Opinión
José Manuel Ponte
Cuando se juega por fuera
La evolución del lenguaje en el fútbol
El gran aliciente de la temporada que sigue a un campeonato del mundo de fútbol es constatar si las enseñanzas adquiridas a nivel táctico tienen aplicación en los respectivos torneos nacionales. A veces ocurre que un modelo determinado tiene una vigencia de años y en otras se convierte pronto en una moda pasajera. La primera revolución estratégica para dotar al juego de un cierto orden se debe al inglés Herbert Chapman, que impuso en la pizarra la famosa WM (1 portero,3 defensas, 2 medios, 2 interiores y 3 delanteros). En España introdujo ese esquema don Benito Díaz, también conocido como el "tío Benito", que fue entrenador de la Real Sociedad, del Girondins de Burdeos, y de la Selección Española a la que dirigió en los campeonatos del mundo de Brasil en 1950, clasificándola en cuarto lugar. Don Benito, que como jugador se desempeñaba como delantero, como entrenador era mucho más prudente ( ahora diríamos "amarrategui") y modificó ligeramente el dibujo de Chapman haciéndolo más defensivo. Hasta el punto de que la crítica deportiva calificó la táctica de " cerrojo", una variante de lo que años más tarde otro entrenador vasco, Maguregui, popularizó como "poner el autobús" delante de la portería propia para cerrar los caminos del equipo oponente hacia el gol. La WM reinó durante años hasta que en 1953 la selección nacional e Hungría, que capitaneaba el legendario Ferenc Puskas, destrozó a la selección inglesa en el estadio de Wembley por 6 goles a 3. En aquella memorable ocasión, los húngaros situaron a Hidegkuti de falso delantero centro, descolocaron a los defensas ingleses que no sabían a quién marcar, y acabaron siendo bailados por un equipo cuyos integrantes, maniobras tácticas aparte, exhibieron un exquisito dominio del balón. La selección de la Hungría comunista estaba llamada a ser campeona del mundo , dada su incontestable superioridad, pero acabó siendo derrotada por Alemania en la final de 1954. Después de eso vino la revolución húngara contra las tropas soviéticas de ocupación, y la huida al extranjero de las principales estrellas de aquella escuadra fabulosa. Y ya más cerca en el tiempo, el reinado de Brasil que utilizó el 4-2-4 como esquema más adaptable a su fútbol artístico, el "fútbol total" de Holanda, que acabó perdiendo, también contra Alemania, un mundial que daba por ganado de antemano. Hasta llegar al "tiki-taka" español que, con un equipo de bajitos y sin delantero centro específico, supo ganar un Mundial y dos Eurocopas. Del último Mundial no sabemos qué enseñanzas perdurarán salvo que para ganarlo hay que estar en muy buena forma física, defender por todo el campo, y estar muy atentos en los saques de esquina y de falta cerca del área grande. Por lo que voy oyendo y leyendo a los periodistas deportivos lo importante ahora es saber cuándo hay que jugar "por fuera" y "por dentro". Imagino que "por fuera" se refiere a lo que antes se decía de "jugar por las bandas" o "por los extremos". Y "por dentro" equivaldrá a "jugar por el centro del campo" que es por donde antaño jugaban los llamados "centrocampistas", que normalmente eran aludidos como "medios" e "interiores" hasta que a alguien se le ocurrió denominarlos "pivotes". En fin, un lío.
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