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Fondo Norte

Muchos agujeros siguen aún sin tapar

Una absurda cantada de Cuéllar abrió la derrota que mantiene al Sporting en los puestos de descenso

El Sporting sigue donde estaba, es decir, en la zona de descenso. Ni la sangría interna que sufre el Valencia ni la dolorosa derrota sufrida por el Deportivo de La Coruña en el Bernabéu han dado pie a los rojiblancos para salir de la zona de condenación. Una derrota ante el Espanyol, fraguada en errores individuales, el de Cuéllar clamoroso, deja a los del gran timonel, al que algún malvado escondido entre las masas madrileñas ha degradado a pequeño grumete, entre el trío de cola.

No parece que la calavera que luce Abelardo en la cazadora que sacó en Cornellá-El Prat tenga ningún significado relacionado con la marcha del equipo. El primer tiempo del Sporting no fue gran cosa, pero sirvió para sujetar a un Espanyol enrachado que lleva medio siglo sin perder y otro tanto sin encajar un gol. Un remate cercano al poste y algún intento de Caicedo fueron las ocasiones en las que los blanquiazules de Quique Sánchez Flores dieron la impresión de poder doblegar al Sporting. Un tirazo de Cop, bien desviado por el solvente Diego López, fue la gran ocasión de un Sporting que no deslumbraba, pero al que tampoco se le veía muy inferior al rival. El cero a cero del descanso anunciaba un resultado aceptable para los intereses rojiblancos, porque el empate sacaba al equipo del pozo.

El empate llegaría si no se cometían errores. En seguida se alejó con el consabido gol en saque de falta o de esquina. Una cantada de Cuéllar en una salida ante Caicedo a poco de la reanudación ponía al Espanyol en ventaja. El Sporting le había abierto un agujero al rival, que entró por él con toda comodidad. Otro agujero de este Sporting incapaz de encadenar dos resultados favorables consecutivos. Cuando no es una cosa, es otra, pero siempre tiene que pasar algo.

El Espanyol aplicó el manual del otro fútbol: pérdidas de tiempo, caídas de jugadores que pedían ser atendidos, retrasos en los saques de banda y demás acciones del maestro Triquiñuelas de los Hermanos Marx. Poco después, otro regalo que despejó el balón contra el cuerpo de Caicedo, con rebote a la red, terminó en nada porque el delantero usó los brazos para evitar el balonazo y el árbitro vio la infracción. Este chico, Cuéllar, haría bien en usar alguna tarde para acudir a Mareo y practicar el juego con los pies, pero no caerá esa breva porque no se le nota afán de autocrítica. Éste es de los que no tiene que demostrar nada a nadie, y así le va al balance rojiblanco.

El Espanyol se echó atrás sin disimulo, Abelardo recurrió a Viguera y a Burgui, pero el Sporting no creó peligro en un amplio tramo de la segunda parte. Los locales pillaron el contragolpe de la confirmación de la victoria ya muy tarde, como muy tarde llegó el nuevo golazo de Cop, en libre directo calcado al de Málaga, que terminaba con la larga imbatibilidad del solvente Diego López, pero que no servía de nada a este necesitado Sporting lleno de agujeros.

Pese a todo, siempre las buenas costumbres; si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio cuántos plantones llevan los jugadores rojiblancos a las peñas en lo que va de temporada y cuántos hubo años atrás? Próxima parada, Capuchinos.

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