La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

José Luis Salinas

PATADÓN A LA ERÍA

José Luis Salinas

Empiezan las finales

Al final, pasó lo contrario de lo que se supone que debería de haber ocurrido. Ganar el derbi, se suponía, que debería de haberle dado a este Real Oviedo un impulso, un plus de confianza y de autoestima que le diera para, como mínimo, competir con cierta soltura. Pero no. Lo paradójico es que el efecto ha sido el contrario. Es lo que tiene renunciar a meter calidad en el equipo, como ocurrió en Leganés.

Al Oviedo le cuesta un mundo llegar a la portería contraria. Y, aún le cuesta más, dar ese último pase, y, más aún todavía, tirar a puerta. Y así es imposible. Sin querer tirar a puerta no se ganan partidos. Sigan la cadena. Sin tirar a puerta no hay goles, y sin goles no hay? Terminen ustedes mismos la frase.

El caso es que en ataque el Oviedo va desinflándose según pasan las jornadas desde el espejismo aquel de Cartagena, en el que ni siquiera fue capaz de acertar de cara a gol. Por mala suerte, probablemente. Pero no lo hizo. Un partido, por cierto, contra los murcianos, del que muchos quisieron ver oro donde solo había pirita.

Y la defensa, baluarte sobre el que el año pasado se erigió el proyecto de Ziganda en el Real Oviedo y que nos permitió salvar la categoría cuando el desahucio parecía consumado, comienza a dar síntomas de clara debilidad. El muro se resquebraja y cada vez tiene más fugas de agua. Urge taponarlas. O eso o estamos condenados al desastre que se evitó el año pasado. Tentar a la suerte por segundo año consecutivo es como estar jugando constantemente a la ruleta rusa.

Lo dramático de este Oviedo es que estamos encarando la jornada ocho de esta Liga tan rara y el Oviedo ya está pensando en finales. Y esta semana es clave tanto para el futuro del propio equipo como para el de Ziganda. El navarro tiene aún crédito heredado, fue el que salvó al equipo de la quema, pero el préstamo no es eterno. Más después de intentar cambiarlo todo en Leganés para que, al final, no cambiara nada.

Aún así, el Cuco tiene confianza, porque se la ha ganado, pero el equipo tiene que espabilar de una vez. Pero hay que ganar ya. Urge.

Compartir el artículo

stats