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La crónica del partidazo de Asturias: El Oviedo impone la ley del derbi

Diegui decide a los seis minutos un partido en el que el Sporting tuvo el balón, y los azules, las ocasiones | Nahuel pudo sentenciar y Arribas evitó el empate

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En imágenes: el derbi entre el Sporting y el Real Oviedo Miki López | Marcos León

Sporting 0 - 1 Oviedo

El derbi en Asturias es ese partido que juegan Sporting y Oviedo en el que siempre suman los de azul. Así ha ocurrido en siete de las últimas ocho ocasiones, desde el reencuentro en Segunda en 2017. Así continuó ayer la historia. En El Molinón decidió Diegui, hambriento de protagonismo en su primera titularidad en semanas, sin piedad ante el que fuera el club que en categorías inferiores le descartó. Seis minutos para encarrilar el duelo de Asturias, que pudo sentenciar después Nahuel. El resto fue un querer y no poder rojiblanco ante un ordenado conjunto de Ziganda, con Arribas como mariscal.

Prietas las filas carbayonas para acercar la permanencia, al Sporting le empieza a adelgazar el colchón del play-off. De ocho puntos que estuvo, a cuatro. Si ganar en El Molinón se ha convertido en un impulso vital para el conjunto azul, para los rojiblancos significa la tercera derrota consecutiva. Ya se pueden encender las alarmas sin que nadie se ofenda. Porque el resultado, además de no cortar la hemorragia, duele diferente. No es lo mismo perder, que perder ante el Oviedo.

El plan le salió a Ziganda a pedir de boca. El gol de Diegui añadió sentido al planteamiento. Balón al rival y jugar a la contra. Casi lo mismo que en su anterior visita a El Molinón, despachada con idéntico resultado. Al Sporting el tanto le hurgó en la herida. En la de su dificultad para dar vuelta a los resultados. En la de ver a Mariño a media salida. En la de un equipo espeso, lento, sin chispa y sin un Manu mostrando que cuando toca tenerla, él manda. Ese trono sigue sin rey. Lo celebró el Oviedo.

El derbi se tiñó pronto de azul. Tres novedades por cada bando, alguna de ellas, sorpresa. Gallego recuperó a Babin, Aitor y Campuzano para la causa. Ziganda, a Lucas, Grippo y Diegui. Este último, la cara nueva que nadie esperaba, oviedista con pasado rojiblanco, puso el partido patas arriba a los seis minutos. El Sporting quiso mandar con el balón. El Oviedo, golpeó en el área.

Después de que Aitor mandara al lateral de la portería un buen pase entre líneas de Pedro Díaz que Djuka mejoró con autopase ante Arribas, los carbayones encontraron en la siguiente acción la primera grieta en una defensa rival desconocida. Lucas Ahijado, en banda izquierda, recortó para su pierna buena, la diestra y tuvo tiempo suficiente para encontrar la llegada en carrera de Diegui. El de Villaviciosa le ganó la espalda a Saúl y volvió a señalar a Mariño, al que su media salida le condenó. Otra vez. Llegó antes que nadie el que nadie esperaba.

El Oviedo impone la ley del derbi

No renunció a la pelota un Sporting que tuvo eso, el balón. Atascado ante un Oviedo metido en su campo, con un Manu tan sobrevigilado como individualista, los de Gallego no llegaban limpios al área y siguieron sufriendo a la espalda. Para ejemplo, un botón. El Oviedo tuvo la sentencia en un saque de esquina a favor de los rojiblancos. Borja puso medio gol a Nahuel en otra acción pésimamente defendida por Saúl, que se fue a por una marca cubierta dejando solo al argentino. La suerte, para los gijoneses, es que su golpeo con la derecha, ante Mariño, se fue muy desviado. Misma tónica hasta el descanso y una nueva ocasión para los visitantes. Después de que los carbayones reclamaran penalti por manos de Babin, un saque de banda acabó en otra oportunidad manifiesta después de que el Oviedo ganara dos duelos seguidos dentro del área. Borja empaló para que, esta vez sí, Mariño detuviera en dos tiempos.

Bochorno rojiblanco, escenario ideal azul. Tocaba esperar por esa vuelta de tuerca que siempre encuentra Gallego, pero le crecieron los problemas antes del descanso. Campuzano, el refresco para un ataque más incisivo, se resintió tras ganar línea de fondo y buscar un centro a Djuka, anulado por la pareja Grippo-Arribas. Pablo Pérez ocupó su sitio. La segunda parte se inició con un disparo de Aitor García a las manos de Femenías que anunciaba mayor brío rojiblanco, con mención especial para un balón de Pedro Díaz a espalda de Lucas en el que Bogdan mostró que lo de atacar sigue sin ser lo suyo.

En el lateral del área, con todo el tiempo para elegir, centro a la nada. Oportunidad desperdiciada. El partido continuó jugándose a lo que quiso el Oviedo. Los siguientes minutos fueron para ver al Sporting menguar y al Oviedo, atreverse. Los de Ziganda probaron desde fuera del área con disparos de Borja y Sangalli y empezaron a crecer con balón. Y con los azules emergiendo, Gallego retiró del campo a Javi Fuego y Bogdan para dar entrada a Gragera y Guille Rosas. Menos trabajo, más talento al verde. Funcionó para encontrar las dos acciones más claras del segundo acto. Con laterales y extremos pegados a la cal, los rojiblancos buscaron estirar las líneas de un Oviedo compacto y ordenado. No alcanzó.

Aitor tuvo el empate. Pedro Díaz lanzó un paso envenenado desde la derecha repelido por el centro de la zaga azul. El rechace le cayó otra vez al de Gibraleón. Perfilado a la izquierda, un caramelo para darle comba con la derecha. Con Femenías adelantado al primer palo y superado, Arribas, impecable todo el partido, se ganó el sobresaliente.

Levantó la pierna derecha para despejar, en el aire, un balón que amenazaba con irse para adentro. Saque de esquina y la siguiente de los de Gallego. El envío lo cabeceó Valiente, limpio, casi sin oposición. Balón arriba. Frustración local. Al Sporting se le acababa el tiempo, el Oviedo contrarrestaba la apuesta de Guille retirando a Borja y defendiendo el costado izquierdo con doble lateral: Lucas y Christian Fernández. Jaque mate.

Centros laterales del Sporting. Blindaje del Oviedo. Con Pedro Díaz liderando la búsqueda del empate y Pablo Pérez haciéndose gigante para cazar remates, los rojiblancos se encomendaron al camino más corto, al de toda la vida. El 22 rojiblanco inquietó primero con el pie y después, con un cabezazo despejado por Femenías. Ahí, con cuatro minutos de prolongación escasos para los locales, eternos para los visitantes, murió el partido. El que acabó con Diegui manteado por sus compañeros y después, con los azules aplaudiendo a la zona visitante, vacía, pero importaba el gesto. Los rojiblancos, caras bajas. El sportinguismo, echando humo por la incapacidad de enmienda. El Oviedo sigue imponiendo la ley del derbi.

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