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Protocolo del fútbol no profesional y responsabilidad

Protocolo del fútbol no profesional y responsabilidad

La circular 28 de la Real Federación Española de Fútbol fija la normativa actualizada del protocolo de actuación para la vuelta a las competiciones oficiales de ámbito estatal y carácter no profesional para la temporada 2020/2021.

En su apartado 5 se refiere al principio de “autorresponsabilidad” y “voluntariedad”, estableciendo que “la responsabilidad de cada uno de los participantes, en el desarrollo de la competición de fútbol y fútbol sala es individual, siendo el deber de la RFEF la supervisión de su cumplimiento y es responsabilidad de los clubs y futbolistas/entrenadores, árbitros etc. su ejecución y cumplimiento”.

Más adelante se afirma que “en el deporte de competición la distancia mínima social no se da, ni puede darse y esto implica un riesgo de contagio mayor que es asumido voluntaria y libremente por los participantes en la competición. Todos los jugadores, entrenadores, árbitros, asistentes, auxiliares, empleados de los clubs en contacto directo con los jugadores conocen, aceptan y son plenamente conscientes que la práctica del fútbol o fútbol sala federado implica un riesgo mucho mayor de contagio que las actividades sociales habituales y además, conocen, aceptan y asumen de manera voluntaria y libre que las posibilidades de contagio son mucho mayores precisamente por las características peculiares del deporte de competición y en este caso del fútbol y el fútbol sala”. Más adelante se insiste en el riesgo mayor de contagio.

Leído lo anterior, no hay duda que, al menos, sorprendido uno se queda ya que la RFEF viene a decir que “ te obligo jugar, te lo organizo, pero ya sabes que tienes un riesgo de contagiarte muy importante porque la distancia social no se da y allá tú si te contagias”.

Entiendo que las autoridades competentes no pueden dar de paso tal protocolo ya que se parte de un hecho que es de obligado cumplimiento para todos los ciudadanos, en todas las disposiciones que se aprueban, y que no es otro que guardar la distancia mínima social la cual según la RFEF no se da ni puede darse.

Pero es que en el delirio de tener un protocolo y jugar a ser fútbol profesional, la RFEF, después de establecer que organiza la competición, aunque no se guarde la distancia mínima social, obliga a los clubes a participar y tener a todos los futbolistas sanos ya que si no se puede jugar un partido por tener jugadores afectados por el coronavirus, se le da el partido por perdido, pudiendo llegar el caso de expulsarlo de la competición con las consecuencias de descenso e imposibilidad de ascender.

Las condiciones de los jugadores, entrenadores, árbitros, directivos de los clubes no profesionales, sobre todo en tercera división, no son las mismas que las de los profesionales ya que tienen una ocupación laboral o de estudios principal que compaginan con el fútbol y, lógicamente, no pueden arriesgar su salud realizando una actividad en la que según su organizador, RFEF, no se da ni puede darse la distancia mínima social.

Por ello es entendible que haya clubes aficionados que no quieran exponer a sus jugadores al contagio ya que tienen un puesto de trabajo, una familia y ello puede conllevar una alteración muy grave en su realidad diaria.

Hay clubes, pertenecientes a la Tercera División de Fútbol Sala de Asturias, que tienen intención de no iniciar la competición al igual que otros clubs de fuera de Asturias.

Como suele ocurrir, en estos casos, desde los ámbitos federativos se apuntan las consecuencias sancionadoras contra tales actitudes, olvidándose, tales ámbitos federativos, que los clubs lo único que hacen es velar por la salud de sus jugadores y tal acción ni es dolosa ni negligente y más partiendo de que la propia RFEF reconoce que la distancia mínima social no se da ni puede darse, conllevando ello un riesgo de contagio mayor.

Una pregunta: ¿Tal protocolo de la RFEF puede ser considerado un atentado contra la salud pública al organizar una actividad en la que la propia RFEF reconoce que no da ni se puede dar la distancia mínima social?.

Estas son las reflexiones de un abogado de pueblo, Vegadeo, sin acritud.

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