Ramírez y Cervera, "guardiolismo" y "cholismo" a la asturiana; dos estilos antagónicos

El entrenador del Sporting prefiere "tener el dominio a través del balón" y el del Oviedo se siente "más cómodo sin balón si controlo al rival"

Por la izquierda, Álvaro Cervera, entrenador del Oviedo y Miguel Ángel Ramírez, entrenador del Sporting

Por la izquierda, Álvaro Cervera, entrenador del Oviedo y Miguel Ángel Ramírez, entrenador del Sporting

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

A los entrenadores del derbi asturiano les separan más cosas que la rivalidad histórica de los dos clubes a los que representan. Miguel Ángel Ramírez y Álvaro Cervera simbolizan también dos formas de entender el fútbol prácticamente antagónicas. El entrenador del Sporting prefiere "tener el control del juego a través del balón". El del Oviedo se siente "muchas veces cómodo sin balón si tengo el control del rival". El rojiblanco está más cerca del estilo Guardiola y el azul ve a Simeone como un referente. El ganador de la Copa Sudamericana, frente al líder del doble ascenso del Cádiz en busca de la mejor estrategia para hacerse con el partido más importante de Asturias.

Han seguido caminos muy diferentes hasta encontrarse en el derbi. Álvaro Cervera Díaz (Malabo, Guinea Ecuatorial, 1957) fue cocinero antes que fraile. Exfutbolista internacional, jugó en Racing de Santander, Mallorca y Valencia, entre otros equipos, antes de optar por dedicarse al mundo de los banquillos. Así conoció los secretos del juego, ahí fue formando la filosofía que después le ha devuelto a Primera División como entrenador del Racing y el Cádiz. Del verde a la pizarra de la manera más tradicional. Ser exfutbolista y convertirse después en entrenador sigue siendo aún un ejemplo habitual en el mundillo. No hay persona en el fútbol español que no le conozca. Ramírez llegó por la ruta más opuesta posible

Miguel Ángel Ramírez Medina (Las Palmas, 1984) pasó de un trabajo para toda la vida, a la inestabilidad permanente del fútbol por pura vocación. Profesor de Educación Física en un buen colegio de su ciudad natal, entrenó en la cantera de la UD Las Palmas y fue fichado por la Academia Aspire de Qatar, el laboratorio del fútbol vanguardista. Allí inició, de la mano de Roberto Olabe, su escalada para convertirse en el primer entrenador español en ganar un trofeo de la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol). De ahí a la MLS para vivir en Gijón su primera experiencia en el fútbol profesional español.

Si Miguel Ángel Ramírez puede dedicar más de media entrevista a explicar cómo sus equipos buscan superar líneas rivales aprovechando los espacios que cede el contrario con o sin balón, Álvaro Cervera es capaz de hablar de quitar un delantero porque le preocupa que le están generando más de la cuenta en defensa en un momento en el que su equipo encadena cinco victorias consecutivas. Fútbol.

Son distintos hasta en la forma de comunicar. Miguel Ángel Ramírez argumenta sin mirar el reloj ni evitar tecnicismos. Dos aspectos peligrosos ante la amenaza del afilado titular. Cervera es de cortita y al pie, sin rodeos. Va directo hacia la respuesta o para solventar sobre lo que se le pregunta. Casi verbalizan sus dos maneras de llevar el fútbol al verde. De quien da valor a la estética y el cuidado del contenido para dar potencia al mensaje, a quien prioriza la sencillez para evitar cualquier resquicio a la duda o evitar algún malentendido. Los dos, tan diferentes, también tienen en común cosas.

Tanto Miguel Ángel Ramírez como Álvaro Cervera ponen al equipo por delante de los nombres propios. El del Sporting intenta huir de todo aquello que singularice el éxito o el triunfo en una sola persona. El del Oviedo ha sido impasible ante el ruido de las ausencias en el once del talentoso Borja Sánchez: "Echadme la culpa a mí, creo más en el equipo que en las individualidades". Duelo de estilos, una batalla paralela a la del apasionado derbi.

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