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Los guajes nacen donde les da la gana

Carmona se ha ganado estas seis temporadas ser un canterano más por sus regates, goles y esfuerzo

Era inevitable. Este final de Liga nos trae recuerdos cercanos de otros partidos, de otros rivales y de otros ascensos. La alargada sombra del Granada 74 se paseó por El Molinón y todos esperábamos un final similar. Entonces un menos conocido Mateu Lahoz había expulsado a Míchel (otra vez) y el gol salvador vino de la cabeza de Mate Bilic en los momentos finales. El domingo la decisión arbitral controvertida se produjo en forma de penalti en contra pitado a Jony y el gol salvador se lo debemos a la rapidez de Jony en un saque de banda (ya decía Benito Floro aquello de la importancia del saque de banda en el juego ofensivo), el buen centro de Canella, la porfía en el salto de Pablo Pérez y la aparición en el área de Carlos Carmona.

Era cuestión de justicia poética que el gol lo anotara el que más lo buscó y el que mejor supo entender que en el tramo decisivo tanto como lo futbolístico, juega lo emocional. Carmona demostró que no hay que nacer en la calle Juan Alvargonzález, dar tus primeras patadas a un balón en la pista del colegio Elisburu o que te lleven a Mareo en cadetes para ser un "guaje". Él lo es porque lleva años ganándoselo a base de regates, goles y esfuerzo. La ovación del público cuando fue sustituido por Baraja (el entrenador también sabe muy bien que de aquí a final de temporada lo sentimental va a jugar un papel fundamental) fue emocionante, como lo fue también la celebración de Lora casi invadiendo el campo tras el gol, o invadiéndolo definitivamente cuando el árbitro decretó el pitido final y corrió a abrazarse primero con el capitán en el campo, Canella, y después con el resto de sus compañeros. Lora es un guaje de Móstoles que demuestra lo importante que va a ser en estos cinco partidos la labor de todos los integrantes de la plantilla del Sporting al margen de los minutos que les toquen disputar. Otro ejemplo claro lo tenemos en la figura de Álex López, un jugador del que no es que nos hubiéramos olvidado, es que casi no nos lo habían presentado, pero que en los escasos diez minutos que participó demostró que puede ser un jugador importante en lo que resta de una temporada en la que el sueño es un ascenso a Primera División, una categoría que el próximo curso será un poco menos ya que no estarán ni Xabi Prieto ni Andrés Iniesta. El balón será un poco menos feliz porque pocos lo tratan tan bien como ellos.

Pero para que ese final se produzca aún tienen que suceder muchas cosas en este trío de cabeza que forman Rayo, Huesca y Sporting. La próxima jornada será de esas que los tres entrenadores tendrán marcadas en la pizarra como una en la que ven factible el pinchazo de sus rivales. El Huesca visita a un equipo que se juega el descenso, un Córdoba que ha sumado muchos puntos desde la llegada de Sandoval, mientras que Rayo y Sporting visitan a equipos cuya lucha es un puesto de promoción como son Zaragoza y Granada.

La suspicacia entre los aficionados rojiblancos viene dada por las recientes declaraciones de Tebas en las que deseaba el ascenso de los equipos aragoneses. Es curiosa la vara de medir que empleamos los aficionados y, en este caso, los profesionales: el mismo Tebas al que escandalizaban las palabras de Marcelino cuando era entrenador de Villarreal y manifestó su deseo de que se salvara el Sporting, no duda en mostrar públicamente su lógico deseo de que los equipos de su tierra celebren el ascenso, y los aficionados del Sporting que acogen con todo tipo de suspicacias las palabras del máximo dirigente de la Liga son los mismos que consideraban como normales las palabras del técnico de Careñes antes de la visita de su equipo al Molinón. Como nunca escribió Miguel de Cervantes: "Cosas veredes, amigo Sancho".

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