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Pasar a la acción en la nueva cordialidad

Primer derbi en la nueva cordialidad. Ha tenido que llegar un virus y redimensionarlo todo para que Oviedo y Sporting pusieran fin a la jaimitada institucional. Nunca es tarde para el sentido común. No debe ser casualidad que Joaquín y César hayan sido las caras de la reconciliación, dos históricos de cada bando, nacidos aquí, que saben de qué va esto y que han mamado la rivalidad añeja que la mayoría quiere. Mayoría silenciosa, pero mayoría.

Ahí está la primera victoria común de un derbi que llega pronto, encajado concienzudamente en fechas libres para enseñarse a España. El 'covidonguismo'. El fútbol. Asturias está de moda.

El Sporting, líder todopoderoso, llega en racha. Como al de junio, que también llegó en racha. Y tal.

El Oviedo es uno de los seis equipos de Segunda que aún no ha ganado. Llega con cierta urgencia de victoria. Un poco como al de junio. Y tal.

Está claro el favorito.

Anda la tropa azul algo descolocada, eso sí. Porque al Oviedo 2.0 de Arnau, capaz de parir a dos equipos en lo que dura un embarazo, covid mediante, se le ve trabajado y pinta bastante Cuco. Pero no acaba de rematar. Y, como en una relación, sin remate (que se lo pregunten a Djuka, por ejemplo) es muy difícil consolidar el amor. Porque se empieza celebrando sensaciones y se acaba celebrando permanencias. Y no. Otra vez no.

Así que nada mejor que Gustavo Blanco Leschuk para consagrar hoy la relación. Y nada mejor que un derbi para dejar atrás los preliminares y pasar a la acción. Seguir creciendo en el césped y empezar a dar pasos en la clasificación. El Oviedo sabe el camino. Será por derbis.

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