Se nos ha ido "Falo" Biempica. Se nos ha ido un trozo de Gijón, porque representaba en buena esencia el mejor sentir de nuestra ciudad, el más limpio y llano, siempre alejado de artificialidades, porque no le hacían falta.
Dada mi edad, no le vi jugar, pero el relato de familia me lo refleja como un jugador excelente: un interior de extraordinaria pegada, de poca envergadura, pero muy inteligente, con gran olfato goleador y magnífico compañero. Los datos están ahí. Nos cuentan de su incipiente debut en el Sporting y sus nueve temporadas con la camiseta rojiblanca, cuando vivió los vaivenes de la competición, entre ascensos y descensos.
Si bien no le conocí como futbolista, sí le disfruté como persona, son estrechas las relaciones personales entre padres y entre hijos, como sportinguista de corazón, siempre al lado de sus colores, y como gijonés del alma. Equipo y ciudad fueron siempre para él una sensibilidad especial. A ello añadió una manera de ser tan entrañable que le hacía cercano a todo el mundo. Era imposible no quererle. Su sonrisa era perenne. La repartía en cada gesto.
Se nos ha ido "Falo" Biempica, sportinguista, gijonés y extraordinaria persona.