mis padres y familiares”. Rubio, 28 años, gijonés de pro y experto en telecomunicaciones, se hizo del Sporting al nacer por influencias familiares, pero su memoria futbolera empieza con el cambio de siglo. “Mis primeros recuerdos con el Sporting presente son a partir del año 2000. Yo tenía unos 8 años y fueron temporadas complicadas en Segunda División. El Sporting jugando la UEFA me suena a algo casi imposible. Para mí, el Sporting son muchos años en Segunda sufriendo los domingos en El Molinón. Por lo menos pude ver los inicios de Villa”, rememora. Se consuela, y es un consuelo importante, con los dos ascensos a Primera División que le tocó vivir siendo aficionado. “Fueron grandes momentos pero, aunque no sea un partido histórico, me quedo con un encuentro ante el Eibar en Primera División que era clave para la temporada. Lo viví con mi primo y fuimos felices”. Rubio calienta ya para el derbi, pero dice que tiene una rivalidad sana.

“Siempre quiero estar por encima de ellos, pero tenemos pique sano. Tengo muchos familiares y amigos del Oviedo y sin ningún problema. De hecho, el derbi del sábado voy a verlo en casa con un amigo del Oviedo. Ganaremos 2-1”.

Pedro Ferreira
Graduado en Trabajo Social

“Nos ha tocado vivir mucha decepción”

No sabe muy bien por qué, pero Pedro Ferreira (Oviedo, 1991) le tiene un cariño especial a Dely Valdés. El delantero panameño fue un ídolo del Oviedo de los noventa, cuando Ferreira solo tenía 5 años. “No sé por qué lo recuerdo bien, son estas cosas inexplicables del fútbol. Coincidí con él en un cumpleaños y mi primera camiseta del Oviedo ponía su nombre”. Eso fue hace casi treinta años, con el Oviedo codeándose con los grandes en Primera División. “A nuestra generación le ha tocado una época decepcionante. Los tiempos dorados solo los pudimos ver en televisión. Al menos celebramos un ascenso a Segunda División, que fue un momento muy feliz”, explica Ferreira, que tiene 30 años, estudió Trabajo Social y busca empleo. Su mejor recuerdo con el Oviedo es un partido del que ni siquiera recuerda el resultado. Es lo que pasa con el fútbol, que muchas veces da lo mismo el final. “Fue un partido en el Tartiere contra el Madrid C y fui con mi hermano por primera vez. Le saco 17 años y fue un momento especial”.

El Oviedo ganó 1-0 ese partido. Ferreira dice que no se considera ni forofo, ni radical. Si pierde el Oviedo, la vida sigue. La rivalidad, para él, es algo “guapo” y dice que con los años su antisportinguismo descendió. “Cuando era pequeño no quería ni pisar Gijón, pero creces y te das cuenta que la rivalidad tiene que ser sana. Cuando pierden siempre le escribo a un colega del Sporting”, explica. Para el derbi ve muy bien al Oviedo. “Solemos tirar más de orgullo que ellos. Yo creo que ganamos 0-2”.

Lucas Ojanguren
Graduado en Magisterio

“Me quedo con el ascenso tras mi accidente”

No tiene ninguna duda si se le pregunta por su mejor recuerdo relacionado con el Sporting. “El último ascenso a Primera. Tuve el accidente en octubre de 2014 y para mí fue algo especial celebrarlo en esa etapa”. Lo dice Lucas Ojanguren (Avilés, 1991), un ferviente hincha del Sporting que vive en Luanco. Ojanguren, tipo deportista, sufrió un grave accidente en una piscina en Lisboa, donde se encontraba visitando un amigo. Se dio con la coronilla en el fondo, rompió una vértebra, y desde entonces tiene que ir en silla de ruedas.

“Lo llevo bien. Al principio fue duro, porque era bastante deportista, pero no queda otra que adaptarse. Ahora hago surf”, dice Ojanguren, que cuando no había covid y se podía ir al estadio no se perdía los partidos en El Molinón y veía los encuentros desde la zona habilitada para discapacitados. “Es distinto, pero se ve bien. Los detalles no pasan desapercibidos y estamos protegidos de la lluvia y el viento. Voy con mi hermano”, explica Ojanguren, que es graduado en Magisterio. De los años dorados del Sporting, prácticamente ni idea. “Conozco a una persona que tiene el banderín que daban al principio de los partidos de aquel encuentro de UEFA contra el Milán. Hasta ahí. Veo complicado que eso se repita, pero lo que más me gusta del Sporting es el ambiente y viajar fuera cuando se podía”. Sobre la rivalidad, Ojanguren tiene muy clara la receta. “No lo llevo al terreno personal: yo los partidos del Oviedo no los veo, aunque prefiero que pierdan. Veo bien al Sporting y ganaremos 2-0”.

Ricardo Álvarez-Buylla
Abogado

“Es mejor no tener equipo para no sufrir”

Ricardo Álvarez-Buylla (Oviedo, 1991) suelta una frase lapidaria sobre la pasión en el fútbol: “Es mejor no tener equipo, ver los partidos, pero no ser de ninguno. Así evitas pasarlo mal”. Este ovetense de 29 años, abogado y oviedista sin solución, dice que es aficionado azul de cuna. Literalmente. “Nada más nacer mi padre me puso la camiseta. Me considero un enfermo del Oviedo”, desvela. Su padre, abogado como él y con el mismo nombre, comparte su pasión por el Oviedo, pero no la exigencia futbolística. La explicación es sencilla: a Ricardo padre le tocaron los tiempos dorados del Oviedo y a Ricardo hijo las migajas. “Mi padre a veces no puede acabar de ver los partidos de los cabreos que se pilla. Es muy exigente, como no den dos pases seguidos puede apagar la tele”.

Su madre, Alejandra Fernández-Ladreda, no es tan futbolera, pero no ha tenido más remedio que sufrir la pasión de sus familiares. Dice Álvarez-Buylla hijo que tiene recuerdos de sobra del último año del Oviedo en Primera. “Iba a cuarto de Primaria y lo recuerdo como un mal momento”. Luego vinieron otros peores, aunque gracias al Oviedo Álvarez-Buylla se encontró con el amor. Al menos, de forma indirecta. “Conocí a mi novia, Susana, durante la celebración del último ascenso a Segunda División”. Eso fue en 2015. Ahora viven juntos. “Ella también es muy oviedista, pero yo soy más forofo”. Álvarez-Buylla tiene el gol de Toché en El Molinón en 2017 (1-1) como su momento más especial en los derbis asturianos. “Ese día dijimos que ya estábamos de vuelta. Soy optimista para el próximo derbi: ganaremos 1-3”.

Diego Solís
Escritor y profesor

“Los derbis asturianos tienen toque británico”

Diego Solís (Gijón, 1991) dice que el Sporting le viene de familia, pero especialmente de su abuela materna, Isabel de La Llana. “Coleccionaba todo lo que salía en el periódico y tenía muchísimas cosas del Sporting en casa. Ella fue la que me inculcó el sentimiento por el equipo. Soy del Sporting desde que nací”, explica. Profesor y escritor, graduado en Lengua Española y sus Literaturas, da clase de Asturiano a todos los cursos de la ESO en el IES César Rodríguez, de Grado, y dice que sus alumnos tiran más para el Sporting. “Tengo hasta un fan de Djuka. Si hay algunos del Oviedo todavía no se atrevieron a decirlo”, dice con ironía el profesor. Para hablar de historia reciente del equipo rojiblanco, la que le ha tocado vivir pese a nacer en un gran momento, tira de resignación. “Los dos mejores momentos deportivos fueron los ascensos, pero malos tenemos de sobra, por desgracia. No nos tocó una buena época. Mi peor recuerdo es el último año en el que estuvimos en Primera División”. Como el fútbol es también sentimental, Solís destaca dos fechas señaladas: los funerales en El Molinón por Preciado y Quini, dos emblemas. “Toda la ciudad lleva muy dentro a Preciado”.

Para Solís, los derbis tienen un aroma británico. “Es un toque de fútbol del Norte, nos tocamos mucho las narices unos a otros, pero de forma noble. Hay rivalidad sana y es distinto a otros derbis de España”, asegura. Eso sí, espera una victoria del Sporting. “Llegamos en una buena dinámica, soy optimista con la marcha del equipo y creo que vamos a ganar 2-0”.

Jorge Rodríguez
Administrativo

“Cuando bajó el Oviedo, no fui a clase”

Jorge Rodríguez (Oviedo, 1991) puede decir que gracias a una derrota del Oviedo se perdió una mañana de clase en el colegio. “Cuando descendimos a Segunda en Mallorca me pasé toda la noche llorando y mis padres me dejaron quedar en casa al día siguiente”. Basta esa anécdota de hace veinte años para describir el fervor azul de Rodríguez, que es administrativo, estudió Comercio y Marketing, y en la actualidad prepara la apertura de una tienda de cosméticos en el centro de Oviedo del tipo CBD, que es un compuesto natural del cannabis que está teniendo un boom en la actualidad.

Rodríguez se toma el Oviedo muy a pecho. A veces, confiesa, puede que demasiado. “Nos tocaron vivir años horribles. Hubo derrotas traumáticas que se quedan para siempre. La generación de nuestros padres es la de la UEFA y a día de hoy es más posible volver a Segunda B que jugar en Europa”, dice sincero. Se consuela con que, al menos, el Oviedo vivió muchos ascensos. “El Oviedo es algo que por mucho que vaya mal no pierdes de sentirlo. Pero en los últimos años hay mucha menos ilusión”. Sobre los derbis, se queda con el doblete de Mossa en el primero en el Tartiere tras el reencuentro y dice que el Oviedo ganará 0-2. Para la elaboración de este reportaje, no tuvo problema en pasear por Gijón con la camiseta del Oviedo puesta por debajo de la sudadera. Eso sí, cuando un viandante le preguntó que si es del Tenerife (rival del Sporting esta jornada), Rodríguez, por si acaso, disimuló: “Claro, siempre del Tenerife”.

Marcos López
Taxista

“Pasamos de jugar en Europa a descender”

Marcos López (Gijón, 1991) es taxista y entre carrera y carrera vive pendiente del Sporting. “Soy del Sporting, porque es lo que viví desde pequeño. Es el equipo de mi tierra, y el que me representa. Recuerdo ir de pequeño con mi padre a El Molinon”, dice este gijonés, que tiene el escudo del equipo tatuado en el gemelo derecho. En los años ochenta, cuando el Sporting quedó subcampeón de Liga y Copa, López no había nacido, y de los noventa, otra época gloriosa, casi ni se acuerda. “A principios de los noventa los Fernández compraron el club y pasamos de ser un equipo que jugaba en Europa a vivir un descenso histórico. Ahora, peleamos por subir, y cuando estamos en Primera peleamos por no bajar”, dice este hincha con resignación.

De la última etapa del Sporting, sin duda, López destaca a Preciado. “Cogió un equipo que no ilusionaba a nadie, volvió a enganchar a toda la ciudad y a todo el sportinguismo nos devolvió a donde debíamos estar”. También se rinde ante Abelardo. “Ese ascenso con el Pitu significó la salvación del club. No sé dónde estaríamos hoy si no llega a producirse”. Sobre la rivalidad con el Oviedo, López lo tiene claro. “Es la salsa del fútbol. Hemos estado muchos años sin vernos las caras por estar en categorías diferentes y se echaban de menos esos partidos. El derbi asturiano es un partido único”, explica. “Nunca olvidaré los derbis del Sporting B contra el Oviedo y el 4-1 que les metimos en casa: son sentimientos imposibles de explicar. El sábado ganaremos 2-0”.

Pelayo Estrada
Cocinero

“Nos tocó vivir lo peor: es lo que hay con el Oviedo”

Se puede decir que Pelayo Estrada (Oviedo, 1991) es un tipo valiente. Es cocinero y regresó a Asturias en enero del año pasado tras haber sido la mano derecha del chef vasco Martín Berasategui durante diez años en diferentes locales de Barcelona, País Vasco y Canarias. Estrada volvió para abrir un restaurante en Oviedo y le pilló el covid. Bajón e incertidumbre por las medidas anticovid. Finalmente, cumplió con su sueño el pasado diciembre con la apertura de Esnalar. “Le echamos un par”, resume. E ironiza Estrada con que también hay que tener “un par” para ser del Oviedo en estos tiempos duros para el fútbol asturiano. “Nos tocó vivir lo peor, pero es lo que hay con el Oviedo. El equipo es un sentimiento que no entiende de resultados ni de categorías. Yo soy del equipo hasta la muerte, pero se hace duro no ganar casi nunca”, confiesa.

Estrada dice que su oviedismo fue incluso in crescendo con el paso de los años en los que estuvo lejos del Tartiere. “Estuve muchos años fuera de Asturias y aprendes a valorar más lo propio. El ascenso a Segunda en Cádiz me tocó fuera y recuerdo ver los vídeos de la gente en Oviedo con mucha ilusión”. Al estar fuera, Estrada también aprendió a relativizar la rivalidad con el Sporting. “Te cambia la perspectiva vivir lejos y yo no me considero antisportinguista. Igual antes un poco, pero ya no”. Peñista habitual de Wences, Estrada llega al derbi con cierto optimismo y lo intentará ver en el local de la peña. Pronostica un 0-1 para el Oviedo.

Daniel García
Economista

“El fútbol debe ser para divertirse, no para enfadarse”

Daniel García (Gijón, 1991) representa a la perfección a esa generación de sportinguistas que nacieron en la época dorada y luego les tocó vivir en un mar de preocupaciones. Lo demuestra uno de sus primeros recuerdos relacionados con el equipo. “Me acuerdo escuchar a mi familia hablando de Juanele, Luis Enrique o Abelardo. Pero de aquella ya se decía que se iban a ir todos y que se iba a estropear el equipo. Tenía 4 años, pero sí recuerdo aquel descenso en 1998: hicimos el récord de puntos negativos”. Este gijonés, economista, que trabaja en una empresa química, confiesa ser “antimadridista”.

Por eso uno de sus momentos más felices como sportinguista fue aquel famoso 0-1 en el Bernabéu con el gol de Miguel de las Cuevas. Menos da una piedra. “Estuve allí y es un recuerdo imborrable. Para mí el fútbol es algo familiar”, explica. García se muestra bastante crítico por cómo ha degenerado la rivalidad entre el Oviedo y el Sporting durante los últimos años. En su opinión, ha cambiado a peor. “Mi familia toda la vida fue a Oviedo a ver partidos y nunca pasó nada. Hoy en día, dice, no iría al Tartiere a ver un derbi por miedo a que pase algo entre las dos aficiones. “El fútbol debe ser para divertirse, no para estar todos enfadados”, dice el gijonés, que llega al derbi con el ánimo por las nubes, pero con cautela. “Lo veo positivo y está bien haber roto la racha en casa con un rival que no sea el Oviedo. Somos favoritos, pero un derbi es un derbi y saldrán a morder”, finaliza García, que espera un 3-1 a favor del Sporting aunque no pide goleadas: “Me vale un 1-0 en el último minuto”.

Juan Fueyo
Abogado y empresario

“¿El Oviedo? Me viene de envidia familiar”

Dice con fina ironía que empezó a seguir el Oviedo por envidia familiar. “Mi abuelo llevaba todos los días a mi hermano a los entrenamientos del Oviedo. Era su nieto predilecto y luego empecé a ir yo”. Su abuelo era Constantino Álvarez, “Tino el de Región”, que fue cronista del Oviedo, y él es Juan Álvarez Fueyo (Oviedo, 1992), abogado y empresario, responsable de la compañía Mircoliving, una empresa que se dedica a buscar un servicio de alojamiento integral a los estudiantes MIR de Oviedo.

Y por eso que cuenta, por un poco de envidia, se hizo del Oviedo. “Fuimos con mi abuelo a conocer a Irureta al hotel Reconquista. También nos presentó a Antic, que tenía un bulldog francés. Eran los años buenos del Oviedo”, rememora Fueyo, que se define como oviedista, pero con cabeza. “No soy muy forofo, mi hermano lo es mucho más. No soy de los que les entra depresión si el equipo pierde, pero el Oviedo es el equipo de mi ciudad y es un sentimiento”, asegura. Respecto a la rivalidad con el Sporting, no duda en decir algo prohibido para muchos seguidores pasionales. “Me gustaría que ambos estuviesen en Primera División porque es bueno para Asturias en todos los sentidos, también para la economía”. Para el partido del sábado en El Molinón es moderadamente optimista porque ve a los jugadores con buen ánimo. Y su opinión es válida porque es amigo de jugadores importantes de la plantilla, como Borja Valle, Leschuk o Sangalli. Dice que el Oviedo ganará el derbi 0-2 y que meterán el argentino y el donostiarra.

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