Ha vuelto el fútbol de forma un tanto extraña, con la continuación en Vallecas de un encuentro aplazado en su día y terminado ahora aunque sin público en las gradas. Los nuevos tiempos. Sin ningún ambiente en el entorno pero no tan distinto en lo que al juego en sí por lo menos en este arranque. Luego, el Sevilla abrió el telón en Primera en un inconcebible duelo mudo contra er Beti. Allí, por fin un minuto de silencio duró los sesenta segundos correspondientes, en recuerdo de las víctimas de la pandemia y en sentido homenaje a su Capitán Maravillas, Marcelo Campanal. Toda una leyenda durante dieciséis años en una ciudad que tamiza mucho esa condición en todos los ámbitos. El Huracán de Avilés, aunque nacido en Gijón.

El Oviedo se quedó dolorosamente escaso de méritos ante la Ponferradina, y tiene que afrontar ahora tres bajas que ya no pudieron estar ante los bercianos y que dado el diagnóstico de su lesión amenazan su concurso en el medio plazo. Roturas musculares en los tres casos. Berjón y Nieto tienen demasiado peso en el equipo como para ser optimistas ante su ausencia. Ziganda ve mermado el potencial del equipo en este calendario comprimido que aguarda. Y también sin la siempre fiel afición en la grada. Va a ser el momento de que algunos den ese paso al frente que se les espera.

Tampoco el Sporting estuvo muy allá en el desangelado Riazor. Salida prometedora para dejarse ir conforme avanzaba el partido y estar en el alambre varias veces. Djukic solo optó por renovar la alineación inicial con dos cambios y medio (el tercero al filo del minuto 90), cuestión para estudio de entendidos. Murilo y Álvaro son las luces en ataque y Nacho Méndez una incógnita por su rol en el banquillo.

Y ya estamos en la siguiente jornada.