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Pablo González

EN TERRITORIO COMANCHE

Pablo González

Mariño, el gol y el dinero

Gol y dinero. Lo uno lleva a lo otro, y sin uno no existiría el otro. Tener gol cuesta mucho. Y cada vez más. Tanto es así que la Segunda española se ha convertido en el caladero en el que equipos de primera línea pescan olfato goleador. Uno de los casos más recientes es el de Jaime Mata, "Pichichi" en Segunda hace dos años para poco después acabar siendo internacional. Y el último, el de Darwin Núñez. El delantero uruguayo ha dejado el Almería tras marcar 16 goles y obligar al Benfica a pagar 24 millones por su traspaso, el más alto en la historia de la categoría. Por parte de ese dinero espera media Segunda. A la cola se ha puesto el Sporting, al que le hacen falta por lo menos 4 millones para cuadrar su presupuesto. Uno de los productos rojiblancos que podría interesar al jeque del Almería es Mariño. El "Santo" del Sporting es uno a los que el club ha puesto el cartel de "se traspasa". Tiene una cláusula de 7 millones y el Almería busca un portero de garantías para subir a Primera. A pesar de que Mariño ha sido de lo mejorcito del equipo en las últimas temporadas, si a alguien se le ocurriera pagar ese dinero por el portero vigués no faltarían voluntarios para convertirse en costaleros y llevarle a hombros hasta su nuevo destino. Y al que cierre esa operación habría que ponerle su nombre a una calle o, al menos, un monolito en alguna zona ajardinada aunque en algunos sectores el gesto produjese ronchas, arcadas de espuma y ataques de ira. ¿No lo merecería por facturar a un portero por 7 millones en el fútbol del covid? Por ilusiones que no quede. Pero lo que le hace falta al Sporting son goles que den puntos y cumplir de una vez con su objetivo, que ya es hora.

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