La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

Dueño de sí mismo

Al club rojiblanco le queda recuperar Mareo para que todo vuelva a la normalidad

Ya hace un tiempo que el Sporting dejó de andar por el filo de la navaja. Pero será este año cuando el club cierre definitivamente ese capítulo de su historia en el que, como Lou Reed, estuvo caminando por el lado salvaje. Salvada la concursal -sólo resta un mero trámite del juzgado mercantil- el club pagará la última gran deuda que arrastraba y recuperará ya con todas las de la ley la propiedad de sus marcas. El pago al Ayuntamiento de casi un millón de euros por los logos que vendió en su día a la ciudad -en lo que no fue más que un préstamo encubierto a fondo perdido con dinero público imitando lo que se hizo (mal) en media España- permitirá al Sporting volver a ser dueño de sí mismo, sin control judicial ni deudas. Eso sí, a la entidad le queda la tarea de dar marcha atrás a aquella operación que comenzó con el célebre "¡véndovos Mareo!" para que todo vuelva a la normalidad.

Ahora está por ver cómo el club gestiona su total independencia, si como un irresponsable adolescente en su primer año fuera de casa, o como un paisano con canas en ciertas zonas. De momento, y después de tantos ahogos, prohibiciones para fichar por no pagar sus deudas..., el consejo rojiblanco (Javier Fernández) parece tener amarrado ese espíritu indomable que llevaba al club -sobre todo desde que se convirtió en sociedad anónima- a fundir todo el dinero que se le ponía por delante como si no hubiera mañana. Aunque en esto también ha tenido mucho que ver el control financiero impuesto por la Liga -hay cosas que Tebas hace bien- a los clubes para acabar con los desmanes que se cometieron en los 90 y que muchos equipos siguen arrastrando.

Con las cuentas saneadas, ahora las únicas preocupaciones del Sporting son de índole deportiva. Y en este punto nadie tiene dudas ni se atreve a regatear sobre cuál es el objetivo. Por muchas cosas, todas ampliamente conocidas, el Sporting tiene la obligación de estar peleando por el ascenso hasta el último día. Lo visto hasta ahora no invita al optimismo, pero la travesía en Segunda es muy larga y en ella siempre se producen muchísimas sorpresas.

Así que no hay que descartar que con el próximo verano a las puertas el Sporting vuelva a ser equipo de Primera. Libre de cargas, en la mejor Liga del mundo y con una masa social envidiable, el Sporting sería un buen objetivo para inversores ávidos. Pero ahora que el club vuelve a ser dueño de sí mismo no sería extraño que la propiedad no estuviera por la labor de vender el pisito del centro recién rehabilitado salvo una oferta tipo "El Padrino".

Compartir el artículo

stats