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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

Tebas y el endeudamiento de los clubes por el covid: "¿Para qué sirve un oso?"

Tebas, presidente de la Liga

Lo dicen los números: los dos grandes del “fúrgol” asturiano son de los equipos que menos fichan de la categoría. Realmente, y dejando al margen esta temporada, parece todo lo contrario. Y es que, salvo que la memoria ya patine, cada verano y cada ventana invernal se convierten en una pasarela cual cinta de maletas de aeropuerto por la que llegan y se van futbolistas como fardos.

Es lo que hay y a lo que se ha acostumbrado el personal. No hay equipo que no tenga su verano con culebrón de entradas y salidas. El fútbol de los ricos es (era) así. Había que desplazar jugadores de un lado a otro para que el dinero se moviera con ellos.

Y cuanto mayor era la rapidez con la que el dinero cambiaba de paraíso fiscal, mayor era la sensación de que la pasta que circulaba era infinita. Pero llegó el virus y mandó parar. El género ha seguido cambiando de manos, pero a otras velocidades. Tebas se ha hecho el sueco para que la máquina siga funcionando. Saltándose varios de sus mandamientos económicos, esos que parecían, como las tablas de Moisés, grabados a fuego en la piedra, la Liga está permitiendo a los clubes volver a vivir por encima de sus posibilidades.

En un futuro no muy lejano se conocerán las consecuencias. En los años anteriores a 2008, los bancos traspasaron sus propias líneas rojas y ya se sabe cómo acabó aquello. Pero Tebas promete que está todo atado y bien atado. De no ser así, ¿con qué van a fichar los directores deportivos? Y si no fichan, ¿para qué sirve un oso?

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