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Fondo Norte

La noche cae sobre un Sporting perdido

Deplorable partido de los rojiblancos, humillados de principio a fin por una imponente Real Sociedad

El Sporting ahonda en su mala racha. Un partido deplorable ante la Real Sociedad hace sonar las alarmas rojiblancas porque el equipo dio una imagen no pobre, sino penosa ante una Real Sociedad que sigue su marcha triunfal con una pequeña exhibición en el Anfield del Piles, donde en la temporada pasada cayó por un contundente cinco a uno. De aquella goleada a esta victoria donostiarra ha pasado un mundo. El Sporting marcó un buen gol por medio de Cop y con él cerró la lista de oportunidades de una tarde deplorable. Las primeras broncas han aparecido en las bondadosas gradas del campo gijonés.

El equipo va a menos en cada partido, damas y caballeros, señoras y señores diputados. En los tres primeros minutos de ayer los vascos completaron tres llegadas por las bandas en un aviso claro de lo que iba a pasar. El equipo local apenas tocaba el balón dado su desorden, su falta de intensidad para presionar a los rivales y sus continuas pérdidas de los pocos balones a los que llegaba. Las bandas fueron un coladero porque los dos centrocampistas de esas zonas, Moi Gómez y Víctor Rodríguez, no se dignaban bajar a echar una mano a Douglas y a Canella. Por la banda del primero llegó el preciso centro que provocó el primer gol realista, facilitado por un perfecto cabezazo de Íñigo Martínez que Cuéllar desvió al palo.

El empate con el que se alcanzó el descanso llegó en la corta fase en la que el Sporting apretó algo más, facilitadas las cosas porque la Real debió de ver muy clara su superioridad. Douglas cruzó un balón con su pierna izquierda, Moi Gómez hizo una dejada que Cop, al borde del área, aprovechó para largar un remate raso al que no llegó Rulli. El empate reabrió la esperanza en las gradas ante la segunda parte.

Pero en el segundo acto el equipo rojiblanco se vino abajo de forma estrepitosa. Los vascos se marcharon en el marcador con dos goles que marcaban la tendencia del partido, el segundo en un saque lejano de falta del internacional Íñigo Martínez. Quedaba más de media hora de juego, pero ahí ya no había ninguna esperanza rojiblanca. Es más, los realistas no se fueron con una victoria de escándalo porque fallaron varias llegadas en solitario ante Cuéllar.

"Ha sido el peor partido desde que soy entrenador del Sporting", confesó luego el gran timonel, que ha devenido en pequeño grumete según algún malvado escondido en las masas madrileñas, criterio al que se van sumando bastantes espectadores que mostraban su decepción al abandonar el campo. Una mala colocación general de los jugadores, unos cambios erráticos (lo de terminar con tres delanteros centros no se ha visto desde los tiempos de Balmanyá y lo de Burgui fue de aurora boreal) y una sensación de que el equipo se ha quedado sin vida componen un panorama más que preocupante. Un repaso al calendario inmediato provoca escalofríos a una afición que empieza a perder la paciencia. Son demasiados partidos sin ganar y son demasiadas tardes dando una imagen deplorable. La inexorable ley del fútbol avanza. La noche ha caído sobre un Sporting perdido. Próxima parada, Capuchinos.

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